No es nada recomendable que desde el Gobierno se anime a los ciudadanos a enfrentarse unos con otros. La responsabilidad de hacer cumplir las leyes es de los poderes públicos y una cosa es la colaboración ciudadana, por ejemplo, en la lucha contra el terrorismo; y otra, muy poco edificante, es que la ministra de Sanidad pretenda que nos convirtamos en unos chivatos de pacotilla.
La ley anti-tabaco provoca mucha polémica por su radicalidad y porque es continuación de otra que engañó a unos empresarios que invirtieron en unas reformas legales que ahora, un año después, no sirven para nada. ¡Qué manía de hacer las cosas a medias cuando hace un año ya quería el gobierno que no se fumara en lugares públicos cerrados! Desde alguna asociación de consumidores y de no fumadores se ha
instigado a los ciudadanos a que denuncien a los infractores, tanto personas como establecimientos.
¡Qué peligro, son otros los principios y valores a fomentar! Que quede claro que hay que cumplir las leyes aprobadas legítimamente por el Parlamento, nos gusten o no. Que la salud de muchas personas puede mejorar al dejar de fumar, si pueden lograrlo. Que también puede mejorar la de los que no fuman y ya no se tragan el humo ajeno. Que la ropa no olerá a humo rancio cuando lleguemos a casa. Que Hacienda dejará de ingresar un dinero considerable si tres millones de españoles dejan de fumar.
Hay otras muchas consideraciones, a favor y en contra, pero lo que no es de recibo es que se anime públicamente al enfrentamiento ciudadano. Cada uno tiene que ser respetuoso y responsable, e insistimos, cumplir las leyes; y sólo en un caso de abuso, falta de respeto y desconsideración intolerable se debe denunciar. No hablamos de casos de vida o muerte; de peligro severo hacia la integridad de las personas para que sea admisible la incitación a la delación de unos contra otros.
Bastante tenemos con la polémica de los malos humos que distrae de los verdaderos problemas del paro y de la crisis como para que se den pasos hacia unos comportamientos que puedan hacer peligrar la convivencia. No fumamos, pero chivatos, NO gracias.