La Presidenta chilena fue vencida por las lágrimas a los seis días del terremoto y reconoció que su país necesitará cooperación internacional para levantarse. La población siente moverse la tierra aun sin sismos.
Seis días después del terremoto y posterior maremoto que azotó dos regiones de Chile, la presidenta Michelle Bachelet se desahogó en llanto y admitió que la reconstrucción demorará de tres a cuatro años. Mientras, la zozobra reina en la población, que siente que tiembla a cada rato; comienza a preocupar la falta de agua para consumo humano y hay quejas por falta de distribución de ayuda.
Durante una entrevista concedida a una radio chilena, la Mandataria chilena se quebró al hablar. Dijo: “Soy fuerte, pero creo que no me he dado tiempo para el dolor”.
La Presidenta y su sucesor, Sebastián Piñera, coincidieron en que reconstruir la devastación en el centro y sur del país será una tarea de más de tres años. Bachelet confesó que necesitará probablemente de la ayuda de créditos extranjeros o la asistencia financiera: “Chile tiene recursos para una cantidad de acciones, pero tendrá que pedir crédito al Banco Mundial ”.
El Gobierno envió a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) una lista de necesidades: puentes mecánicos, hospitales de campaña con capacidad quirúrgica, teléfonos satelitales y estaciones repetidoras, equipos electrógenos, sistemas de evaluación de daños estructurales, de purificación de agua y rescatistas.
Piñera, a su vez, aseveró que su “futuro Gobierno no será el Gobierno del terremoto, será el Gobierno de la reconstrucción”.
Los habitantes de las zonas costeras de la región del Maule, arrasadas por el maremoto que siguió al sismo que causó 802 muertos, intentan sobreponerse poco a poco al temor, aunque las continuas réplicas les recuerdan que la alerta aún no ha pasado.
El mar dejó de ser para ellos la fuente de su sustento para convertirse en una amenaza de la que hay que huir tierra adentro cada vez que un fuerte movimiento sacude la zona.
Ayer, un temblor de 6,4 grados en la escala de Richter sacudió la ciudad de Calama, a las 19.30, lo que generó pánico en la población. El epicentro se ubicó 77 kilómetros al noreste de esa urbe, ubicada mil kilómetros al norte de la capital, Santiago.
Mientras los dos millones de damnificados son presa de la desesperación y a pesar de que la ayuda comenzó a fluir de forma regular, la organización Oxfam Internacional alertó de la escasez de agua y del impacto del terremoto en las canalizaciones y en sistemas de saneamiento de las zonas afectadas.
En un comunicado, Oxfam, que envió un equipo de ingenieros a las regiones del Maule y Biobío
—las más golpeadas por el sismo— para evaluar los daños, explicó que la principal preocupación es el acceso al agua potable y las deficiencias en los servicios sanitarios y de saneamiento. El responsable del equipo, Charlie Rowley, apuntó que “(la falta de agua) podría tener su correspondiente impacto en la salud pública”.
Recién el miércoles, el Gobierno inició la distribución de raciones de comida en Concepción y con el Ejército controló ésa y otras localidades donde se desataron el saqueo y la violencia. Ayer, la Presidenta recorrió los centros de acopio de ayuda para los damnificados e indicó: “Estoy visitando los centros de acopio, porque queremos asegurar que las cosas lleguen a la gente”.
Bachelet: “Soy fuerte, pero creo que no me di tiempo para el dolor”.
Viñedos: 80.000 empleos en riesgo
En 250 millones de dólares se cuantificaron las pérdidas de producción en la industria vitivinícola, luego del terremoto que azotó a Chile y que afectó a la mayoría de las viñas del país.
Pero la preocupación del sector está ahora en los trabajadores, ya que la industria genera más de 80.000 empleos; las regiones aportan el 70 por ciento de la fuerza laboral, constituida por personas sin otras fuentes de trabajo.
Según Vinos de Chile, dicho monto está relacionado con la pérdida de 125 millones de litros de vino embotellado, granel y de guarda, producto de los daños que sufrieron las distintas bodegas de las compañías de las V, VI y VIII regiones. El material inutilizado equivale al 12,5 por ciento de la cosecha de 2009, que alcanzó a los 1.010 millones de litros.
René Merino, presidente de la entidad, consideró el impacto como limitado, pero dijo que aún falta calcular otros activos. “Hay daños en infraestructura que no está cuantificada”. Sin embargo, recalcó que todas estas pérdidas están cubiertas por seguros.
Evo hace teletón por Chile y Haití
Evo Morales organiza un telemaratón con el fin de recaudar fondos para la campaña iniciada en beneficio de las personas damnificadas por los terremotos en Chile y Haití.
El ministerio de Culturas precisó en un comunicado que el evento, que será liderado por el Presidente, se realizará este sábado 6 a partir de las 10.00 en el coliseo Julio Borelli de La Paz.
Grupos musicales, deportistas y políticos bolivianos desfilarán por el escenario del Festival Artístico de Solidaridad con los Pueblos Hermanos de Chile y Haití, que se prolongará hasta la medianoche del sábado y será transmitido por el canal estatal. Además, está prevista la exposición y subasta de cuadros de reconocidos artistas bolivianos.
El Ejecutivo envió esta semana 120 toneladas de agua embotellada a Chile para las personas afectadas por el sismo.
El Consulado General de Chile en La Paz abrió una cuenta en dólares, en el Banco Bisa (79307-203-1), para que todas aquellas personas que deseen aportar dinero para ayudar a los damnificados de su país lo hagan.
Pérdidas
En Talcahuano, el tsunami eliminó el negocio de anchoas y sardinas, que inyecta $us 40 millones en la economía al año.
La crianza de salmones para exportación quedó paralizada ante la destrucción de la única carretera que cruza el país.
El 70% de las bodegas de vinos, ubicadas en la zona afectada, sufrió daños del 12,5% de la producción actual.
Según el Ministerio de Minería, la mayor refinería, de la petrolera estatal Enap, podría dejar de operar por un mes.
Analistas han estimado en 30.000 millones de dólares las pérdidas totales por la catástrofe.
El importante puerto de Huachipato quedó inutilizable; la agricultura, el comercio y el turismo fueron sectores golpeados.