El
PP huele poder. Se lo anuncian las encuestas, de manera que ya ha empezado a relamerse del bocado de tarta que cree estar al caer. Por eso piden un adelanto electoral, y seguramente por eso
el PSOE se niega a complacerles.
Pero más allá de los intereses electorales de unos y de otros cabe preguntarse si las elecciones serían la solución a los problemas graves de nuestra economía. Y, sinceramente, no tengo la respuesta.
Por una parte pienso que esta legislatura está agotada, que no da más de si, y
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que cuando un país parece haber perdido la confianza en un Gobierno, lo mejor sería que los ciudadanos pudieran volver a votar a elegir a quienes creen que les puede sacar del atolladero de la situación económica. Pero por otra, creo que en estos momentos las elecciones tampoco iban a solucionar el problema de fondo, la crisis y, además, iban a resultar un gasto extraordinario que puede agravar aún más la actual situación.
Lo que sí es evidente es que el presidente
Zapatero parece noqueado por las circunstancias mientras que
Mariano Rajoy no disimula lo mucho que disfruta de esas mismas circunstancia porque son las que le pueden dan la victoria.
En todo caso, si
Rajoy cree que
Zapatero se tiene que marchar, tiene un instrumento político a su alcance que no es otro que presentar una moción de censura. Pero don
Mariano no da el paso, sea porque no se atreve o por cálculo político. De manera que ya empezamos a asistir a ese coro sinfónico en que se convierte el PP y sus aliados mediáticos clamando el "váyase señor
Zapatero", rememorando el pasado con el "váyase señor
González".
Dirán desde el PP que
Rajoy no presenta la moción de censura porque la perdería, y es verdad, pero al menos demostraría al país que tiene un programa, que sabe qué hacer para salir de la crisis económica, que además de criticar tiene soluciones. Nuestra Constitución le da un carácter constructivo a la moción de censura, de manera que no es necesario ganarla en una votación, sino moralmente, que es lo que hizo
Felipe González cuando le presentó una moción de censura a
UCD.
En fin, seguramente los próximos meses asistiremos a un ruido permanente provocado por quienes se deleitan por adelantado de las mieles del poder, mientras
Zapatero y los suyos hacen equilibrios por sostenerse en la cuerda floja.
La política es como la vida, un día estás arriba y todos te sonríen y al siguiente se nubla y los mismos que te aplaudían te dan la espalda. Imagino que estos deben de ser momentos amargos para
Zapatero, que no hace tanto escuchaba de los suyos frases de halago asegurándole que era un hombre con "baraka" y nada le podía pasar. Pero ya se sabe que en política no se puede decir nunca jamás.