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¿Estamos locos o qué?

'Belén Esteban, ¿justicia o venganza?'

"Belén Esteban, ¿justicia o venganza?"

martes 15 de septiembre de 2009, 12:41h
He de reconocer que el tema de esta columna que empiezo a escribir ahora no me interesa demasiado. Pero en periodismo la actualidad manda y no siempre uno escribe de lo que le gusta.

Belén Esteban está consiguiendo en los últimos tiempos más titulares y atención mediática que el propio presidente del gobierno. Y esto da qué pensar. Y mucho. No seré yo la que critique a compañeros de profesión porque, no lo olvidemos, detrás de cualquier tipo de periodismo, sea cual sea su soporte, siempre hay un negocio. Y en un negocio las cuentas, mandan. No me gusta Gran Hermano pero lo cierto es que funciona (y de qué manera) Si yo tuviera un 1% de lectores del total que ven este programa, mi columna sería de las más leídas de este país. Así que, en términos de audiencia (televisiva y escrita), máximo respeto. La ética la dejaremos para tertulia de amigos o para otra columna, si procede.

La chica de San Blas se ha revelado como un producto más que rentable y, además, en alza. Cuando ella habla, el share sube como la espuma. Si además llora, se le acerca la cámara y de fondo suena una música tristona, el audímetro se sale. Es lo que gusta y, como el pueblo es soberano, si a éste lo que le gusta es esto, démosle pan para que se alimente. Nada que objetar. ¿Quién soy yo para dar clases de gustos, verdad? Cada uno tiene el suyo.

La semana pasada todas las televisiones sin excepción hablaron largo y tendido sobre la colaboradora de Sálvame, el programa que Tele 5 emite en su sobremesa. El defensor del menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, confesaba (muy a su pesar) en el programa de las mañanas de TVE que había pedido a la Fiscalía de menores que investigasen el caso de Belén Esteban y su continuada manera de hablar a los medios de su hija. Se armó la marimorena y la cadena de Fuencarral prácticamente utilizó el resto del día para darle cuerda al asunto. A río revuelto…

Tengo sentimientos encontrados con respecto a este tema. Por un lado me parece bastante aburrido el tema de la ex de Jesulín que lleva hablando de lo mismo diez años. Todo en ella es siempre previsible, gestos, maneras de hablar, frases, gritos, modulación de la voz…Pero desde mi libertad (que la ejerzo) cuando ella sale en la tele, cambio de canal. Me parece un coñazo de tía que, además tiene un tono de voz que me irrita. Paso, no me interesa nada su tema, aunque respeto, y mucho, los resultados a tenor de las cifras que cosecha.

Pero el tema del defensor del menor ya sí que me parece cosa grave. Que el señor Canalda haya ejercido su labor me parece encomiable, ahora bien, lo que me parece, cuando menos, sospechoso, es que ataque a esta mujer y sólo a ella. La vara de medir habrá de ser igual para todos. Y si hay que investigar a todos los famosos que utilizan a sus hijos que se preparen unos cuantos, empezando por la todopoderosa Baronesa Thyssen.

Me hace mucha gracia lo hipócritas que somos todos en este país, yo la primera. Todos vemos la 2 y nadie GH pero la cadena pública no suele pasar de un triste 7% de audiencia y Tele 5 rebasa casi siempre con autoridad el 18%. Y lo siento, pero las matemáticas es lo que tienen, no engañan.

A mí, realmente, lo que me parece, es que la mayoría de los periodistas, en un intento desesperado por quedar siempre como grandes eruditos e intelectuales, alabamos los programas culturales en detrimento de la llamada telebasura. Y olvidamos que queremos que nos vean, nos lean y nos sigan por derroteros que la gran masa no quiere ver, leer o escuchar. Este periódico en el que publico tiene una gran vocación política, pero las noticias rosas registran más visitas que un sesudo análisis político de cualquiera de nuestros colaboradores eruditos. Así estamos y si queremos sobrevivir a esto, tendremos que dar a los lectores lo que piden. No nos queda otra.

Es un ejercicio de responsabilidad desde los que hacemos noticias preguntarnos. ¿Si el pueblo lo que quiere es carnaza, por qué hemos de denostarlo? Ni somos los guardianes de la moral, ni de la ética ni mucho menos del gusto de los demás.

Si una mujer como Belén levanta pasiones, pues adelante. ¿No existe la libertad de expresión? ¿De elección? Si hay un objeto que represente la elección del pueblo, ése es el mando a distancia. Pues como en la transición, habla pueblo, habla. Y si nuestro país demuestra que, a mayor chabacanería, mayores índices de audiencia, pues asumámoslo y al que no le guste que apague la tele y lea un libro (recomendable)

Señor defensor del Menor, haga usted su trabajo. Pero hágalo bien y si va contra la muchacha de San Blas, adelante, pero detrás de ella va una lista interminable. No lo olvide. La justicia, ya que usted no lo es, tiene que ser ciega. Sinceramente, esto que ha pasado es ejercer una demagogia propia de mercadillo. Si lo que querían era dar ejemplo, han errado el tiro, han ido ustedes a por el eslabón más débil de la cadena.

Una sugerencia; si de verdad quieren proteger a los hijos de los famosos, prohíban por ley hablar en los medios de comunicación hablar de ellos (igual que hicieron las imágenes de los menores) y verán qué pronto atajan el problema. Pero no vayan a por un juguete que está más roto que nunca porque la están cebando cuál cerdo en vísperas de San Martín.

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