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MODAS INFAMESViolencia machista

martes 05 de octubre de 2010, 08:55h

Icíar Bollaín presentó en 2003 “Te doy mis ojos”, una historia de amor, de miedo, de control y de poder, el que ejerce Antonio, el marido, contra Pilar, su mujer. Una historia en la que también hay cuotas de culpa para quienes los rodean, como subrayó su directora en más de una entrevista: su madre que consiente, su hermana que no entiende, un hijo que mira y calla, unas amigas, y una sociedad y una ciudad como Toledo. Pocas veces el cine ha retratado mejor una situación que, desgraciadamente, hoy viven dentro y fuera de nuestras fronteras miles de mujeres víctimas de la llamada violencia de género o violencia machista.

Precisamente es la violencia machista la primera causa de muerte entre las mujeres de 15 a 44 años en todo el mundo, según la OMS. Una forma de violencia que existe en todas las sociedades y culturas independientemente de su  raza, etnia, origen social, riqueza o nacionalidad.

En España, el fenómeno se ha hecho especialmente preocupante en los últimos 10 ó 15 años, hasta el punto que el Parlamento aprobó  en 2004 la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Entre otras medidas, la norma ha propiciado la distribución de teléfonos móviles a las víctimas, el uso obligatorio de pulseras electrónicas de localización para agresores condenados y, en última instancia, en casos "de extrema gravedad" se proporciona protección policial a las víctimas.

Las mujeres víctimas de esta violencia probablemente no lleguen a creer a lo largo de su duro calvario de convivencia que sus parejas vayan a ser capaces de llevar a cabo las múltiples amenazas que cotidianamente reciben pero lo cierto es que los hombres, en estos años, han puesto en práctica mil y una formas para acabar con sus vidas: apaleamiento, asfixia, acuchillamiento, atropello, disparos,  envenenamiento…

  Causas ocultas

Los estudios y las declaraciones públicas de los expertos en el tema coinciden en señalar que no existe un perfil cultural, económico, sociológico o psicológico del maltratador, ni de la maltratada, razón por la cual pueden verse situaciones de violencia  entre mujeres del ámbito rural y urbano, entre amas de casa y ejecutivas, entre mujeres de bajo perfil económico y de rentas altas y muy altas. No obstante, lo que puede percibirse nítidamente es que si en los últimos tiempos hay alguna tendencia clara, es el  aumento de las víctimas inmigrantes y que cada vez las mujeres agredidas son más jóvenes.

Un número gratuito, el 016, es la vía más apropiada para informarse. El paso siguiente es la denuncia. Y,aunque aún no se ponen en manos de la policía todos los casos, a pesar de las campañas de difusión llevadas a cabo desde la Administración, y aunque las medidas de protección y alejamiento no siempre son eficaces, la vía de la justicia es la más recomendable porque ha resultado ser la más eficaz.

No hay soluciones mágicas y menos aún a corto plazo. La acción social tiene que producirse a todos los niveles y sólo llegará a surtir efecto si es continuada y creciente a lo largo del tiempo: promoviendo la igualdad real entre hombres y mujeres desde la infancia; profundizando en esa igualdad en todo el periodo educativo y promoviendo la  prevención, la concienciación y la implicación de la familia, los amigos y el entorno social a lo largo de toda la vida.
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