Nuestros políticos, los grandes desconocidos

Hace unos días, el vicesecretario general del PP, Esteban González Pons, llegó a la estación de Barcelona procedente de Madrid, y le rodeó  un grupo de mujeres que querían fotografiarse con él. No era la primera vez en esa semana que Pons había viajado a Barcelona para apoyar en la campaña electoral a Alicia Sánchez Camacho, por lo que entendió esta admiración hacia su persona. Pero cual sería su sorpresa cuando una de sus admiradoras llamó a una amiga gritando:”¡Ven a hacerte una foto con Artur Mas!"

El ex ministro Jesús Posada, un político con mucha retranca, suele contar, cuando tiene un público entregado, que en cierta ocasión siendo presidente de la Junta de Castilla y León fue a presenciar una corrida de toros en Burgos. Y un señor anónimo que estaba a su lado no hacía más que felicitarle por cómo estaba defendiendo la Comunidad. Posada, que llevaba sólo unos meses ejerciendo de presidente, estaba complacido de que en tan poco tiempo le reconocieran por la calle. El vecino de la plaza después de una larga charla con el presidente soriano se despidió muy afectuoso con un “adiós señor Laborda”.En esa época el socialista Juan José Laborda era el líder de la oposición.

En la actualidad, en Castilla y León a casi todos nuestros políticos les confundirían los ciudadanos si saliesen más a menudo a la calle. Y si eso ocurriese, por ejemplo, en Madrid pasarían totalmente desapercibidos. Eso sí, sus apellidos les sonarían bastante más: Herrera se llevaría la palma esta semana pues le confundirían con Joan Herrera, el candidato de Esquerra Republicana a la Generalitat de Cataluña; y  respecto a López, todos pensarían en Patxi, el lendakari vasco.