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Gus Van Sant, con una paranoia en Cannes

Gus Van Sant, con una paranoia en Cannes

martes 22 de mayo de 2007, 09:56h
El estadounidense Gus Van Sant es un viejo cliente del Festival de Cannes. En 2003 ganó la Palma de Oro por 'Elephant', que contaba una de las trágicas masacres en las escuelas americanas. El año pasado presentó 'Last Days', sobre los estragos de la droga en una gran figura del rock. Ahora regresa a la muestra cinematográfica francesa con 'Paranoid park', adaptación de la novela homónima de Blake Nelson.
Todo indica que el espectador va a encontrar los mismos elementos de base de 'Elephant', quizá con consecuencias menos trágicas. Ambientada también en una escuela americana de Pórtland, cuenta la historia de Alex (Gabe Nevins), un adolescente apasionado del 'skate'. Hijo de padres divorciados, el joven se está iniciando en las relaciones amorosas sin demasiado éxito.

Entre los desafíos de la edad figura participar en un lugar mítico para los amantes del monopatín, la pista 'Paranoid park'. Junto al parque hay una estación de ferrocarril y los jóvenes se divierten agarrándose a los trenes de mercancías en marcha. Una noche, un guarda de seguridad sorprende a Alex y a un amigo e intenta hacerlos bajar del tren. Alex le golpea con su monopatín provocando la muerte del vigilante.

Gus Van Sant
pone de relieve a través de hora y media de película, el peso que recae sobre la conciencia del joven, su desesperación al no tener en quien confiar, ni su familia ni los amigos.

Austria y Ucrania

Por su parte, 'Import export', del austríaco Ulrico Seidl, muestra las relaciones entre el Este y el Oeste, en este caso entre Austria y Ucrania. El panorama que presenta el realizador no augura nada positivo en estas relaciones.

Para ello cuenta la aventura de una joven ucraniana, Olga (Ekaterina Rak), madre soltera, que después de haber intentado una efímera carrera en la pornografía por Internet se marcha a Viena para trabajar en los servicios de limpieza de un hospital para ancianos moribundos.

Paul (Paul Hofman), joven austriaco, conoce un destino también difícil. Después de ser agredido por un grupo de jóvenes, pierde su empleo y termina por aceptar partir a Ucrania, en compañía del amante de su madre, un individuo que sólo parece interesarse por la bebida y el sexo. Su trabajo es el de instalar maquinas automáticas de distribución de caramelos en barrios desfavorecidos.

El espectador seguirá estos dos mundos en paralelo, donde todo es negativo. Los dramas de un hospital de ancianos y las aventuras eróticas de un individuo poco recomendable. Tanto al Este como al Oeste, las cosas van mal y nadie puede esperar mejorar su condición pasando la frontera.

Lo peor es que el director austriaco tiene una propensión a comunicar su pesimismo con imágenes terriblemente brutales, cuando aborda el tema sexual o el de la violencia. Una complacencia sospechosa en este afán de provocación que ha producido en Cannes reacciones negativas.

Seidl insiste en que su intención es la de despertar las conciencias de los espectadores sobre los verdaderos problemas de Europa, pero ello no impide que su visión minimalista de la realidad tenga tendencia a reducirla a sus aspectos más negativos.

Vida cotidiana


Dentro de la sección 'Un certain regard', Jaime Rosales presentó su segunda película, 'La soledad', después de que en 2003 presentara en el festival 'Las horas del día', en el marco de la 'Quincena de Realizadores', donde obtuvo el premio de la Crítica Internacional. Su proyecto actual ha sido terminado gracias a la ayuda de la Cinéfondation de Cannes y de CineMart del Festival de Rotterdam.

Todo parece en esta película coral estar regido por las leyes de la vida cotidiana, que afectan a los acontecimientos y a las reacciones entre varios personajes, la mayoría unidos por lazos familiares. Adela (Sonia Almarcha) abandona con su bebé su pueblo del País Vasco para comenzar una nueva vida en Madrid. Se aloja con Carlos (Luis Villanueva) e Inés (Miriam Correa), que necesitan compartir los gastos del apartamento.

La madre de Inés, Antonia (Petra Martinez), es quizá el personaje clave de la historia. Tiene una pequeña tienda y tres hijas: Helena (Maria Bazán), Nieves (Nuria Mencía) e Inés. Antonia es viuda y tiene una relación sentimental. La película pone un acento sobre la idea de la soledad. La de Antonia y la de Adela.

Jaime Rosales se permite una novedad técnica: la polyvisión. Un sistema que ya hemos descubierto en el cine americano y que consiste en dividir la pantalla en dos partes en las que se filma la misma escena. Rosales admite que se trata de un procedimiento "experimental", que permitiría observar de más cerca las reacciones de sus intérpretes.
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