Las FARC recargan pilas y vuelven a la acción
martes 23 de marzo de 2010, 23:07h
Una de las principales banderas del presidente Álvaro Uribe, fue la Seguridad Democrática, una estrategia política que pretendió llevar el Gobierno hacia todos los rincones del país, a través de las Fuerzas Militares, para así lograr mayor control del territorio y cercar o reducir el campo de acción de las FARC.
Y durante casi ocho años funcionó. Prontamente, el país empezó a gozar de una aparente calma y tranquilidad, pues pese a que el grupo guerrillero no había sido exterminado, las operaciones en su contra presuntamente eran efectivas, certeras y propinaban fuertes daños a su estructura.
Empezaron a caer importantes mandos medios de la organización terrorista, se dio de baja a alias “Raúl Reyes”, se asestó un duro golpe con la “Operación Jaque” que permitió la liberación de varios secuestrados, entre ellos la ex –candidata presidencial Ingrid Betancourt, se logró apoyo internacional en su contra, se presentaron cifras de numerosas deserciones, etc.
Por su parte, los colombianos dejaron de recibir noticias de ataques a pueblos, masacres, secuestros, “pescas milagrosas” en las carreteras del país, y aunque de vez en cuando, el grupo guerrillero realizaba alguna acción, éstas fueron perdiendo fuerza y crueldad: parecía que al fin un Gobierno le ponía un “tate quieto” a las FARC, y que éstas poco a poco se debilitaban.
Para las campañas presidenciales de 2006, en las que Uribe fue reelegido, el entonces candidato –presidente prometió a los colombianos acabar definitivamente con el grupo guerrillero; sin embargo, en noviembre del año pasado, las FARC decidieron enviarle un mensaje a Colombia entera, de la fuerza y vitalidad que aún posee su organización.
Como es de imaginarse, el anunció del grupo guerrillero no podía realizarse a través de otro método que el de iniciar una escalada de acciones en contra de la sociedad civil, tal y como quedó comprobado con la toma del municipio de Corinto en Cauca, el 21 de noviembre, en donde hubo 15 muertos.
Un mes después, y para cerrar el año “con broche de oro”, las FARC decidieron secuestrar, torturar y asesinar al entonces Gobernador de Caquetá, Luis Francisco Cuellar, quien contaba con 69 años de edad.
Desde ese momento, las acciones del grupo guerrillero empezaron un rápido incremento que ha dejado la sensación la Seguridad Democrática se ha ido de vacaciones en 2010.
Encontramos así, los ataques del 20 de febrero contra los habitantes y las Fuerzas Militares de las poblaciones de Caldono, Jambaló, y Cajibío en el departamento del Cauca, los cuales tuvieron una duración de más de 48 horas, terminando el 22 de ese mes.
Cuatro días más tarde, el 26 de febrero, las FARC volvieron a atacar el departamento de Cauca, en esta ocasión a las poblaciones de Puracé y Coconuco. Pero no todo terminó ahí, pues el 18 de marzo, a menos de un mes de diferencia, el grupo guerrillero hostigó por segunda vez el municipio de Caldono.
El 20 de marzo, las FARC secuestraron a cinco trabajadores de la empresa Tuboscop y Tenioriente, del campo de exploración petrolera Caricare, en la población de Tame en Arauca. Dos días más tarde, fue registrada una masacre de 12 personas en una población del departamento de Córdoba, al norte del país.
Según las autoridades del departamento, la masacre pudo haberse producido por un enfrentamiento entre el grupo guerrillero y las bandas emergentes por un desacuerdo en la repartición de un cultivo de coca.
Finalizando el recuento, el 23 de marzo las FARC llevaron a cabo dos acciones: la incendio de un helicóptero de la multinacional petrolera argentina Pluspetrol en el departamento del Guaviare y la quema de siete vehículos de carga en la Vía Panamericana, entre el tramo que conduce de Buga a Buenaventura.
Tras el reporte anterior, puede observarse que las FARC han recobrado la cancha perdida, si es que algún día la tuvieron, o han vuelto ha despertar su sed de violencia en pro del amparo de sus actividades ilegales, pues Cauca, el departamento más azotado por los ataques, es uno de los territorios más estratégicos para el tráfico de drogas; de cualquier forma, el mensaje queda claro: las FARC no están debilitadas ni por acabarse, la organización terrorista más vieja de Latinoamérica y que tantos dolores y sufrimientos le ha dado a los colombianos, sigue “vivita y coleando”.
La pregunta es: ¿el término del reinado de Uribe y el resurgimiento de las acciones terroristas de las FARC, tienen alguna relación o es sólo una coincidencia? El tiempo lo dirá.
Por ahora, se espera que Uribe gobierne durante los más de cuatro meses que le quedan, pues luego de la decisión de la Corte Constitucional de no permitir su segunda reelección, parece que Colombia ha quedado con un presidente invisible al menos en materia de seguridad.