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Presidió la Diputación de Valladolid entre 1987 y 1990

Fallece Ovidio, el gran empresario hostelero de Valladolid

Fallece Ovidio, el gran empresario hostelero de Valladolid

miércoles 24 de noviembre de 2010, 11:56h
La capilla ardiente está instalada en el Tanatorio El Salvador (Cno. Cementerio, 21, Valladolid). El funeral tiene lugar mañana en el mismo tanatorio a las 10:00 horas




Ovidio Fernández Carnero, el gran hostelero de Valladolid, ha fallecido a los 72 años de edad de un infarto en la Clínica Sagrado Corazón de la capital a las 7:15 horas de hoy. El empresario y político vallisoletano presidió la Diputación de Valladolid entre 1987 y 1990. Su formación relacionada con el comercio sirvió para añadir a la institución «la fuerza y vitalidad empresarial ». En 2004 recibió la máxima distinción de la Diputación, la Medalla de Oro de la Provincia.

Su condición de hostelero convirtió a Ovidio Fernández en un fiel testigo de la historia reciente, no sólo de aquélla que queda reflejada en los libros especializados para el conocimiento de las nuevas generaciones, sino también de la vinculada a personas anónimas que han transitado por alguno de los locales que regentaba. Uno de los de mayor solera es el Bus Stop, la mítica cafetería de la estación de autobuses de Valladolid, que abrió sus puertas en 1973. Allí se fraguaron varios acuerdos del Partido Socialista en los primeros años de la democracia, a finales de la década de los 70, cuando Felipe González preparaba su candidatura para optar a la Presidencia. “Junto al propio González, en aquellos encuentros estuvieron presentes Alfonso Guerra y Gregorio Peces Barba, entre otros. El Gobierno de entonces les toleró ese tipo de reuniones porque no eran clandestinas y se celebraban en un lugar público”, recordaba Fernández en una entrevista reciente.

Bus Stop
Además, a la barra del Bus Stop se sentaron dirigentes de los sindicatos mayoritarios de esa época, que escogieron este enclave para debatir sobre los acontecimientos más destacados que tuvieron lugar en España hace algo más de 30 años. “El fuerte tirón de la recién implantada Fasa-Renault concentró en el restaurante a numerosos representantes sociales, que aprovecharon nuestra oferta gastronómica para abordar los derechos de los trabajadores de la planta automovilística”, puntualizaba el empresario.

Los inicios
El éxito de Fernández en la hostelería comenzó, sin embargo, mucho antes de iniciar este negocio. En 1960, abandonó su puesto de administrativo en una empresa local para sumarse al proyecto emprendido por su hermano Heliodoro, las cafeterías Osaka, ubicadas en el Paseo de Zorrilla y Duque de la Victoria. “Era un mundo que siempre me había llamado la atención y en el que también estaba inmerso mi padre y mi hermano Boni”, aseveraba. La buena marcha de esta iniciativa les animó a adquirir nuevos establecimientos y ampliar el nicho de mercado. Así, se pusieron al frente de Moka y Dakota, “dos locales emblemáticos de la ciudad”.

Años más tarde, la familia decidió separar sus empresas y embarcarse en otros negocios de manera independiente. Fue el momento en el que Fernández  montó la cafetería-restaurante Noche y Día: “tiene, quizá, un mayor atractivo para los jóvenes, aunque también acoge a público femenino de todas las edades”, explicaba el empresario en dicha entrevista. Este local afincado en la confluencia del Paseo de Zorrilla con la calle San Ildefonso es conocido por su portero, un afable muñeco de cartón  colocado a su entrada que anuncia a los viandantes el menú que se servirá en cada jornada. Además, ofrece desayunos, meriendas y platos y raciones para picar.

Poco después, Fernández se introdujo en otra rama del sector y gestiona la cafetería situada en las instalaciones de la Consejería de Sanidad, “una manera distinta de encarar la hostelería”, asegura. Aunque, sin duda, su apuesta más arriesgada en este sentido la llevó a cabo hace apenas unos años cuando vio la luz el restaurante del Centro Cultural Miguel Delibes, un proyecto que desarrollaba junto a su hijo menor, David, y al reconocido restaurador Jesús Ramiro y a su hijo Jesús.

Sensatez y cordura
Como emprendedor, con más de 50 años en el sector como aval, este empresario no olvidaba que “nos encontramos en un momento económico muy crítico” y propone redoblar esfuerzos para salir adelante. “La mejor receta en estos tiempos es trabajar, trabajar y trabajar, seguir dando pasos firmes con sensatez y cordura y apostar por el crecimiento y el desarrollo, aunque ello suponga invertir capital propio para dar continuidad al negocio”. No en vano, ésta es una premisa que ha llevado a la práctica a lo largo de su vida.

Amplio catálogo
En 1982, fue uno de los promotores de Ámbito, Arte y Ediciones, una empresa dedicada a difundir el entramado cultural de nuestra comunidad autónoma. Esta compañía, que en sus inicios consiguió aglutinar a alrededor de 600 socios y que cuenta con un catálogo de más de 300 títulos, obtuvo el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades. “Involucramos a prestigiosos intelectuales en esta iniciativa, como Julio Valdeón Baruque”, explicaba. Fernandez también formó parte del grupo de 13 personas que editó con éxito durante año y medio desde 1989 la revista semanal ‘Crónica 7’, proyecto liderado por Celso Almuiña, catedrático Historia Contemporánea y periodista.

Apoyo de la familia
Ovidio Fernández supo complementar su activa trayectoria empresarial con su ámbito personal: “sin el apoyo de mi esposa María Luisa y de mis hijos no hubiera sido posible embarcarme en ningún proyecto, pero desde luego que es complicado compaginar trabajo y hogar”. No obstante, reconocía que no disfrutó tanto de sus hijos como hubiera querido, “aunque sí lo hago ahora con mis nietos”, aseguraba.

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