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Luis Enrique Herrera

La derrota no entendida por Chávez

La derrota no entendida por Chávez

miércoles 29 de septiembre de 2010, 05:14h
El pasado 26 de septiembre se realizaron elecciones parlamentarias en Venezuela. Los comicios contaron con una participación importante de casi el 70% de la población inscrita para votar y todo el proceso transcurrió con normalidad. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral  puso, otra vez, la nota discordante al retrasar la emisión del primer boletín hasta las 2 de la madrugada del siguiente día, algo completamente injustificado dado que el país cuenta, según el ente comicial con el “sistema más rápido, transparente y confiable del mundo”.

Pese a la injustificada demora, los resultados fueron muestra del cambio que se avecina en el país. La oposición logró obtener 65 diputados, mientras que el oficialismo se adjudicó 98 curules al Parlamento. Otro partido más pequeño obtuvo dos diputados.

Viendo los números en frío resulta evidente que la oposición sigue siendo minoría, pero al observar detenidamente se observa que el Gobierno no logró su meta de obtener las 2/3 partes de la Asamblea Nacional, es decir, 110 diputados. Ese era el objetivo principal para poder seguir aprobando leyes inconsultas, designando magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y rectores del Poder Electoral, o logrando una mayoría aplastante para seguir dirigiendo de manera arbitraria los destinos del país.

Pero hay algo más, que es particularmente significativo: el total de sufragios indica que el 52% de la población votó por los partidos de oposición, mientras que el 48% del electorado sumó sus votos al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). ¿Cómo es que entonces no se logró una mayoría opositora en la Asamblea? No es fácil explicar y cuesta entender este punto…Pero veamos:

En Venezuela existe un desequilibrio entre la cantidad de votantes que tienen las distintas circunscripciones de votación, lo que provoca que los sufragios tengan un valor distinto. Técnicamente se conoce a esta distorsión como malapportionment y siempre ha existido en Venezuela, aunque fue potenciada con la eliminación de la Cámara del Senado en la Constitución aprobada en 1999 y posteriormente con la aprobación de la nueva Ley Orgánica de Procesos Electorales.

Los resultados de las elecciones parlamentarias demuestran que la oposición es mayoría -o está cerca de serlo- de opinión pública en las entidades que concentran a la mayor cantidad de electores del país: Zulia, Miranda, Carabobo, Lara, Aragua y el Distrito Capital. En estas seis entidades están inscritos para sufragar 9.319.360 venezolanos, lo que equivale a 52% del total de votantes.

Sin embargo, en estas seis entidades apenas se escogen a 64 diputados de la Asamblea Nacional, es decir, 39% del total de curules. Los 101 diputados restantes (61% de la Asamblea Nacional) fueron seleccionados por los electores de los 18 estados restantes en donde están registrados como votantes 8.400.505 personas (48% de los electores del país).

Sin embargo, a partir del 5 de enero de 2011, cuando asumen todos los nuevos diputados,  ya estas complicadas matemáticas serán secundarias y lo que deberá prevalecer es el diálogo con las fuerzas que están en la Mesa de Unidad para lograr entendimiento en beneficio del pueblo que Chávez dice representar.

No será una tarea fácil… El gobierno nunca ha asumido una derrota sino que le da un giro, se repliega y hace cambios para aprobar leyes que han sido  rechazadas en procesos refrendarios. Pero se le acaba el tiempo a Chávez... Faltan sólo dos años para las elecciones presidenciales y se hace necesario que entienda que su gobierno de más de dos lustros años se ha deteriorado y los problemas más graves de la población no han sido satisfechos. Sólo basta preguntarle a cualquier venezolano sobre temas como la inseguridad, la inflación, la vivienda, los problemas de la electricidad, etc…

Sólo esperamos que por el bien del país esta nueva Asamblea sepa entender la importancia que implica vivir en democracia y respetar el pluralismo político, para trabajar unidos en la construcción del país que todos merecemos.
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