Hechos electorales no discutibles

En el PSOE hubo algún debate interno sobre la composición de la lista municipal de Santander y ninguno en la regional, que lidera Lola Gorostiaga. En el PRC no parece que vaya a haber discrepancias en la capital y menos en la lista autonómica donde lo que haga y diga Miguel Ángel Revilla va a misa. En cuando al PP, todavía no se ha cerrado el revuelo por el defenestramiento de Eduardo Rubalcaba, mientras que la lista regional, que Ignacio Diego prometió dar a conocer este fin de semana, sigue en el aire.

Si empezamos por el final, y a la vista de la candidatura municipal elaborado por Iñigo de la Serna, está claro que ‘Roma no paga traidores’. Todos los ediles que no recibieron de buen grado, o con insuficiente entusiasmo, la inesperado designación, desde Madrid y con ordeno y mando, de De la Serna, han sido barridos de la candidatura. La limpieza de la lista con que Gonzalo Piñeiro logró hace cuatro años la mayoría absoluta, es mayor de lo que en principio pudiera pensarse. Por sus magnitudes tal parece que se tratara de una limpieza étnica.

Una lectura no demasiado atenta de las primeras informaciones llevaba a la conclusión de que los sacrificados eran sólo seis: los tenientes de alcalde primero y segundo, Eduardo Rubalcaba y Víctor Gil, junto al ponente de Policía, Miguel Ángel Sañudo, la número dos en 2003 y concejala de Asuntos Sociales, Encarnación Salmón, el titular de Deportes, José Manuel Riancho y la responsable de Juventud, Josefina Lusares. Agunos de ellos habían pedido el relevo, como Gil y Riancho. Otras perdido la ilusión, como Salmón. Pero ni Rubalcaba, el que durante la mayor parte de la legislatura albergó la idea de suceder a Piñeiro, ni Sañudo ni Lusares habían solicitado el cambio.

Los seis citados salen de la candidatura, hecho que conocieron 24 horas antes de que se informara oficialmente y casi al mismo tiempo que la noticia aparecía en exclusiva en este diario digital. Otro concejales actuales se quedan, pero perdidos en ese imaginario campo donde se puede ser y estar o simplemente pasar a ser historia. Y es que de los antiguos miembros de la lista que permanecen, excepción hecha de Gema Igual (2), Santiago Recio (3) y Carmen Ruiz Lavin (7), el resto de supervivientes se ve relegado a puestos que van del diez en adelante. Quizás por ello, para tranquilizarlos, Diego, primero, y De la Serna, después, se mostraran arrogantemente triunfalistas augurando un resultado que superaría incluso la mayoría absoluta lograda por Piñeiro.

En todo caso la tradición municipal del PP nos dice que los primeros (de la lista) pueden ser los últimos y viceversa. Que el orden de la candidatura no refleja luego el reparto de cargos de relevancia en el caso de ganar, con lo cual las posibilidades de Samuel Ruiz (10), Cesar Torellas (11), Carmen Martín Núñez (12) y Eduardo Arasti (13), crecen exponencialmente. Y en el supuesto de que el PP no gobierne ya les avanzó los nombres de los candidatos que harán mutis por el foro: Desde la número cuatro, Ana González Pescador, que retornará a la Cámara de Comercio, a Ramón Saiz Bustillo, que seguirá operando en Valdecilla, en la privada y en donde le llamen por ser uno de los mejores en su especialidad de Cirugía Maxilofacial, pasando por Cesar Díaz Maza, empleado de Santiago Díaz, o Maria Isabel Gómez-Barreda, gerente del Pan de Excelencia Turística de Santillana del Mar. Si es así, los ediles décimo y siguiente no tienen por qué preocuparse porque de un golpe subirían cuatro puestos.

Pero no adelantemos acontecimientos. En el caso del PRC, no se trata tanto de adelantar acontecimientos como poner las cosas en su sitio. Desde que Revilla y Gorostiaga firmaron el pacto de Gobierno, hace ahora cuatro años, dejaron claro que dicho acuerdo tenía un límite temporal: la legislatura. Solo el PP, que primero no se creía que tal acuerdo fuera posible, que después de materializase anunció que tendría consecuencias caóticas para Cantabria y que cuatro años después, fracasados como augures, profetizan que habrá reedición del pacto.

La profecía del PP es de las que se autocumplen. Teniendo en cuenta lo que dicen del PRC, difícilmente ningún dirigente de este partido propondrá tras las elecciones del 27 de mayo volver al pacto con los conservadores. ¿Quiero ello decir que ya hay un pacto con el PSOE? En absoluto. ¿Que puede haber una reedición del pacto? Eso si es casi seguro pero por eliminación de posibilidades. Otra cuestión es que las urnas no lo permitan o que las tendencias del electorado cántabro, reflejadas en la urnas, tengan una lectura contraria a dicho pacto.

Lo que parece claro es que el PRC cree poder obtener un resultado el 27 de mayo que le permita decidir quien será su socio de Gobierno. Es decir, pasar de bisagra a puerta. Mal haría el PP si descartarse esa posibilidad por autoexclusión o por el a priori de la inclusión de otro socio. Porque entonces sólo le valdría un resultado: la mayoría absoluta, algo que nadie en el partido conservador considera hoy día posible ni probable.

En cuanto al PSOE, hechos los deberes de cerrar la listas regional y la de los ayuntamientos de Santander y Torrelavega, así como de designar los cabezas de candidatura en 98 ayuntamientos, acaba de aprobar su programa electoral autonómico con todos los votos a favor menos una única abstención. Lola Gorostiaga sigue así cosechando votaciones a favor sin casi discrepancias, aunque algunas voces a favor son tan condicionadas, que mejor si, finalmente, se ponen en contra y dejan el doble juego de estar y no estar, de apuntarse a lo bueno y ponerse la venda en la herida incluso antes de cortarse.