A la espera de conexión

Los fines de semana, ya se sabe, suelen ser más parcos en noticias que los días laborables: hay que llenar los huecos, los vacíos. Quizá por eso, algunas televisiones encabezaban sus informativos estos días con imágenes, nada novedosas, de niños metiendo sus libros y lápices en la mochila de la ‘vuelta al cole’ (¿cuántas veces, por estas fechas, hemos visto las mismas cosas?). Otros hablaban y no paraban de esas curiosas declaraciones de la candidata conservadora portuguesa, Manuela Ferreira, hostil a la colonización del AVE español pasando por tierras portuguesas: nada nuevo tampoco eso de agitar el ya algo rancio nacionalismo luso contra el vecino, esa España de la que no se esperaba “nem bom vento, nem bom casamento”. Pero eso, doña Manuela, era antes, en los tiempos de Salazar.

Lo dicho: nada nuevo, nada excesivamente imaginativo en un fin de semana en el que –y eso sí me preocupa más— la única noticia verdaderamente novedosa, valga la redundancia, parecía ser el referéndum independista en Arenys de Munt. Bueno, no referéndum, sino consulta, mera encuesta, de acuerdo con las declaraciones este lunes, a votación pasada, del señor regidor de la villa catalana, que por cierto fue el primero en hablar de ‘referéndum’, aunque ahora lo haya olvidado, parece.

Lo que me desasosegó bastante, ahora que hablamos de los medios, fue que algunos de ellos, audiovisuales y oficiales, se tomasen la gansada de Arenys como si de de unas elecciones en Japón, o en Argentina, o en Andalucía, se tratase: “estamos a la espera de una conexión con Arenys de Munt para conocer cómo va la participación en el referéndum”, nos decía una jovencísima locutora, a quien alguien con poca sesera había encargado que presentase la algarada con esos tintes de trascendencia.

Y no. Estamos ya tan acostumbrados a mezclar lo frívolo con lo trascendente, a convertir lo interesante en importante –y rara vez coinciden, sin embargo--, es tan frecuente ver a cotillas del corazón debatiendo acerca de la sentencia del Constitucional sobre el Estatut, que pasa esto: hacemos un hito de lo de Arenys, que no es sino una trampa de marketing montada por un alcalde más fanático que astuto, respaldado en falso por un partido que busca notoriedad preelectoral y con un Govern incapaz de hacer cumplir leyes y normas y de imponer el cumplimiento del sentido común. Al menos, ya digo, en ciertos informativos oficiales u oficiosos de fin de semana. Confiemos en que todo quede en eso: en el vacío dominical de noticias.

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Blog: Cenáculos y mentideros