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Contraataque: Con las botas puestas

Contraataque: Con las botas puestas

domingo 28 de noviembre de 2010, 22:34h
Es verdad que en las últimas semanas todos hemos intentado saber más de la prima de riesgo y del bono alemán, pero seguimos en las mismas. Lo único cierto es que la cosa va sólo regular tirando a mal,  aunque para crisis la de Haití y la del África Subsahariana.  Aparte de tecnicismos económicos que no nos llevan a ningún sitio,  nuestro problema está en casa, en el día a día, en  la bolsa de la compra, en el trabajo y en el futuro; hablemos precisamente de ese temor de aquellos que  están en edad laboral. Todos tranquilos que uno de nuestros mayores problemas, el de la jubilación, está a punto de solucionarse.  No habrá jubilación.  No nos va a hacer falta. Moriremos con las botas puestas. Solución drástica para los problemas de hoy. No más déficit de la Seguridad Social, no más congelación de las pensiones o subidas ridículas que avergüenzan a nuestros abuelos sin tener culpa. Trabajemos hasta el final de nuestros días. El trabajo es salud y ésta puede ser una buena fórmula para sobrevivir.

Pensemos dónde pasamos más tiempo al cabo del día. En casa no es,  porque entre idas y vueltas a la oficina, la obra, el comercio o la fábrica  y el madrugar de lunes a viernes, no cumplimos las 8 horas en el hogar a no ser que descontemos las del dormir; de ahí la propuesta para que sea aceptada por este Gobierno que parece falto de ideas, por decir algo. Trabajar más tiempo y más años y hacer de nuestro lugar de oficio  la última morada no es tan disparatado ¿Por qué currar hasta los 67 si con un poco de esfuerzo se puede llegar hasta los 70 o dependiendo del oficio hasta los 72 o 75? La  mayor esperanza de vida dicen que es la mejor noticia de la humanidad desde hace miles de años. Puede ser, pero ironías aparte, no nos olvidemos de que también consiste en vivir con dignidad lo que nos quede y dejar a los que vienen detrás  la casa limpia y recogida para que la disfruten al menos lo que la hemos disfrutado hasta ahora los demás. O sea que, sociólogos, estadistas  y políticos del mundo: póngase de acuerdo pronto para decidir cuántos años habrá que trabajar para que la caja esa no se rompa; deliberen  hasta qué edad habrá que estar en el tajo antes de poder disfrutar de la lectura de un libro a la sombra de un pino piñonero y déjennos disfrutar de la vida.

José Manuel Negro. Periodista.
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