El ático de Zapatero

En esta vida todo es relativo; todo depende de con qué o con quién se comparan la cosas y de cómo le va a uno en la vida. Si el presidente del Gobierno proclama que España ya es la octava potencia económica del mundo con un PIB que supera el billón de euros y  Caritas -ONG católica dedicada a ayudar a los menesterosos- dice que tenemos ocho millones de pobres, ¿quién dice la verdad? ¿Exagera Zapatero? ¿Exagera Caritas? La verdad es que ambas cifras responden a la realidad. En España hay varios millones de pobres, gentes que malviven con unos pocos euros al día, mientras las grandes empresas  multiplican sus beneficios. El problema es el reparto; la asimetría en la distribución de la riqueza. Hay pobres y gentes que sin serlo técnicamente hablando, viven en medio de grandes estrecheces.

Con la adopción del euro, los precios de todas las cosas subieron de un día para otro. Lo que la víspera costaba cien pesetas, al día siguiente ya valía un euro. Subieron los precios pero no los salarios. Ahí empezó a fraguar la triste realidad de los "mileuristas". Con mil euros al mes es muy difícil salir adelante. De hecho, tal y como está la vida, hay ciudades como Madrid, Barcelona, San Sebastián, Valencia o Vigo, en las que conseguirlo supone una auténtica proeza. Zapatero no habló de eso en su aparición en La Bolsa de Madrid, quizá porque ninguno de los que le escuchaban sentados en la primera fila -Emilio Botín, Florentino Pérez, Isidoro Álvarez, Galán, Entrecanales, etc- le pareció que pudieran tener semejante problema. Y ésa es la cuestión. Que cuando uno deja de vivir en el entresuelo y se muda al ático, corre el riesgo de perder la perspectiva de lo que pasa en la calle. Ahora bien ¡hay que ver qué bonitas son las vistas panorámicas!