www.diariocritico.com
Ay pena, penita pena…

Ay pena, penita pena…

miércoles 16 de mayo de 2007, 09:54h
La Pantoja ha dado este martes su segundo concierto desde que fuera detenida por su implicación en el caso de corrupción urbanística marbellí hace escasas dos semanas. En libertad bajo fianza de 90.000 euros, la tonadillera fue contratada, primero, en Valladolid y después por el ayuntamiento madrileño de Carabanchel para clausurar las fiestas de su patrón, San Isidro.
Irónicamente, parecía que, de repente, su repertorio viejo y archiconocido de su último disco se volviera contra ella cuando cantaba “Ay pena, penita pena”; La Zarzamora, que “llora que llora por los rincones”; “soy tan pobre que otra cosa puedo dar…”; “por si hay alguna duda sobre mí”… a lo que saltó una espontánea “¡Ninguna, ninguna!”. O a lo de “no consigo olvidarte…”, otra repuso “¡Olvídale ya de él, Isabel!”, refiriéndose a Julián  Muñoz, el ex alcalde de Marbella, el más pringado en el ‘caso Malaya’.

Lejos de cualquier boicot a la cantante, la gente se agolpaba para verla y oírla cantar. El concierto fue multitudinario, había 50.000 personas, no cabía un alma en el recinto, hubo una docena de desmayos y atacados de los nervios.

Si bien la muchedumbre no condenaba a la tonadillera, tampoco obviaban el hecho de que “a ésta le quedan dos conciertos”, como apuntaba una del público. La polémica viene -más allá del que sea “una choriza” y esa pueda ser razón suficiente para dejar de disfrutar de su arte- de que quién contrató a Isabel Pantoja no fue un empresario privado, sino un ayuntamiento; lo que tiene de simbólico que continúa llevándose el dinero de los contribuyentes.

Los grandes afectados de la noche fueron los periodistas, insultados constantemente por un público harto de los ataques a la artista en los medios: “Los periodistas son unos sinvergüenzas”, “¿por qué?”, “porque critican mucho”. Quiero imaginar que se refieren a la machacona prensa del corazón porque si una cosa buena tiene el periodismo es su capacidad para denunciar al culpable para que no quede impune.

El concierto terminó con “La calle de Alcalá” a lo lolailo, mientras una mujer pedía que le pusiera “un piso, que yo no tengo”. Se despidió la tonadillera con un “Gracias por ser como sois”, -no podemos decirlo mismo- y a cambio recibió unos “Guapa, guapa, eres única”.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios