Hoy, siguiendo la peregrinación del “Taller del Gusto”, por los paradores de turismo, que también son auténticos santuarios de la mejor gastronomía, la tropa de “Protagonistas” ha llegado a Valencia, y aquí instalamos hoy nuestro campamento, nuestros micrófonos, nuestras “jaimas” y nuestra aspiración a contar lo que pasa en España y en el mundo con una óptica siempre distinta: prevalece el amor a la verdad, por lo que se imponen las voces polémicas, las opiniones discrepantes, el diálogo en libertad.
Si algo da a emoción a la comunicación social, al periodismo escrito, a la radio nuestra de cada día es lo imprevisible. Siempre se dijo que no es noticia que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro. Y ayer, en Sudáfrica, menudo revolcón le dieron a la escuadra española, a “la roja”, a la que los suizos, que de tanto vivir en paz sólo lograron inventar el
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reloj de cuco, nos pusieron las vergüenzas al aire contra todas las quinielas y frente a todas las previsiones. Los gitanos, que forman parte de un pueblo sabio, nómada y acostumbrados hacerles frente a los vientos de la vida, dicen que no quieren buenos principios para sus hijos, y que mejor comenzar mal para terminar bien que hacerlo al revés. Ramón y Cajal suspendía en el bachillerato y, años más tarde, obtuvo el premio Nobel. A ver si nuestros futbolistas han aprendido ayer la lección de la humildad, de queja más está todo ganado, de que hasta el final del rabo todo es toro y de que quedan muchos minutos para la genialidad o para justificar el sueldo.
A quien se le vinieron abajo los palos del sombrajo fue al presidente Zapatero, que ayer contaba con la euforia futbolera nacional para abaratar el despido sin hacer demasiado ruido, pero le salió mal la jugada. Y, en devolución de la supuesta argucia gubernamental, a media tarde algunos exaltados, desde sus tertulias o desde la improviosada megafonía de sus coches, pregonaban que la culpa de la derrota de la selección española frente a Suiza era de Zapatero.
En fin, que estamos en Valencia, camino de ese prodigioso parador de turismo de El Saler, y que estamos en tierra de naranjos, de vinos, de aceite, de navegaciones y de sosiego. Los grandes “chefs” de nuestra cocina nos enseñarán sus secretos, y en este último jueves de la primavera daremos, desde la ribera del “Mare Nostrum”, una bienvenida a la vida y a la alegría con la colaboración y la complicidad de todos ustedes… Buenos días, España; buenos días Valencia; y buenos días, Vicente del Bosque, que hoy más que nunca estamos contigo, estamos con “los nuestros”.
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