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Una de prostitución

lunes 07 de septiembre de 2009, 09:43h
En periodismo han existido siempre las “serpientes de verano”. Acabándose el estío de 2009 reaparece en todos los informativos el debate sobre la prostitución callejera. Una serpiente de verano que desaparecerá pronto de la actualidad sin que se haya tomado ninguna decisión. Ya aclaro que estoy a favor de legalizar la prostitución para que pueda ejercerse libremente, sanitariamente correcta y fiscalmente regulada. No sólo para cobrar impuestos, sino para que quienes trabajen en ella gocen de protección social. La prostitución no va a desaparecer nunca, por eso abogo por regularla para que no siga siendo un importantísimo factor de degradación humana y de ruina urbana.

Que se lo pregunten en Madrid a los vecinos y comerciantes de Montera, Cruz, Gran Vía, Caballero de Gracia, etc. Unas fotografías tomadas en Barcelona han desatado en esa ciudad una redada contra las prostitutas. No servirá para nada. Al hilo de esa actuación, en Madrid se vuelve a hablar de prohibirlas en las calles o autorizarlas en burdeles. Tampoco saldrá ninguna medida efectiva de ese debate. El actual ayuntamiento ha fracasado estrepitosamente en cuantos programas y medidas contra la prostitución ha emprendido. Hay más putas y en más sitios. Claro que, desde la oposición municipal, siempre se critica cualquier actuación porque, según dicen, atenta contra la dignidad de las mujeres. Por lo visto es mucho más digno enseñar las tetas a diez bajo cero en la Casa de Campo o enseñarlas a cuarenta grados frente a los cines Acteón.

Trabajando todavía para TVE asistí en dos días consecutivos a sendas ruedas de prensa de uno de los partidos políticos madrileños. Adivinen cual. En la primera prometieron apoyo incondicional a los comerciantes de Montera para erradicar la prostitución. En la segunda prometieron apoyo incondicional a las prostitutas ante el “acoso” policial que sufrían.

Volveremos a hablar de putas cuando otra meretriz sea asesinada, cuando los macarras vuelvan a pelearse en la vía pública por hacerse con la propiedad de una mujer. Y tampoco se tomará ninguna medida. Cuando las putas y los macarras llegan a un barrio se apoderan de él, se convierten en la autoridad de facto y ninguna autoridad hace nada. Como mucho las desplaza al barrio próximo. Aún siendo consciente de la inutilidad de este comentario, quiero pedir que se acabe ya con el imperio callejero de la prostitución, que se regule ya, que se persiga a los chulos y explotadores y que las administraciones dejen de culparse mutuamente de la pasividad y se unan para que mejore este panorama.

Releyendo este texto, llego al convencimiento de que me ha dado demasiado sol este fin de semana.
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