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Adiós a Gálvez, un sensacional ciclista

domingo 26 de noviembre de 2006, 13:55h
Nunca estuvo valorado por la opinión pública, más pendiente de las grandes citas por etapas, como Tour, Giro y Vuelta. Sin embargo, Isaac Gálvez, que compatibilizó -cuestiones alimentarias obligaban- la carretera con la pista, es uno de los grandes/grandes del ciclismo español. Mejor dicho, era. Porque por desgracia, un lamentabilísimo y casi increíble accidente dentro de la propia competición 'indoor' en los Seis Días de Gante, donde chocó con el belga Dimitri De Faw, se lo ha llevado para siempre. Un alarido de acantilado destroza hoy los sentimientos de compañeros, aficionados y del mundo del ciclismo en general, que ya sólo ocupa portadas y grandes titulares con noticias tristes como el doping y trágicas e increíbles como la muerte de este campeonísimo.

Y se escribe campeonísimo, porque en su especialidad de pista lo fue. Junto a otro de los extraordinarios ciclistas que ha dado nuestro deporte dentro de los Pabellones cubiertos, Isaac Llaneras -tampoco valorado en lo sentimental ni en lo económico-, acababan de proclamarse campeones del mundo en la última competición celebrada en Burdeos hace apenas medio año. Y este título no era sino la reedición del que la mágica pareja consiguió en los Mundiales de Berlín en 2000, año en el que Gálvez iniciaba su carrera profesional. Sin olvidar que en dos ocasiones se habían colgado la medalla de plata como subcampeones. Como se ha señalado antes, la escasa valoración que en nuestro país, a diferencia del resto de la Europa occicdental, Norteamérica y Australia, se dispensa a la pista le obligó a alquilar su esfuerzo para equipos que corrían en el calendario de la carretera: el ya desaparecido Kelme-Comunidad Valenciana y el Illes Balears-Caisse d'Epargne, al que pertenecía en la actualidad.

Valoradísimo en su condición de gregario al servicio de las estrellas de la carretera, aún tuvo tiempo de, además de ganarse la amistad, respeto y cariño de sus colegas -en sus equipos y fuera-, apuntarse varios triunfos importantes. Porque su extraordinario currículum en pista se adornaba con un total de 12 victorias en carretera, una cifra que la inmesa mayoría de los componentes de cualquier escuadra jamás logran. Es más, su rendimiento iba creciendo año tras año, ya que de esa docena de triunfos, tres -en las Vueltas a Mallorca, en el Trofeo Alcudia y en los Seis Días de Dunquerque- los obtuvo en esta que ya era su mejor temporada profesional y que a la postre ha sido la más trágica en lo personal.

De modo que cuando parecía que, con la edad perfecta para un ciclista, 31 años, seguiría cosechando títulos para sí mismo, sus equipos y sobre todo para el deporte español (mayromente en la pista), ha recibido la peor de las visitas y la guadaña de la muerte nos lo ha quitado para siempre. Descanse en paz este magnífico ciclista, al que ahora se le valorará como merecía y cuya memoria le sobrevivirá. Descanse en paz este campeonísimo.
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