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Una huelga salvajemente política

Una huelga salvajemente política

miércoles 30 de junio de 2010, 12:58h

A estas alturas, a pocos humanos les queda duda sobre la veracidad -inseguridad incluida- de la famosa cita de Einstein: "Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro". Pues bien, a estas alturas, a pocos madrileños y a pocos españoles les queda duda sobre que la huelga del Metro en Madrid, además de salvaje, brutal, bestial, es una huelga política para intentar derribar por la presión de la calle lo que no se ha conseguido ganar en las urnas. Una desvergüenza propiciada por unos sindicatos domesticados y desprestigiados que ha indignado al pueblo de Madrid y que, en un efecto boomerang puede acabar con la poca credibilidad que queda de la obra y palabra de Méndez y de Toxo, y de sus mini-yó en Madrid José Ricardo Martínez y Javier López.

Desde la izquierda -no hablo desde posiciones de la derecha explotadora, si es que cabe ya esa simplista denominación, ni mucho menos desde posiciones reaccionarias- no tiene justificación el salvajismo huelguístico de los metreros, por más que el gozo de vino y de rosas en la sede de Ferraz babee por las paredes del edificio que fue casa de Pablo Iglesias ante los apuros de la Aguirre, derechosa donde las haya. Ni por más que la vicepresidenta primera, en un ejercicio si no de estulticia -que no lo es, o eso creo- sí de hipocresía increíble pida a la Comunidad de Madrid que negocie con los huelguistas. Ella, que incumplió palabra y rubrica en documento público y le quitó de la cartera el 5 % del salario a los funcionarios y personal de organismos y empresas públicas estatales. Ella, que al unísono con ese ímprobo hombre que es Zapatero, pozo de sabiduría sin par, ha exigido a las comunidades autónomas que les quite también de la cartera -con nocturnidad y alevosía, como ha hecho el Gobierno del Estado- un 5 % a sus funcionarios y personal de empresas públicas. La desvergüenza política llega a extremos realmente insoportables.

Y ahora, a la parte sindical. El Artículo 28. 2. de la Constitución dice: "Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad" (sic). Lo dice eso que llamamos Constitución y los metreros, azuzados por esos hombres honrados que son esa legión de liberados sindicales que comen de todos los españoles -y que así debe ser, que no se me malinterprete, pero que se sepa- se han puesto en el lado inconstitucional -o anticonstitucional-, han hecho una huelga salvaje -incumpliendo la Constitución- y política -para intentar derriba el Gobierno democrático de la Comunidad de Madrid, porque los sindicatos no tienen huevos para hacerle lo mismo al autor del desaguisado, Zapatero- y se han pasado justo por la entrepierna a seis millones de madrileños-personas-humanas que ya no solamente tienen que soportar las gracietas de Zapatero, primero; del inefable, manirroto y ultraderechoso Ruiz-Gallardón, después, y finalmente de la 'lideresa' Aguirre, revestida con capa de arpía-, sino también la chulería de 7.617 empleados chulos que quieren vivir mejor que los curas cuando muchos ya pasan hambre. Esta huelga-salvaje-política me produce asco y vergüenza.

Y no ni tienen razón ni razones.

Primero, porque esos 7.617 empleados ni son unos esclavos-explotados-humillados ni ganan una mierda de miseria. El sueldo medio de los metreros-conductores es de 38.000 euros brutos al año —cuatro veces el Salario Mínimo Interprofesional—, muy por encima del salario medio en España, que es de 21.500 euros. Las retribuciones para el 65 % de la plantilla alcanzan los 33.000 euros —3,7 el SMI—, mientras que los recién ingresados comienzan ganando 26.500 euros, lo que supone el triple del salario mínimo. Eso no lo ganan la mayoría de los trabajadores, desde luego.

Segundo, porque el atraco al que les quiere someter en la cartera la Comunidad de Madrid es de 2,15 % de la masa salarial -por persona y término medio, unos 150 euros… al año- mientras que el Gobierno de Ejjjjjpaña -que diría Bono- ha cometido un atraco a los funcionarios y personal de empresas y organismos públicos estatales del 5 %... y aquí paz y luego gloria. Y en tres días de huelga salvaje se les va descontar de nómina a esos metreros no menos de 600 euros. No es por el dinero por lo que están jo...robando a seis millones de personas, evidentemente.

Tercero, porque el daño que se está haciendo a Madrid y a los madrileños -y los que no son madrileños, pero que han pasado por Madrid en estos días nefastos: ya no sólo sufren a Gallardón, pobriños míos, sino también a los metreros- es de cientos de millones de euros en tiempos de grave crisis económica, ésa que negaba ese gran hombre que es Zapatero.

Y cuarto, porque si incumplimos la Constitución y las normas, que hablen los tribunales, pero que lo hagan con rigor. Porque, de lo contrario, las normas se pueden incumplir en dos direcciones. Y espero que eso no.

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