¿Cuántos trabajamos en España?

Había un chiste que circulaba hace años en el que se hacía un recuento de cuántos españoles trabajábamos. Tras descontar a los parados, a los pensionistas, a los funcionarios, a los menores de 18 años, a los estudiantes, a las amas de casa, a las madres recien paridas, a los religiosos, a los deportistas (incluídos los cientos de futbolistas de las divisiones de la Liga BBVA y Adelante), etcétera, al final sólo quedaban dos trabajadores: usted y yo. Pues ya verán como con esta huelga general va a pasar lo mismo. Si contamos con los cinco millones de parados que, por desgracia no irán a la huelga porque están en huelga todos los días, con los casi diez millones de jubilados y con funcionarios, liberados y otras gentes de escaso curro, tenemos que casi la mitad del país no irá el 29-S a trabajar, y no porque quieran hacer huelga, sino porque no les queda más remedio que estar en el paro.

La "guerra de cifras" estará una semana siendo la comidilla de tertulias y debates. Los sindicatos la cifrarán en el ochenta o el noventa por ciento de seguimiento mientras el Gobierno dejará las cifras en un cuarenta. Ya verán. Al final, como en las elecciones, será un éxito para todos. Digo yo que para qu´´e. Porque, vamos a ver, sea un éxito o un fracaso, la pregunta del millón va a ser: ¿ha servido para algo la huelga general del 29-S? ¿De verdad cree alguien que el Gobierno de Zapatero va a dar marcha atrás con la reforma laboral? No sólo eso, sino que el día 1 de octubre vamos a tener sobre el tapete el complicado asunto del futuro de las pensiones que, conforme ya han adelantado va a suponer otro varapalo tan gordo que sería necesaria otra huelga general. Así que menos lobos, Caperucita, que lo que se está dilucidando ahora no es si ponen de patitas en la calle al personal con sólo 20 días de indemnización por año trabajado, sino el ser o no ser de unos sindicatos  que han perdido sus raíces reivindicativas, su poder de convocatoria y se han puesto al servicio de las administraciones que les subvencionan. Si fracasan, que ya se encargarán algunos de que no fracase, lo lógico es que Méndez y Toxo hicieran las maletas y se fueran a su casa y entonaran el mea culpa. Pero les aseguro, vamos que pongo la mano en el fuego de que aquí, pase lo que pase, no va a dimitir nadie, y menos, ellos. Faltaría más con lo bien que viven.

En fin, que como me comentaba alguien hace unos días, esto de la huelga es un coñazo como los resfriados invernales, algo que hay que pasar cada cierto tiempo para que los sindicatos se sigan creyendo los portadores de una voluntad laboral que cada día es menor. Más nos valdría a todos vacunarnos de una vez y evitar que cada año tuviésemos que padecer los estragos de esta epidemia sindical. Por el bien no sólo de la clase trabajadora, sino del futuro de toda la economía española que nos está como para lanzar cohetes.