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Que se presenten ellos

Que se presenten ellos

viernes 06 de noviembre de 2009, 09:37h
La memoria en  éste  país  es muy corta. El día a día tiene afilados y firmes  dientes de sierra que lo trituran todo. Para colmo, la mayoría sabemos  quién es Belén Esteban pero no tenemos ni idea de la existencia de gentes que han hecho algo por este país. O, por ejemplo, que el PP celebre entusiasmado el Estatuto de Gernika, cuando votó  en contra de todo el Título VIII de la  Constitución española  y pusieron en su papeleta NO al Estatuto. Les  parecía una pasada y pensaba que Adolfo Suárez era un traidor. Bienvenidos pues a casa, si celebran ahora dicho estatuto subiendo en globo o yendo a Ajuria Enea. Por cierto, el Estatuto le llamamos de Gernika, no de “Ajuria Enea” porque a lo primero que dio paso fue  a un Parlamento, no a un ejecutivo, que además sesionó por primera vez  en la Casa de Juntas de Gernika donde la derecha vasca tenía dos ilustres representantes: Florencio Arostegui y Santiago Griñó.

Un estatuto de autonomía no es una ley cualquiera. Es una ley orgánica, refrendada en una consulta popular con el 90% de la votación de forma positiva. Y que dice cosas como estas: “Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, así como Navarra, tienen derecho a formar parte de la Comunidad Autónoma del País Vasco”. O ésta perla: “La aceptación del régimen de Autonomía que se restablece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico”.

Bueno, pues no está mal. Un buen estadio para el juego político en el que se pueden hacer buenos dribling y chutar a gol, o actuar como figuras de futbolín movidas desde fuera. Concretamente desde las calles Ferraz y Génova, sitas en la capital de España.

A lo primero, el Sr. Basagoiti le llama “tocar las narices”, cuando por ejemplo, se defiende la seguridad jurídica del Concierto Económico. A lo segundo, nosotros, los nacionalistas vascos, le llamamos sucursalismo por imperativos de ser un partido sucursal con sede a casi cuatrocientos kilómetros de distancia y que debe mirar por el bien del conjunto de la nación española, algo respetable, si también se considera respetable el que haya partidos nacidos y responsables solo de lo vasco y de su desarrollo y defensa. Sin olvidar que nada de lo humano nos debe ser ajeno.

De ahí la importancia de seguir la política y lo que hace cada uno con atención y sin anteojeras.

En junio de 1937 el Gobierno Vasco tuvo que abandonar su sede en el hotel Carlton de Bilbao. Había perdido una guerra que no había declarado. Tan solo se había defendido ante la sublevación de unos militares sediciosos, apoyados por el nazi-fascismo que previamente había bombardeado Otxandiano, Durango y Gernika tras escucharle al general Mola decir que si no se rendía “arrasaría Vizcaya”.

Aquel gobierno era un gobierno de concentración presidido por un diputado del PNV de 32 años, antiguo jugador del Athletic. Se llamaba José Antonio de Aguirre y en su último acto en territorio vasco emitió un comunicado conocido corno el Manifiesto de Trucíos. Para esos días, el gobierno de Salamanca, presidido por el general Franco, había abolido el Concierto Económico para Gipuzkoa y Bizkaia porque las consideraba “Provincias Traidoras" al “Alzamiento Nacional". No así Navarra y Álava. Por esta razón, en dicho manifiesto Aguirre le dedicó un párrafo:

 “El Pueblo Vasco mira al futuro con ilusión; su alma nos pertenece. Nuestra conducta es la suya. Volveremos a recobrar el suelo de nuestros padres para restaurar el idioma escarnecido, la ley ultrajada, la libertad arrebatada. ¿Qué prometió jamás el fascismo a Euzkadi?. Nada, pues puesta su planta sobre Bilbao ha derogado no sólo la autonomía conquistada, sino hasta el Concierto Económico, viejo resto de libertades históricas que fue respetado hasta en los tiempos de la Monarquía”.

“Protesto también de este postrer despojo, interpretando el sentimiento sordo del pueblo sojuzgado, a quien no se le permite hablar”.

Pasaron 42 años de aquella denuncia, y tras ellos se aprobó un buen estatuto. El de Gernika. Con toda AP en contra. El partido antecedente del PP. Y fue Suárez quien abordó la devolución del Concierto a Gipuzkoa y Bizkaia. En una recepción, estando hablando con Benegas, Adolfo Suárez nos hizo un comentario que llevaba muy dentro. "Solo cuando estuve seguro que iba a dimitir abordé la devolución del Concierto". Aquella frase se me quedó grabada. Explicaba muchas cosas. Hoy hubiera sido imposible. A la envidia se le disfrazó de "agravio comparativo" y a un derecho histórico de '”privilegio”. Y en esas estamos.

De ahí la importancia de driblar y chutar a gol. Es lo que hemos hecho con la oportunidad que se nos abría. Cuatro veces habíamos presentado ésta iniciativa ante las Cortes Generales. Y las cuatro habían sido tumbadas. Pero, tras aprobar la iniciativa una vez más en el Parlamento Vasco, por unanimidad (o casi, porque siempre hay partidos  a los que les  gusta ensuciar su propio nido)  había llegado a Madrid y  el balón estaba  colocado en punto de penalti. Y chutamos a gol. No defendíamos nada del PNV, no defendíamos un privilegio, no defendíamos planteamientos insolidarios. Defendíamos un derecho consagrado en una ley orgánica refrendada, protegida y amparada por la propia Constitución española. Era nuestra obligación de partido vasco. Y lo hicimos.

Pero el PP español, dijo NO. Como en su día había dicho NO al Estatuto de Gernika y fue entonces cuando Basagoiti dijo una de sus muchas  frases insustanciales. De esas que nunca cumple y que le quitan coherencia a su discurso. "Si las  autoridades de Madrid desatienden nuestra demanda de apoyar "el  blindaje'', les voy a pedir en las próximas elecciones vascas que se presenten ellos". Se había olvidado por unos momentos (¿o era solo  una pose?), que no existe un PP vasco, sino un PP español con presencia en Euzkadi. Y ante la posibilidad de que los populares  de las comunidades vecinas constituyeran un frente común contra el “blindaje” del  Concierto, argumentó: “Estoy convencido de que si se dialoga con ellos, se les habla de números de derecho administrativo, de constitucionalismo, lo pueden entender. Son presidentes autonómicos razonables.

Pues bien, el mismo día en el que se publicaban estas palabras de Basagoiti, los portavoces populares de los Parlamentos de Castilla-León, Cantabria y La Rioja, se reunían en Valladolid para firmar solemnemente una Declaración en la que anunciaban su intención de “dar la batalla” contra el “blindaje” del Concierto Económico. De lo que cabe concluir que, o Basagoiti no ha dialogado con ellos, o no les ha hablado “de números, de derecho administrativo y de constitucionalismo” o, si lo ha hecho, no ha sido capaz de convencerles de la razón que nos asiste a los vascos cuando reclamamos esto que, impropiamente, denominamos blindaje del Concierto Económico. Por no conseguir, ni tan siquiera ha conseguido que la retórica de los vecinos se haya alejado lo más mínimo de los tópicos y manipulaciones habituales.
Tras esto, metió el rabo entre las piernas y dijo que se sentía “algo desautorizado". O el hombre cree que se puede estar algo embarazada o se percataba que había sido totalmente desautorizado y advertido que no pintaba nada y que lo hecho por Aznar en el 2000 negociando con el PNV una "paz fiscal", por cálculo político, no se le iba a dejar pactar con el PSOE, otra medio "paz fiscal". Los interlocutores, los mismos. Las posturas, salvo las del PNV, distintas. En Madrid siempre prima la coyuntura, frente a cualquier derecho.

¿Y que debería haber hecho Basagoiti tras semejante patada?
Lo más digno, dimitir. O, en su defecto, hacer lo que hizo UPN con el PP en Navarra o Montserrat Nebreda la semana pasada en Barcelona. Irse y denunciar la tomadura de pelo. O crear de verdad un partido de la derecha vasca.

Pero ha hecho lo de siempre. Continuar sermoneando a los demás para que olvidemos lo patético de su postura y la franquicia que representa. Democracia naval. Donde manda capitán, no manda marinero. Y mucho menos un grumete atacado de verborrea.

Frente a este sainete de la derecha española, el PNV ha hecho, lo que ha hecho siempre: defender los intereses vascos, de todos los vascos. Defender una ley orgánica refrendada e incumplida en treinta años por gobiernos del PP y del PSOE. Los mismos que gobiernan en Ajuria Enea. Por eso celebran allí un estatuto mutilado, en lugar, de hacer, como sus compañeros de Catalunya, desagraviarlo.
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