miércoles 21 de abril de 2010, 22:33h
Lejanos parecen los días cuando el banano ecuatoriano atravesó los mares del mundo para llegar a mercados distantes, jamás pensados. Desde entonces, la fruta cosechada en nuestra Costa se la podía encontrar en los supermercados de Europa y Estados Unidos, produciendo lo que se llamó el boom bananero del siglo XX.
En la década de los noventa, visionarios de este negocio vieron la oportunidad en países no contactados por Ecuador y apuntaron hacia Rusia, convertida en una sociedad abierta al comercio mundial. Las primeras observaciones giraban en torno a las distancias que encarecían los fletes y a los días de viaje que producían una maduración de la fruta con poco tiempo de exposición para la venta final.
Todas esas barreras fueron vencidas y, con el paso de los años, empresarios rusos decidieron invertir en haciendas bananeras ecuatorianas, sembraron sus propias plantaciones hasta llegar a mantener atendido a un mercado que parecía distante e imposible.
Hoy, dos nuevos países distantes y no alcanzados por los bananeros del siglo XX están en los planes de negocio del Ecuador: China, a donde se exportarán 450.000 cajas semanales por medio de la Empresa Estatal Bananera, y se adelantan negociaciones con Irán para ofrecerle exportaciones de menor volumen.
El banano ecuatoriano, sin duda alguna, sigue siendo el más apetecido en el mundo y el país continúa siendo el mayor exportador de la fruta, superando todas las barreras que en otros tiempos habrían significado un freno.
El acercamiento a países como China e Irán forma parte de una nueva visión del Gobierno, que debe ser aprovechada por los empresarios, industriales y exportadores nacionales.