Habíamos previsto siempre, con lógica política y geográfica, que Gran Bretaña ofrecería una personalidad para ocupar el cargo de Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. En efecto, y también como se podía preveer en las últimas horas, es una mujer-.
La británica
Catherine Ashton ha sido designada por el Consejo Europeo como Alto Representante, dado el acuerdo a que se llegó el pasado mes por el cual la Presidencia recaería sobre un miembro de centro-derecha y el Alto Representante sería de centro-izquierda.
Ashton, de 53 años es actualmente comisaria de Comercio desde octubre de 2008 sustituyendo a
Peter Mandelson. Antes de ser miembro de la Comisión Europea, Ashton fue miembro laborista de la Cámara de los Lores, Presidenta de la Cámara de Los Lores y Lord President del Consejo en el primer gabinete de
Gordon Brown en 2007.
Pero para el más importante cargo, el Presidente del Consejo Europeo, ha sido designado, tal como ya era previsible,
Herman Van Rompuy .De 62 años y perteneciente al partido democristiano flamenco CD&V ha ganado reputación por su carácter conciliador y su facilidad para lograr consensos entre posturas enfrentadas.
Fue suficiente la retirada de la candidatura de
Tony Blair, que insistentemente proponía Gordon Brown, para que el acuerdo tomado por
Angela Merkel y
Nicolas Sarkozy se llevase a efecto. Fue entonces Van Rompuy su candidato sorpresa y en su designación se han mantenido firmes.
Con la designación de Ashton como Alto Representante se refuerza el giro atlantista de la política europea. Si bien la candidatura de
Tony Blair naufragó políticamente debido al peso del recuerdo de su apoyo a la guerra de Irak, Reino Unido empuja a su candidata a ocupar el que vendrá a ser uno de los puestos más importantes en la política europea, especialmente en lo que supone la Política Exterior, de Seguridad y Defensa de la Unión que ha cumplido, este año, su décimo aniversario de la mano de
Javier Solana; un testigo que recogerá Ashton.
Normalidad y rápido acuerdo ha presidido esta decisión que pone de manifiesto la voluntad colectiva de los 27 Estados Miembros para iniciar una nueva etapa el 1 de diciembre, la fecha histórica en que comienza el Tratado de Lisboa, el nuevo Tratado de la Unión, del que se espera la consolidación de la voluntad común europea de constituirse como una voz potente en el escenario de la globalización.