Ahora y los pobres

Más se hace para sacar de la pobreza a la población de otros países amigos que a los propios

A pocos días de haber ganado las elecciones (hace ya muy lejanos casi 11 años) Chávez prometió quitarse el nombre si en un lapso de un año los niños de la calle (a quienes rebautizó de la patria) no tenían un hogar. Esas ofertas no se cumplieron. Ni cambió la situación de la infancia ni perdió su identidad. De hecho, cada vez más su nombre se convierte en referencia de seguidores y adversarios. Luego ofreció despojarse de privilegios y hasta en una bufónica cadena "acabó" con las colitas de Pdvsa. Entregó su sueldo a los pobres, rechazó el "carro negro blindado" (la semana pasada ese auto aumentó groseramente el presupuesto para SU seguridad en más de 7 millones de BsF), prometió convertir a Miraflores en una universidad y a La Casona en una casa para niños abandonados. Inventó Barrio Adentro para llevar salud a los rincones más apartados y deprimidos (ante el fracaso ya han sido varias las reestructuraciones), prometió convertir a todas las escuelas en "bolivarianas" para darle educación integral, comidas y atención por más horas a todos los estudiantes. A los trabajadores de Sidor les ofreció un mejor futuro y los hemos visto protestar casi desde que se volvió a estatizar la empresa. Lo mismo pasa con trabajadores eléctricos, cementeras y contratistas petroleras. Son cientos los ofrecimientos hechos en estos años. Siempre conjugados en futuro y con muy escasos resultados en presente. Ahora se compromete con los pobres y anuncia con resolver el problema para el 2019, es decir, en ocho años; es decir, en menos tiempo de lo que lleva el gobierno hasta ahora. Sin embargo los datos ciertos apuntan a que más se hace para sacar de la pobreza a la población sin recursos de otros países amigos que a los propios. Cada día menos empresas pueden subsistir y menos crecer. Proyectos como las cooperativas y la capacitación y la reubicación de los pescadores tras la eliminación de la pesca de arrastre, han resultado un prominente fracaso. Ante estas evidencias, ¿por qué pensar que su cacareada lucha contra la pobreza en medio de una cadena de más de seis horas sí va a ser verdad?

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