Entre el martes y el jueves de la próxima semana se celebra en el Congreso el debate de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). uno de los más importantes del año junto con el del estado de la Nación. Y, como es habitual, Rajoy saldrá a la tribuna de oradores a defender la enmienda a la totalidad del proyecto anunciada por su partido desde hace tiempo.
Hasta este viernes Rajoy prácticamente no ha tenido tiempo de comenzar a preparar su intervención en el pleno, por lo que se encerrará a cal y canto este fin de semana para perfilar su discurso al que le gusta dar siempre su toque personal. El líder de la oposición contará con la ayuda del equipo económico del PP, que dirige Cristóbal Montoro, que lleva tiempo trabajando en el asunto para que pueda manejar datos y cifras que demuestren que ni de lejos se vislumbra la salida de la crisis económica que tanto vaticina Zapatero.
Pero en esta ocasión no tendrá enfrente ni al ‘manso’ ex vicepresidente Pedro Solbes, ni tampoco al presidente José Luis Zapatero, al que le tiene cogida la medida. Esta vez el líder de la oposición tendrá enfrente a la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, de un perfil mucho más político que su antecesor en el ministerio de Economía. Desde que cogió las riendas de tan poderoso cargo, Salgado ha demostrado que detrás de su amable imagen se esconde un fuerte carácter.
El duelo, desde luego, se presenta duro. Y todo apunta a que la ministra -que debuta en este tipo de debates- va a querer ir a por todas y no va a dejar pasar la ocasión de lanzar, si se tercia, alguna que otra pulla a Don Mariano sobre el caso Gürtel que se ha convertido ya en un insoportable lastre para los dirigentes populares.
“Tememos que el debate sea especialmente duro en estos momentos de Gurtel”, asegura un cualificado diputado popular. Desde el PP creen que con Solbes el debate hubiera sido más técnico, ya que en su estilo no entraría responder con la trama que afecta al PP. Pero reconocen que Salgado es mucho más correosa y piensan que puede sacar cualquier “trapo sucio”.