Si
Tomás Gómez ha propuesto al ex ministro socialista y miembro el consejo editorial de Diariocritico,
Virgilio Zapatero, para ocupar una vicepresidencia de Caja Madrid es por una importante e imaginativa razón. Los socialistas no quieren que la entidad financiera sólo sirva como negocio y como fuente de financiación empresarial. Quiere que Caja Madrid recupere sus orígenes y que dedique parte de sus recursos en mejorar la calidad de la enseñanza, en la investigación y en el fomento de la innovación.
Y es que las universidades y las fundaciones vinculadas a la enseñanza superior necesitan dinero. Su situación está por debajo de la precariedad y sus recursos han obligado, incluso, al cierre durante las vacaciones, de muchos centros, con los consiguientes problemas para los estudiantes que deseen aprovechar ese periodo para seguir adelante con su formación. Pero hay que ahorrar, y la luz, la calefacción y el mantenimiento de las facultades y centros cuesta dinero. Si en los quince días del paron navideño se recortan gastos mejor que mejor.
Una persona con el perfil de Virgilio Zapatero, ex ministro de Administraciones Públicas, ex diputado, y dedicado actualmente a la docencia, supondría la caja de resonancia que Caja Madrid necesita para plantear estos problemas, y para fomentar la enseñanza y la cultura. Algo de lo que la entidad madrileña está muy necesitada. Ha perdido este rumbo dedicada a inversiones industriales, a hacer negocio, a financiar a organismos públicos olvidándose de su razón de ser fundacional. Virgilio Zapatero, aunque a
Rato no le guste, es ideal para ello.
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