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Preludio

Preludio

lunes 29 de noviembre de 2010, 17:49h
Por mucho que intenten presentar el batacazo del Partido Socialista en Cataluña como un suceso peculiar de aquel territorio es evidente que se trata del preludio de un drama de repercusión nacional. El socialismo en Cataluña tenía el suelo firme de un electorado de inclinación izquierdista tradicional. Las razones por las que más de la mitad de su electorado lo ha abandonado están en la mala gestión socioeconómica del gobierno central más que en el atractivo de las moderadas monsergas nacionalistas  de Convergencia y Unión. Más radicalismo soberanista y anticonstitucional ofrecían  los socios del tripartito escandalosamente degradados por los electores. La imagen de Convergencia y Unión era más solvente pero, además,  más prudente en estas aspiraciones. 

Es el desastre socioeconómico de Zapatero el que ha conseguido que la música izquierdista de Cataluña se haya sustituido por una composición diferente en la que los 63 escaños de Convergencia y Unión, los dieciocho del P. P. y los tres de Ciudadanos suman una realidad sociológica que, aunque no tenga consecuencias políticas directas, presenta una mayoría de ochenta y cuatro escaños que pueden calificarse de centro-derecha, frente a los 51 entre socialistas, comunistas, republicanos y algunos esperpénticos desafinados. Los temas que hace meses se presentaron como grandes motivaciones para el catalanismo institucional, como el famoso Estatuto, han pasado a ser púdicamente postergados en las campañas, conscientes todos los partidos de la frialdad con que eran recibidos por la ciudadanía. Zapatero, después de prometer lo que no era de su competencia, también prefirió disimular y el derrotado Montilla intentó, tardíamente, hacer olvidar sus manifestaciones y sus malas compañías.

Ha sido la incompetente conducción de la crisis que afecta al mercado único comercial y laboral dentro del que está Cataluña la que ha sonado allí con la misma música que suena en el resto de España. La única peculiaridad es que, allí, existía el recurso alternativo a un nacionalismo civilizado y arraigado que atrajo nuevos votantes a sus listas. En otras comunidades de España no existe esta segunda alternativa con solera y es el Partido Popular, allí donde aún no gobierna, la segunda fuerza y por tanto la alternativa y no esa valiosa tercera posición que ha logrado en Cataluña. Pero el batacazo socialista va a ser parecido en todas partes. Por ello,  ese batacazo es el preludio de un drama previsible que vendrá a continuación, más trágico cuanto mas insista Zapatero en prolongar su solitaria balada triste de trompeta, acompañado por un Partido Socialista ciego, sordo y mudo.

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