Rubalcaba

Rubalcaba es algo más que un ministro de Zapatero. Viene de antes y puede tener un después. Es más listo que los simples hijos del Zapaterato y más astuto que la actual cuadrilla de Rajoy. Como ministro del Interior “mola”, a pesar de las negociaciones de Zapatero y las historias del bar “Faisán”, porque la eficacia policial hispano-francesa está logrando la asfixia de Eta en esta legislatura, si no tuerce el proceso alguna improvisación disparatada del Presidente. Puede ser beneficiario de la única operación con éxito de este gobierno y no está metido en el núcleo del fracaso socio económico. Inspira la desconfianza de sus adversarios y la envidia de sus correligionarios.
 
Tiene una imagen poco fotogénica que antes recuerda a la decimonónica etiqueta del “Anís del mono” que al icono carismático de un líder. Tampoco usa una retórica conforme a la demagogia socialista de sindicalismo de clase y resentimiento social. Es como un alto funcionario de perfil bajo que puede deambular eternamente por los despachos ministeriales sin transparentar sus pensamientos ni definir sus lealtades, si es que las tiene. Sin embargo, cuando se hacen cálculos de supervivencia para un equipo agonizante, él es la referencia más tenida en cuenta por la opinión pública. ¿Por qué?

La respuesta es sencilla. Se le supone el más diestro muñidor electoral de su partido. El socialismo ya no puede confiar en mantener un tirón popular tras su conducción de la crisis. Su ideología está desfasada en todo el mundo. Su afán es conservar el poder a toda costa para mantener una clientela de intereses creados que puede superarse para siempre si pierde la caja de los favores oficiales y las alegres subvenciones. No tiene ninguna perspectiva de éxito electoral limpio. Es necesario maniobrar con lo que aún resiste y lo que pueda comprarse. Se necesita un gran muñidor, un jugador de ventaja, un negociador sin escrúpulos ni prejuicios. Ese puede ser Rubalcaba, el último cartucho de un socialismo decadente. El mejor explorador para encontrar una oscura salida de emergencia hacia un futuro sombrío.