Literalmente una lluvia de piedras cayó sobre los policías que se defendieron hasta más no poder con sus uniformes blindados y escudos antimotines.
La Guardia debió acudir al uso de gases lacrimógenos para intentar disipar a las hordas de motociclistas que se enfurecieron y atacaron durante horas.
Este ataque no solo se hizo por el puente Simón Bolívar sino por debajo de este de donde salían piedras y los famosos cócteles Molotov. La situación se tornó crítica durante horas y hubo un reclamo por parte de las autoridades de Venezuela que no encontraron respuesta de la Policía colombiana.
La reyerta parecía darse por terminada más con los amenazantes truenos que avisaban la caída de un fuerte aguacero. Ni siquiera eso sirvió, un grupo de jóvenes encabezó la arremetida con piedras, palos y todo lo que venía del río Táchira.
Uno de los miembros de la Guardia, quienes permitieron el trabajo de reportería de La Opinión y custodiaron a los periodistas hasta que la situación se fue tornando más critica. Varios uniformados resultaron golpeados con piedras.
Varias veces los carros de la Guardia iban y venían con más personal para hacer los relevos, en ocasiones trayendo gas lacrimógeno y en otras llevando personal al dispensario para la respectiva revisión por golpes de piedra.
Desde las diez de la mañana empezaron las manifestaciones en contra del gobierno venezolano que según los motociclistas está abusando de las circunstancias toda vez que les quita mercancías y aun en medio de los papeles en regla procede a guardar las motos a las que les sacan la gasolina y las dejan hasta dos horas retenidas.
El moto taxista, Omar Sandoval, afirmó que la protesta es la consecuencia del abuso de las autoridades venezolanas que llevaban entre cinco y seis veces las motos para el comando en donde proceden a extraer el combustible. El asunto es que también están sacando del tanque gasolina comprada en bombas colombianas.
“Nosotros lo que queremos es que nos dejen trabajar porque no tenemos más opción de ingreso”, anotó el motorista.
El trabajo de mototaxismo deja en el bolsillo de quienes se dedican a ese oficio entre 30.000 y 40.000 pesos pero con las medidas venezolanas la cifra está bajando hasta el punto de ganar 2.000 pesos en medio día.
Los moto taxistas afirmaron también que el lío no solo lo experimentan ellos como empresarios sino los particulares que también son llevados reiteradamente al comando así presenten papeles al día y la documentación exigida.
El transportador Carlos Giral, quien transportaba cerámica para el Táchira dijo que no es consecuente que sucedan estos episodios más si se tiene en cuenta la sensibilidad que hay en los dos países por la coyuntura política.
“Ya nos cerraron la puerta para los alimentos ahora quieren que nos bajen la persiana comercial del todo y para todos los productos, la verdad no entiendo a estos manifestantes”, anotó Giran.
Varios varados en San Antonio
Un grupo de por lo menos 500 personas se quedaron a la brava en San Antonio como consecuencia de los desmanes registrados en el puente internacional, Simón Bolívar en donde manifestantes del sector del mototaxismo se enfrentaron a piedra con efectivos de la Guardia venezolana.
Debieron aguantar el calor del medio día y las voces de mando de algunos gendarmes que aislaron el puente. Esos colombianos se dedicaron a escuchar los gritos y las consignas que perdidamente venían del otro lado del puente así como los estallidos de los lanzacohetes que portaban gas lacrimógeno. El planchón de un tractocamión sirvió para huir del sol y fue así como varios visitantes que esperaban que todo terminara para ir a Cúcuta optaron por meterse bajo el pesado camión a contemplar las calles venezolanas.
La espera fue muy larga. En el sector de la parada varios automotores se quedaron esperando paso y lo propio ocurrió en San Antonio en donde el carril de salida se fue llenando a eso de las seis de la tarde hasta llegar al cementerio de la población tachirense.
Los empresarios del transporte expresaron su malestar al considerar que el cierre del puente le causó un detrimento económico considerable pues los carros no trabajaron lo debido, el comercio de Cúcuta y San Antonio igual no tuvieron las visitas acostumbradas y quizás los únicos que hicieron fiesta con la situación fueron los vendedores de agua, helados y refrescos. También los asaderos de pollo aledaños al puente internacional, Simón Bolívar.
Al término de una reunión de empresarios y Cámaras de Comercio del Táchira, el mensaje fue contundente, este tipo de manifestaciones es la consecuencia de la indiferencia con la que los presidentes de Colombia y Venezuela están mirando los aspectos sociales.
Los dirigentes camerales de San Antonio, Ureña y San Cristóbal invitaron a los dos gobiernos a revisar la agenda social de la frontera en donde “muchas personas sufren y pagan los platos rotos de este nuevo desencuentro”.
Los empresarios lamentaron que las vías de hecho hayan llegado y precisaron que este es apenas una pequeña muestra del poder de la bomba social que esta a punto de estallar con saldos lamentables para las dos naciones.
El presidente de Fedecámaras Táchira, José Rozo, declaró que el comercio y los asuntos de frontera no deben politizarse porque la relación binacional tan solo ha tenido vínculos y unión y jamás motivos para el insulto o la confrontación. En aras de buscar salidas a la problemática que se suscita por el diferendo político, Fedecámaras y la Cámara de Comercio de San Antonio convocaron a una reunión con los transportadores de Colombia y Venezuela con el fin de explorar salidas a la complicada situación y propender por el planteamiento de soluciones de alto nivel. Esa reunión está prevista para esta semana y se llevará a cabo en San Antonio.
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