Las últimas conversaciones mantenidas por el sindicato que agrupa a la tripulación de cabina y la dirección de la empresa han fracasado.
Tras semanas de negociaciones, el personal de cabina de la aerolínea ha iniciado en la noche del viernes una huelga, que causará inconvenientes en el tráfico aéreo en los próximos días.
Britisch Airways tiene preparado un plan de emergencia para esta situación. Según la empresa se podrá transportar al 65% de los pasajeros, pero más de 1.000 vuelos serán cancelados.
Así, la compañía sólo mantendrá la frecuencia con salida en Barajas a las 07.10 horas y ha suprimido los 29 vuelos restantes entre el 20 y el 22 de marzo.
El secretario general del sindicato Unite, Tony Woodley, afirmó sentirse "decepcionado" de que hayan fracasado los esfuerzos para evitar el paro y acusó a la compañía de buscar la "guerra" con el sindicato.
La dirección de British Airways y Unite buscaban una solución que impidiera el parón laboral que llevarán a cabo los empleados de la empresa entre el 20 y el 22 de marzo y, también, entre el 27 y el 30 del este mes.
Por su parte, el consejero delegado de la aerolínea, Willie Walsh, dijo antes de celebrarse la última reunión que existía "buena voluntad" por ambas partes y confiaba en llegar a un acuerdo.
Los miembros de la tripulación de cabina votaron a favor de ir a la huelga como protesta ante la propuesta de la compañía de suprimir 1.200 puestos de trabajo, reducir la dotación del personal de cabina en los viajes de larga distancia y congelar los sueldos de la plantilla durante al menos dos años.
La aerolínea pretende ahorrar 62,5 millones de libras (69 millones de euros) anuales para afrontar la caída de la demanda, la volatilidad de los precios de los carburantes y el aumento de la competencia de las compañías de bajo costo.
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