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Desde Marruecos

Desde Marruecos

sábado 18 de septiembre de 2010, 17:31h
La impunidad que da el anonimato en internet permite denigrar el honor de las personas. Es una lástima que un instrumento tan fantástico para la comunicación de los seres humanos en todo el mundo sea utilizado de mala manera. Desde Rabat asisto consternado a las opiniones vertidas sobre la futura boda del diputado del PP Gustavo de Arístegui con una señora marroquí, excelente persona, mejor profesional de la comunicación y sin vínculos con la Casa Real marroquí, cuestión que se quiere manipular con objetivos inconfesables y que no sería un problema, al contrario, o es que tener vínculos con la Casa Real española es negativo… 

Quienes se atreven a decir que la vida política de Gustavo está acabada porque se verá condicionada su posición en asuntos exteriores por su matrimonio no conocen su realidad personal y política. Y lo que es más sorprendente, ignoran intencionadamente sus últimas declaraciones públicas sobre las recientes tensiones entre Marruecos y España: “desde la irrenunciable e innegociable españolidad de Ceuta y Melilla al rechazo de considerar una provocación la reciente visita de Mariano Rajoy a una de las ciudades españolas del norte de África”. También este verano publicó en el diario El Mundo un artículo claro y contundente sobre los incidentes en la frontera de Melilla y los ataques contra policías españolas. Estoy invitado a la fiesta, he venido con orgullo y satisfacción pero, más allá, de mi amistad con la pareja reclamo como periodista un mínimo respeto a la intimidad, al honor y a la profesionalidad de las personas; también de los dirigentes políticos elegidos con los votos de los ciudadanos. Prejuzgar comportamientos resulta arriesgado e injusto.

Por supuesto que si Gustavo de Arístegui derivara en posiciones condicionadas en su actividad política debería dedicarse a otra cosa de manera fulminante; pero pensar que así va a ocurrir, teniendo referencias recientes que despejan estas posibilidades, lleva a considerar que no se respetan las reglas elementales y que los adversarios o enemigos que, sin duda, tiene Gustavo de Arístegui son capaces de todo con tal de hacer daño, sin contemplar las consecuencias personales para terceras personas, sean marroquíes, españolas o de cualquier nacionalidad.

¿Es noticia que Gustavo de Arístegui se pueda casar con una mujer marroquí? Sí, no lo niego, lo hace con todas las consecuencias y convencimiento de su repercusión; pero no va más allá de un titular si me apuras por la coincidencia con los últimos acontecimientos de las relaciones entre los dos países donde las declaraciones políticas y mediáticas no tienen nada que ver con la realidad de empresarios, turistas y ciudadanos en general convencidos de la necesidad y el deseo de una convivencia fructífera para los dos pueblos vecinos. Es evidente la necesidad de un mayor conocimiento mutuo para evitar descalificaciones absurdas basadas en el desconocimiento de la verdadera realidad tanto de España como de Marruecos. Aventuramos unas buenas relaciones entre los dos países, basadas en el respeto, el diálogo y la defensa legítima de los respectivos intereses, sin ser tan inocente de no estar preparado para los lobbys; pero si en el futuro se enturbiaran Gustavo de Arístegui tendría un problema suyo, más político que personal, que tendría que resolver él mismo. Pero ahora no es el caso ni se le espera.

Por cierto, es una grave irresponsabilidad facilitar los datos concretos del domicilio en Madrid de una persona que fue jefe de gabinete del ministro del Interior, diputado por Guipúzcoa y objetivo amenazado de la banda terrorista ETA y del yihadismo tanto de Al Qaeda como de otros grupos.
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