La berrea

Ha llegado el momento; ya oímos el sonido. Ya vemos cómo se acercan;  estamos en plena berrea política. Cuando avanza el otoño es muy fácil observar cómo los partidos  se dejan querer, de qué manera  se escuchan los arrumacos de unos u otros, exhiben sus poderes y se ofrecen al contrario. El mes de octubre es un clásico en este toma y daca. La berrea, aunque ustedes no lo crean, se da especialmente en Madrid, y puede verse en plena Carrera de los Jerónimos. Llevamos ya varios años en los que es necesario “berrear” para ganar, para vencer la batalla de los presupuestos. Ahí tenemos a Zapatero, el líder, exhibiéndose ante diputados vascos del PNV, canarios de Coalición y navarros de UPN esperando un sí quiero que tiene ya en el bolsillo. 

¡Qué delicadeza la de la raza política cuando necesitan ese gran favor que les va a dar la vida durante  12 meses! En el otro lado de tan singular espectáculo visual están  los marginados  del grupo, esos que viven en comunidades como Castilla y León y que, por las leyes naturales, nunca van a “ligar” con aquellos que no son de su especie. Pero que socialistas y populares no se “ajunten” no quiere decir que tengan que pagar las represalias los  pobres del envite. Aquí estamos todavía sin saber si el pacto PSOE-PNV rompe o no la caja única de la Seguridad Social;  desconocemos si el traspaso de las políticas activas de empleo al País Vasco nos va a costar más de un disgusto a los vecinos de aquella tierra, que somos nosotros, en forma de discriminación económica.

Estar en plena época de celo no da derecho a que aquellos que miran a otro lado, por pudor, salgan perdiendo. Lo malo de estos “guturales  mensajes”  que vamos a oír mientras dura el otoño boreal, justo coincidiendo con el periodo de celo del ciervo rojo, es que no tiene fin. Ha habido berrea política con Aznar, la hay con Zapatero y la volverá a ver con el hipotético vencedor Rajoy a no ser que le salve una mayoría absoluta que, además de feliz, le haga libre. Pero insistamos: las demostraciones de poder incluyen también luchas rituales que acaban siempre con un derrotado y herido.  

Aquí las circunstancias naturales  nos dejan otra temporada más, y van 25, sin tan singular espectáculo amatorio. El Partido Popular disfruta plácidamente del sol del membrillo seguro de que los presupuestos de esta Comunidad van a salir adelante, sí o sí, y todo hace indicar que por los siglos de los siglos.

José Manuel Negro. Periodista.