¡Están locos estos catalanes!

En esta vida cuánto más haces una cosa, más deseas repetirla. Piensen ustedes en cualquier acto. No me voy a pronunciar con ninguno en concreto. Y al contrario, sucede lo mismo: cuando lo dejas, te cuesta retomar.

Me ha pasado con la columna a la que he dejado reposar una semana (yo también necesito vacaciones de mí misma) Y al volver ha sido como la pareja que se concede la segunda oportunidad después de una separación: que cuesta reconocerse el uno al otro. Encima, está la actualidad tan enfangada de corrupción que pocas ganas le quedan a servidora de ponerse a teclear.

Pero uno nunca ha de perder la fe y ayer, voilà, buceando por los mares de la información llegó al encuentro de mis pupilas una de esas noticias que tanto me hacen frotar los ojos y las manos. Lo primero, porque cuesta creer lo que uno lee. Lo segundo, porque una vez leído y asimilado, caes en la cuenta de que es un gran tema para ser criticado. Y a mí, qué quieren, criticar es lo que más me gusta.

Joel Joan, presidente de la Academia de cine Catalana (creada hace escasamente un año) pretende convencer a Hollywood para que las películas catalanas puedan competir en los Oscar. Entre hoy y mañana impulsarán la idea en las jornadas que se celebrarán en la ciudad de Los Ángeles, y cuyo sugerente título es Catalan movies and awards in Hollywood. ¿A qué mola?

No seré yo quien critique que alguien quiera llevar a su mayor esplendor lo que hace en su tierra. Ya me gustaría a mí que Luar (programa buque insignia de la gaita gallega de la televisión de Galicia) fuese premio Emy, pero no hay tú tía. El problema es que sólo un filme por país puede competir para los Oscar y, de momento, y mientras la constitución no diga lo contrario, Cataluña forma parte de España como una de sus comunidades autónomas.

Dejando de un lado la competencia claramente desleal que ejercen con el resto de sus colegas compatriotas (esto es, españoles) tienen un pequeño problema: para llevar la candidatura hay que pasar unos pequeños requisitos. A saber; ha de ser propuesta por la Academia de Cine Español, luego son los miembros de la Academia los que deciden el título; que la cinta esté avalada por premios internacionales y/o que tenga el suficiente tirón comercial para que pueda ser presentada. Teniendo en cuenta que la película más comercial catalana reunió el pasado año la cifra de 42.600 espectadores, tampoco deberíamos preocuparnos demasiado por el asunto.

Demasiadas son ya las veces que ciertos sectores de Cataluña dan la nota para decirnos muy alto y muy claro: nosotros no somos España. Me gustaría saber, en cualquier caso, cuántas películas de esas catalanas han tenido un solo euro de subvención española (a lo mejor hasta me sorprendo) Me molesta, y bastante, el hecho de que la gente vaya por libre saltándose las normas que el resto acepta.

Con esto del cine español y las pocas siempre posibilidades de ganar un Oscar que tenemos, ahora vienen los catalanes con sus particularidades. No me queda por menos que pensar: éramos pocos y parió la abuela. ¡¡Están locos estos catalanes!!