www.diariocritico.com

La decepción

sábado 08 de mayo de 2010, 11:13h
Hace ya tres años, quien suscribe publicó un libro con el título de ‘La Decepción’. En la portada, dos personajes: José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. En las conclusiones del libro pedía que la nueva Legislatura registrase un acuerdo de amplio espectro, tal vez llegando incluso al Gobierno de gran coalición, entre socialistas y ‘populares’. Porque ya entonces, pese a la euforia oficial, comenzaban a retumbar en los ámbitos especializados los tambores de una crisis económica, decían los redobles, acaso no tan lejana. La crisis llegó, pero el pacto no.

Esta semana que ahora concluye, la decepción se renovaba: una ‘cumbre’ entre Zapatero y Rajoy, la primera entre el jefe del Gobierno y el líder de la oposición en ¡año y medio!, acababa como la montaña que parió un ratón. No fueron capaces siquiera de salir juntos para dar a conocer las conclusiones de sus tres horas de reunión, limitadas a un pacto sobre la reforma del sector financiero que ya estaba sobre la mesa y otro sobre el préstamo a Grecia al que previamente el PP había dado ya públicamente el ‘sí’. Es decir, pactan, pero en la clandestinidad y poco, cuando lo que se pide es la foto del acuerdo global para insuflar algo de confianza en el muy mosqueado personal.

Y obviamente no era eso, el gesto cicatero y la falta de una sintonía global, lo que esperaban ni los ciudadanos de a pie ni los mercados. Las últimas encuestas insisten en la falta de credibilidad de ambos líderes, sospecho que derivada de la escasa capacidad de ambos de entusiasmar a los españoles con ideas rupturistas, alentadoras. Una falta de credibilidad que puede no ser la principal razón de los batacazos en los mercados financieros -otras bolsas europeas también se hundían al final de la semana-, pero que sin duda ayuda poco al alza de los valores bursátiles y al levantamiento de los ánimos decaídos.

Cierto: los rumores incontrolados, aventados algo irresponsablemente por algunos medios audiovisuales, cooperaron también no poco a la caída de las bolsas. Pero, por eso mismo, me parece que, ante la incapacidad del Ejecutivo para hacer frente por sí solo al clima de ‘nacional-pesimismo’ que se ha instalado en el cuerpo social, la clase política en su conjunto habría de salir en defensa del país. No ha sido así: la crisis institucional sigue incólume tras la ‘minicumbre’ de La Moncloa y tras el encuentro de sonrisas forzadas entre Rajoy y el president de la Generalitat catalana, José Montilla -así que ahí seguimos, esperando una sentencia del Constitucional sobre el Estatut que no llega-, y ni siquiera ha sido posible llegar al anhelado pacto sobre la educación.

Nada. Eso es lo que ha aportado la semana, al margen de algún dato económico relativamente bueno, pero es de temer que efímero: nada.  No me digan que no hay motivo para titular este comentario como lo titulo. Sí, soy un optimista incorregible, dispuesto a creer en la capacidad del ser humano -y nuestros dirigentes son, espero, humanos- para mejorar y resurgir de sus cenizas; pero nuevamente me han decepcionado, y temo, lector, que a usted le pase lo mismo.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios