Moncayo, llegó a la histórica Plaza de Bolívar acompañado de su hermano
Carlos, pero por disposiciones administrativas no pudo permanecer en ese sitio y fue llevado a una iglesia cercana en el centro de Bogotá, donde permanecerá en vigilia por al menos una semana.
"Estoy haciendo el mismo trabajo y pidiendo por la liberación de los secuestrados. Hoy exigiéndole ese derecho al Gobierno", dijo tras la larga marcha.
Ante decenas de personas, el caminante se crucificó simbólicamente como un método de llamar la atención para solicitarle al presidente,
Álvaro Uribe, que autorice la gestión de la senadora
Piedad Córdoba para la liberación de su hijo, la cual fue anunciada por el grupo guerrillero desde abril del año el curso.
"Ahora el problema no es de la guerrilla sino del Gobierno", dijo el caminante. Además del cabo, las FARC anunciaron la entrega de otro secuestrado y el cadáver de un capitán de la Policía que murió en cautiverio.
"Que los secuestrados vuelvan a la libertad, lograr que los colombianos podamos vivir en una forma diferente y que no haya esa zozobra del secuestro", añadió
Moncayo, a quien los médicos que lo observaron tras su larga caminata le recomendaron permanecer en calma por unos días.
El cabo
Pablo Emilio fue secuestrado el 21 de diciembre de 1997 en un puesto de comunicaciones del Ejército ubicado en una zona montañosa al suroeste del país.
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