Había morbo, es de creer, por ver cómo reaccionaría Rodríguez Zapatero ante la presencia y preguntas de Alfredo Urdaci, ex director de Informativos de Televisión Española, el hombre para el que no existió la huelga general de junio de 2002 y para quien Comisiones Obreras se reduce a un ‘cece-oo’. Pero Zapatero acudió bien aleccionado a Antena 3 para ser entrevistado por la directora de Informativos de esa cadena, Gloria Lomana, por el propio Urdaci y por el ex director de Informativos de Tele 5, Juan Pedro Valentín.
En casi 45 minutos de entrevista, a Zapatero sólo consiguieron sacarle más de lo mismo: que tiene decidido agotar la legislatura; que los accionista de Endesa “han ganado mucho” con la OPA y el acuerdo final con Enel y Acciona; que Conthe “va a comparecer en el Parlamento… cuando el Parlamento dice que va” y que “explicará todo lo que estime conveniente”; que “en el momento que ETA ha querido negociar con violencia el Gobierno ha dicho punto y final, se acabó”; que “el señor Ibarretxe sabe que las consultas populares son las que están previstas en la Constitución, en los Estatutos. Creo que será sólo una idea” (convocar un referéndum en Euskadi), o que “la Ley de Partidos se va a cumplir al pie de la letra y aquellas candidaturas que no la respeten íntegramente no van a estar en las elecciones”. Es decir, que los batasunos se vayan despidiendo de las urnas.
Pero, claro, todo han sido generalidades. Zapatero, por ejemplo, no profundizó –los entrevistadores no repreguntaron al respecto- sobre todo lo que aparentemente ha ocurrido en la OPA sobre Endesa: de cómo se perpetró o de cómo se quitó a E.ON de en medio o sobre qué tiene que decir el presidente de la CNMV, Manuel Conthe, de todo este proceso y por qué está tan nervioso el Gobierno.
Es cierto que ETA centró la mayor parte de la entrevista, pero tampoco se consiguió a sacar a Zapatero de ‘lo he hecho bien y tenía el deber de intentarlo’. Por ejemplo, eludió completamente responder a la pregunta sobre si era una tregua-trampa la de ETA, teniendo en cuenta que había servido para para que los terroristas se rearmaran. Respuesta a Lomana: “Lo que hay que hacer es prevenir, combatir el terrorismo y buscar el fin de la violencia”.
Hubo repreguntas sobre esta cuestión, sí, como las Urdaci, interesado en por qué el Gobierno no ha facilitado una explicación clara de todo lo que ha hecho en todo este tiempo de tregua en materia antiterrorista: no dar importancia a la remisión de cartas pidiendo el impuesto revolucionario, dejar libre a De Juana Chaos o retirar los cargos contra Otegi. O como las de Juan Pedro Valentín, preocupado por el evidente ‘error en la verificación’ de la tregua por parte del Gobierno.
Enrocado en sí mismo, Zapatero llevó a sus entrevistadores al callejón sin salida de que los demás Gobiernos –incluyendo el de Aznar- habían intentado el diálogo con los terroristas, que habían abierto ‘procesos de paz’ y que ahora había ocurrido “otro proceso similar, otro proceso que ETA rompió con el atentado de la T-4 que costó la vida a dos personas. Eso es lo que pasó: que ETA ha vuelto a negar lo único viable: el fin de la violencia”. Y, naturalmente, la vuelta a la tortilla: “El objetivo fundamental” es la unidad de todos los partidos, como en la legislatura anterior en la que “yo di un respaldo pleno al señor Aznar” y que ahora “me hubiera gustado contar con él [el mismo respaldo, se entiende, por parte del PP]”. “Mi afán es que volvamos a tener el máximo entendimiento democrático especialmente entre los dos grandes partidos”, y de ahí el anuncio de que en junio llamará al líder de la oposición, Mariano Rajoy, para intentar recuperar un cierto consenso entre los dos gran partidos del país.
En cuanto al ‘error gubernamental en la verificación’, ni siquiera ahí hizo Zapatero una concesión a sus interrogadores: “Debemos ser muy prudentes con lo que ETA hacía o no”, primera en la frente; la verificación “fue una comprobación de que existía una voluntad de un alto el fuego permanente y la información de la que el Gobierno disponía es que esa voluntad podría existir”, la segunda en el pecho; pero la experiencia es que todas las organizaciones terroristas quieren negociar con algún tipo de violencia “y no puede haber diálogo con violencia en ningún caso: para hablar de paz hay que dejar atrás la violencia”. Ni un mea culpa, ni un ‘lo siento’. Todo lo contrario, aunque, eso sí, con final rotundo: “en el momento en que ETA ha querido negociar con violencia, el Gobierno ha dicho punto y final, se acabó”.
Lomana mostró su interés por el referéndum en Euskadi que el lehendakari Ibarretxe dice que va a convocar. Pero ni siquiera aquí fue meridianamente claro Zapatero, ya que respondió con mucho ‘talante’: “El señor Ibarretxe sabe que las consultas populares son las que están previstas en la constitución, en los estatutos. Creo que será sólo una idea”. Vamos, que se puede interpretar que no habrá referéndum. Pero, ¿cómo se evitará? ¿Con diálogo? ¿Con la Policía?
Tampoco hubo noticia –no podía haberla- sobre la presión islamista sobre España, aunque se le recordó a Zapatero sus burlas con el famoso ‘comando dixan’ que se demostró finalmente que sí eran terroristas, como le recordaron los interrogadores. No se le pudo sacar de aquello que la amenaza del terrorismo radical islamista “es una amenaza global” y “hay que estar siempre preparados”. Y vuelta a las cifras: se han aumentado los dispositivos, más personas (1.000 policías hay ahora), “estamos mejor preparados, con mayor información de inteligencia, sin duda”, pero... la evidencia: “El riesgo siempre existe”.
A Urdaci se le veía respirar por la herida, primero con lo de compararle en sus expresiones a Aznar –reutilización del famoso soniquete ‘España va bien’, y respuesta de Zapatero: “Tener algo de aznarista no va a ser muy creíble para los que nos ven y nos escuchan”-, pero luego comentando risueño el periodista que no cree que la relación con Estados Unidos sea precisamente tan buena como el presidente nos estaba haciendo creer. Pues “es muy buena la relación”… en materia antiterrorista, sentenciaría Zapatero. Y más tarde, muy interesado el ‘ex’ de TVE por la política medioambiental que los socialistas se habrían cargado al retirar el Plan Hidrológico Nacional de Aznar. También Zapatero se los llevó de calle.
Pero lo más reseñable de todo fue la insistencia de Lomana para que Zapatero se comprometiera a hacer debates electorales con Rajoy. En Antena 3, claro. También aquí Zapatero fue escurridizo como una anguila.