Para empezar y para que quede bien claro, no justifico la violencia, pero lo que sucedió en la estación de Constitución se veía venir. Un nuevo inconveniente técnico que dejo varados a miles de pasajeros fue el detonante para que el caos se produjera.
No había que ser un visionario para darse cuenta que la gente ya está saturada de los problemas que tiene para viajar día a día, ya sea en tren, subte o colectivo…
Ya les había contado de lo difícil que es viajar en subte, y les había anticipado que no iba a pasar mucho tiempo para que la violencia se hiciera presente. Esta vez la complicación para viajar se produjo con los trenes, y hubo una suma de circunstancias que provocaron el caos general.
Primero y principal, la falta de respeto de las concesionarias hacia los usuarios, viendo una vez más como no se respetan los horarios de los viajes y se suspenden servicios sin avisar.
Segundo, la responsabilidad del gobierno de no controlar y sancionar a la empresa por incumplir una y otra vez con el contrato firmado. A esto hay que sumarle que el Estado subsidia a la compañía con seis millones de pesos mensuales, por lo que resulta más increíble aún que no verifique el buen funcionamiento ante las reiteradas quejas de los usuarios.
Además, testigos que estuvieron en el inicio de los incidentes de Constitución, indicaron la prepotencia de los encargados de brindar una explicación, escuchando la típica y odiosa frase ante la queja de los pasajeros “si no te gusta tomáte otra cosa”, sabiendo que esto es imposible dado las distancias y costos que generaría. Si quieren más, y esto les reitero que es de acuerdo a lo que contaron los protagonistas, les dijeron “negro de m… jodéte” para ser suaves. Creo que el tema del trato al público por parte de los empleados debería ser más cuidado por las empresas, aunque luego de la “barbarie” que sucedió en la estación, esto por el momento lo vamos a dejar de lado…
Otro aspecto negativo para resaltar, es la actitud que tuvo cierto sector del periodismo, que, quizás cuidando el aspecto comercial, -entendible por cierto-en vez de pasar por alto el tema, insistían una y otra vez con que los incidentes los habían causado activistas y que había integrantes del grupo Quebracho (que esta vez increíblemente no tuvo nada que ver), en vez de remarcar las falencias del servicio ferroviario.
Las excusas que adujo la empresa no convencieron a nadie, que viaja más gente que antes, que los accidentes por lo que se retrasan las formaciones son ciertos, etc. etc. ya no convencen a nadie, y se nota que no saben que inventar para justificar lo injustificable.
La gran pregunta que nos hacemos muchos, es, si como quieren que creamos, están haciendo caridad, o si realmente están, como debe ser por otra parte, ganando plata.
Lo concreto es que la gente está saturada de algunas cuestiones, y lo único que exige es que se la trate como tal, por lo que gobierno deberá manejar con mucho cuidado estas reacciones intempestivas de los ciudadanos, que por suerte aún son escasas, pero hechos como el ocurrido en Río Gallegos con el vergonzoso y repudiable ataque a la Ministra Alicia Kirchner y los incidentes producidos en la estación Constitución llaman a la reflexión.
Destrozos totales en las boleterías y en el sector de informes, solo sirven para descargar una bronca que lleva años contenida, pero esa no es la forma. ¿Si me preguntan cual sería la forma? Es difícil responder en un país en que las denuncias quedan en los escritorios de los poderosos, que nunca pisaron en este caso un tren y no saben lo que padece la gente, o, lo que es peor, lo saben, pero no les interesa…