No sé, pero me parece que las relaciones entre PNV y Gobierno son más intensas de lo que ambos quieren aparentar. Y es que el PNV ha acudido en ayuda del Gobierno para ayudarle a superar dos grandes escollos, el de los Presupuestos y el de la nueva ley del aborto. A simple vista podríamos deducir que el PNV ha optado por una política de palo y zanahoria respecto al Gobierno Zapatero. Un día le da un palo y otro le ofrece una zanahoria, de acuerdo claro, a sus propios intereses. Pero ya les digo que creo que hay mucho más.
Por ejemplo, el PNV ha puesto, aparentemente, en un aprieto parlamentario al Gobierno con su propuesta para que
Zapatero reduzca las carteras ministeriales. Por otro lado, le ha ofrecido un buen ramillete de zanahorias con su decisión de votar la ley nueva del aborto. Sorprende que un partido de raíz católica como el PNV acepte la nueva ley del aborto, pero seguro, segurísimo, que tendrá su recompensa a cambio de ese ramillete de zanahorias.
En el primer caso, los peneuvistas creen que al Gobierno le sobran vicepresidencias y ministerios, por ejemplo los de Igualdad y Vivienda. Y saben que tienen razón. Otra cosa es que la composición del Gobierno sea potestad del presidente y éste pueda decidir tener un vicepresidente o veinticinco, y diez ministerios o cincuenta, pero si el sentido común imperara a nadie se le escapa que no era necesario crear una tercera vicepresidencia y mucho menos inventarse un Ministerio de Igualdad y aún menos tener un Ministerio de la Vivienda.
Y no se trata de las personas que ocupan estos cargos, porque no tengo dudas de que
Manuel Chaves puede aportar experiencia y sentido común al Gobierno, pero por eso se merecía algo más que una vicepresidencia sacada de la manga presidencial.
En el caso de la ministra de la Vivienda hay que decir que está inédita. Ojo, no digo que la señora Corredor no trabaje, seguro que lo hace y mucho, pero no la luce. Nadie sabe a qué se dedica, ni para qué sirve su ministerio teniendo en cuenta que las competencias sobre vivienda están transferidas a las comunidades autónomas y que ni ella, ni su antecesora en el cargo, han sabido dotar al Ministerio de contenido. Y que conste que soy partidaria de que por muchas transferencias que haya, el Gobierno debe de tener voz y voto en todas las políticas que se lleven a cabo, entre ellas la vivienda. Pero sea porque la ministra no sé explica o se explica poco, sea porque sus políticas no tienen visibilidad para los ciudadanos, el caso es que es un ministerio que nos podíamos ahorrar.
En cuanto al Ministerio de Igualdad... en fin, más allá de la capacidad política de
Bibiana Aido, sinceramente la causa de la igualdad no pasa por un ministerio sino porque todos los ministerios y toda la Administración estén implicados en hacer efectiva la igualdad.
Es más, en mi opinión el presidente Zapatero ha hecho un flaco favor a la causa de la igualdad inventando un ministerio. A nuestro presidente le gusta mucho sacarse conejos de la manga y asombrar al personal, pero hay asuntos que son demasiado serios para improvisar.
En nuestro país se ha avanzado mucho en los últimos treinta años en cuanto a la igualdad entre mujeres y hombres se refiere, por más que aún queden pendientes cosas que hacer, pero esas cosas no se pueden dirigir desde un ministerio, sino que tiene que ser la labor conjunta de todos los poderes públicos, de toda la sociedad.
En cualquier caso, el PNV ha metido el dedo en el ojo del Gobierno señalando lo que muchos ciudadanos comentan en la calle, y es que hay más ministerios de los necesarios. Pero en el fondo sabe que todo ese debate es un brindis al sol, que no va a ninguna parte. Otra cosa es que el presidente tome nota.
La segunda cuestión, el apoyar la nueva ley del aborto, supone un gran favor de los peneuvistas al Gobierno. Es un favor del mismo calibre que el de votar los Presupuestos Generales del Estado. En realidad el PNV ha hecho un brindis al Gobierno sabiendo de la inutilidad de su gesto, más allá de apuntarse un tanto en el Parlamento.
Pero ya digo que me parece que estas discrepancias son maniobras de despiste para que pase más inadvertido que está sacando las castañas del fuego al Gobierno. Vamos, que le está salvando en el Parlamento. Me pregunto no sólo por qué, sino a cambio de qué.