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“Lo que no podemos hacer son las cosas a sabiendas mal”.

Entrevista a Juan Tomás Frutos, decano del Colegio de Periodistas y presidente de la Asociación de Prensa de Murcia.

Entrevista a Juan Tomás Frutos, decano del Colegio de Periodistas y presidente de la Asociación de Prensa de Murcia.

lunes 07 de marzo de 2011, 00:47h

Juan Tomás Frutos, lleva más de 25 años dedicado al mundo del periodismo. Jefe de los informativos de TVE en Murcia y profesor de Comunicación Interna y Programación Audiovisual en la Facultad de Comunicación y Documentación de Murcia, a sus 45 años, cuenta en su haber con una extraordinaria trayectoria profesional. Amante de la poesía y la música, aprovecha el tiempo libre que le deja su trabajo para estar con su familia. Tiene un niño de 2 años llamado Juan, se emociona cada vez que habla de él, es su gran debilidad.


-¿Qué le llevó a elegir la profesión de periodista?

-No sabría decirle, pero creo que desde que era muy niño: “Tendría unos 5 o 6 años cuando ya decía que quería ser periodista.” No tenía antecedentes familiares que se dedicaran a esta profesión por lo que no pudieron influir en mi decisión, no sé si era la influencia de la TV, de los pocos televisores que habían en mi pueblo, aunque tampoco la figura del periodista era lo que vieras en televisión.

La gente de mi entorno decía: “Ya se le pasará”. Llegué a la adolescencia y no se me pasó e incluso,  aunque determinadas personas me dijeron que me dedicara a otra cosa que seguramente estaría mejor remunerada y socialmente mejor vista, nunca les hice caso y no me arrepiento de haberme dicho a mí mismo que sí .No hubo una semilla previa que yo le sepa significar: “no ocurrió algo concreto para decidir que quería ser periodista por esa razón, surgió no sé si intuitavamente o pasionalmente y hasta el día de hoy.”

-Sea sincero, ¿con qué zancadillas se ha encontrado a lo largo de su carrera como profesional de la comunicación?

-Sabe que la memoria es muy selectiva y olvida los malos momentos. Zancadillas he encontrado, pero de la misma manera que podemos encontrar en otras profesiones. La sociedad tiene lados buenos y lados malos.  A veces, los medios de comunicación destacamos lo más pésimo, pero no siempre lo mayoritario. Yo tengo que decir, que sinceramente me he encontrado con cosas más buenas que malas. Hay momentos en los que te sientes un poco superado cuando tienes que informar de algunas cuestiones como por ejemplo, la crisis económica.

Cuando comencé en la profesión, estuve 2 años trabajando en Cartagena. Era la época en la que se estaba viviendo ahí, una crisis industrial tremenda y recuerdo de irme a casa llorando porque veía a gente que se iba al paro, familias que se habían declarado en huelga de hambre para ver si sus empresas le pagaban los atrasos, en fin… era un momento muy complejo, yo entonces, tenía veinte y pocos años y no entendía como esas cosas pasaban, como a alguien le podía faltar el pan cuando la voluntad se le presuponía y además era evidente.

¿Que surgen competencias insanas? Sí. ¿Qué surgen vendettas? Sí. Pero yo no he tenido en este sentido mala suerte: “No me he encontrado a nadie que me haya puesto una zancadilla y que haya dicho por aquí ya no vuelvo a pasar”. También es verdad que si esas cosas han pasado, supongo que no son demasiado importantes cuando la memoria no las conserva. Creo que he tenido más momentos positivos que negativos. Sinceramente, he tenido mucha suerte en mi profesión. He gozado de muy buenos amigos, y cuando han visto que tenía problemas han venido a mí.

-¿Se ha visto obligado o forzado en alguna ocasión a no contar la verdad o a contar una media verdad sobre alguna noticia?

-Creo que los medios en general, tienen momentos en los que no cuentan todo. No sé si con una buena o mala presupuesta intención. Sí hay momentos en los que te sientes obligado a ejercer una cierta autocensura, o alguien que te llama y te habla de la conveniencia o no conveniencia. Pero estoy convencido de que han sido momentos minoritarios de ciertas presiones. Frente a eso, le digo que igual que le hablo de la autocensura en un momento determinado en la cual puedo creer, cuando alguien te llama lo mejor que puedes hacer es justo lo contrario de lo que te piden, y eso también me ha caracterizado algunos momentos.  Yo les digo a mis alumnos que hay muchas verdades y desde la buena intención todas son asequibles: “Lo que no podemos hacer son las cosas a sabiendas mal”.

                                      Medias verdades: “mejor no contarlas”.


Medias verdades: “mejor no contarlas.” A lo mejor más que medias verdades - que seguramente los medios genéricamente hacen- hemos practicado cierta autocensura para evitar el problema del ‘jarro helado’: “lo haremos un poco más tarde, cuando haya sido una información aceptada por la sociedad”, ya no soy yo el que tengo la exclusividad, sino que me sumo un poco a lo que ya está ocurriendo. Pero bueno, quien diga que no ha sufrido una llamada, está mintiendo. Llamadas hemos sufrido todos. La tentación de que alguien te llame está ahí y a veces esa tentación la asume y la ejercen. Cuando uno quiere ganarse la credibilidad en el medio, lo que se tiene que hacer es atender esas llamadas con respeto y luego hacer lo que uno cree que debe hacer.
                                        
-¿Es usted camaleónico?

-Creo que no, aunque es verdad que hay quien dice que he sabido moverme en distintas circunstancias. Creo que el punto intermedio nos invita a que presumamos de una cierta virtud. Nunca he ejercido un periodismo en trincheras o escorado hacia una u otra parte y me ha funcionado bien. Seguramente porque las circunstancias me lo han permitido, es decir, mi empresa y los momentos en los que he estado trabajando me han permitido que pudiera ser yo mismo en determinadas circunstancias. Y, cuando no ha sido así, directamente he delegado en otras personas que han decidido hacer su quehacer periodístico de la manera que han estimado oportuno. En este sentido, ha habido momentos de mayor clarividencia y momentos de más oscuridad. Cuando no he visto las cosas claras he preferido retirarme y, si he tenido que estar unos meses haciendo otro tipo de programas –cosa que ha ocurrido- pues los he hecho.


                “No soy una persona que busque encontronazos con nadie”


-¿Qué valoración hace de la profesión periodística en nuestro país?

-Yo sigo pensando que es el oficio más hermoso del mundo como diría García Márquez. Sin embargo, es un oficio que actualmente, está viviendo un momento muy complejo de la misma manera que la sociedad. La propia crisis que arrastra la sociedad, seguramente la estamos viviendo nosotros multiplicado por muchas potencias, por la enésima potencia podría incluso ser. Incluso nos anticipamos a la crisis, desde el punto de vista sociológico, económico, cultural… Nos encontramos con que muchos buenos periodistas se han despedido, prejubilado o jubilado. Ahora mismo, estamos ante un sector demasiado vapuleado, precarizado y con pocas perspectivas. Apenas el 2% de los periodistas que ejercen superan los 50 años. Creo que eso no es bueno para un sector como el nuestro que debe aprovechar la experiencia, una experiencia vital que cuando llegas a estos años puedes optimizar, sin embargo, el sector no ofrece garantías ni posibilidades.

El Observatorio de la Crisis de la FAPE eleva a 4.000 el número de empleos periodísticos destruidos en los últimos 3 años. Estoy convencido de que hemos perdido el doble de esta cifra. Lo que ocurre es que están las verdades, las mentiras y los datos. Somos un sector bastante opaco a la hora de contar lo que está ocurriendo. Hay contratos que se han resuelto, que no han continuado y que no están metidos en esa estadística. Esa estadística más bien tiene que ver con los contratos fijos, con gente que tenía situaciones más regulares. Y claro, un sector que ha perdido 8.000 empleos, el cierre de determinadas cabeceras, el cierre de medios audiovisuales, además de la fragmentación de audiencias que supone esta multiplicación de los ‘panes y los peces’: “las audiencias no salen para dar viabilidad económica.”  No olvidemos que aunque defendemos el derecho de información, también tenemos que defender unas ciertas garantías económicas y financieras, sin las cuales una empresa no va a dar posibilidades de que estés contratado en unas circunstancias óptimas. Estamos en un momento muy delicado y veremos por donde salimos.

-¿Existe en nuestro país la prensa independiente?

-Creo que tanto un periodista como una empresa se deben definir por las buenas intenciones. Hay periodismo de muy buenas intenciones ya sea de un tinte u otro de una vinculación económica u otra. Creo que hay prensa independiente, independiente de determinados poderes, de determinada visión de la vida, que nos permiten que entre todos tengamos esa pluralidad que nos dice la Constitución. Pero realmente, quien tiene que garantizar esa independencia son los ciudadanos.

Durante mucho tiempo hemos olvidado que estamos administrando un derecho fundamental de los ciudadanos y es el derecho a estar bien informados a que tengan una opinión plural. En ese sentido necesitamos incluso la crítica de los ciudadanos, que expresen si están de acuerdo con el papel que estamos desempeñando, si los roles constitucionales, sociológicos, económicos, mediáticos que estamos desempeñando son aquellos que permiten a la sociedad ser un poco más libre.

-¿Qué opinión le merece el alineamiento de los profesionales de prensa con los partidos y grupos políticos?

-Particularmente, no defiendo estar en una línea política pero hay compañeros que están haciendo su labor honestamente. Si uno cree en un periodismo desde un lado de izquierdas, desde un lado del centro, desde un lado de derechas o desde un lado más independiente, si le mueve la buena intención porque piensa que así ayuda a la sociedad, entonces, está haciendo un buen periodismo." Kapuscinski", periodista polaco, decía que lo que definía a un periodista era “la buena intención.”

En el último informe nacional del sector que hizo la Asociación de la Prensa en Madrid, se decía que nada como la mala prensa del corazón nos había hecho tanto daño en la última década. A veces, pensamos en las alineaciones políticas o en las trincheras económicas defendiendo determinados clichés o panorámicas de la sociedad, creo que eso que está claro de cara al ciudadano, a veces este te confunde con determinados ejercicios del periodismo o con determinadas personas que lo ejercen y que se autotitulan periodistas y ‘no lo son’.

-¿La opinión periodística debe ser libre o tiene que tener algún límite legal o deontológico?

-Por supuesto deontológico. El legal es el que establecen las leyes. Nosotros tenemos que estar sujetos a la Constitución y por supuesto a los distintos ámbitos que establecen las legislaciones y las normativas vigentes.

Desde el Colegio de Periodistas, estamos trabajando mucho sobre cuestiones informativas y sobre todo deontológicas. Ahora mismo, lo que más nos debe preocupar es la pérdida de credibilidad. Sin credibilidad somos nada. ¿Cómo podemos aupar esa credibilidad o restaurarla en los casos perdidos? Con la deontología, con la responsabilidad, con la ponderación de derechos. Por tanto, la única salida está en la autorregulación del sector, en la consensualización de todos para definir las normativas que nos queremos dar, los límites respeto al derecho a la intimidad, presunción de inocencia, la imagen… "Muchas de las informaciones que estamos dando, no son tan inocuas como pensamos."

Hace poco, firmamos un convenio de colaboración con la Fundación de Victimología y con Asprovit. Lo que nos preocupaba y nos preocupa tanto a ellos como a nosotros, es la presencia de las víctimas en los medios de comunicación de manera, que no se produzca una doble o triple victimización. La víctima de un accidente de tráfico, por ejemplo, no puede estar permanentemente saliendo en imágenes de archivo o la familia llorando. Informativamente, no aporta nada, son imágenes muy impactantes, truculentas que consiguen bastante audiencia pero en el fondo nos resta credibilidad.

Un periodista debe ponderar las cuestiones racionales, las informativas con las cuestiones sentimentales y buscar el punto intermedio, es decir, la ponderación de derecho. No podemos dañar derechos individuales o colectivos en favor del derecho a la información, salvo que ese derecho esté muy por encima. Tenemos que buscar cuestiones deontológicas que a todos nos conciten y nos permitan pensar que hacemos más bien que mal y, cuando esto no sea así, no hay deontología por medio y por tanto no hay credibilidad. Si no somos creíbles ¿para qué nuestros mensajes?

-¿Se mantiene aquello de que la prensa el cuarto poder?

-Tengo mis dudas. Se habla del cuarto poder, del quinto, del contrapoder… Creo que somos el espejo de lo que está ocurriendo en la sociedad, a veces, ese espejo del “callejón del Gato” que decía 'Valle-Inclán': “un espejo bastante deteriorado, bastante esperpéntico, porque mostramos lo peor de la sociedad.” Tenemos que buscar un cierto reequilibrio. La sociedad no se reconoce en lo que estamos mostrando, sobre todo, en los medios audiovisuales que son los más impactantes, los que llegan a más población. Somos un instrumento de lo que está ocurriendo, a menudo, avanzamos demasiado rápido, demasiado precipitados.

No creo que seamos capaces de cambiar tanto las cosas, seguramente porque hemos llegado a "exprimir tanto el tarro", a sacarle tanto la esencia a las cuestiones digamos más amarillistas, más duras, más suculentas, que hay un momento en el que se ha generado una cercanía de la audiencia que consume estos medios y estos programas, pero también una distancia respecto de cuál es nuestro papel que ya se confunde, no queda claro. Además, en esta supersaturación informativa lo que estamos produciendo es mucha desinformación. La sociedad nos está viendo a todos por igual. Ya no hay una gran cabecera que diga que tiene más credibilidad que un portal de Internet. No somos capaces de discernir dónde hay una mayor responsabilidad, dónde hay una mayor apuesta para no equivocarnos. No hemos sido capaces, sobre todo, en los últimos 5 o 6 años de generar distintas capas para distinguirnos, no porque diga que uno es mejor que otro, sino para diferenciar.

-En un radio de 70 Km existen tres facultades de periodismo ¿considera que sobra alguna?

-No sobra nada en este panorama, lo que tenemos que hacer es rentabilizarlas, sobre todo cuando ya se ha hecho una inversión económica y social. Se trata de que funcionen y funcionen bien. Que generen alumnos bien formados, con espíritu crítico, con afán de servicio público. Pero claro, no solo es una cuestión formativa aquella en la que tenemos que pensar, también tenemos que ofrecer a aquellos alumnos que están en las facultades un “algo” después y, actualmente las perspectivas no son nada halagüeñas.

A los alumnos que ya empiezan a ejercer como periodistas una vez acabada su carrera, cuando les preguntamos por su reciclaje, por el tiempo que dedican para ver si están haciendo las cosas bien, la pregunta que hacen ellos es: “¿cuándo vamos a formarnos un poco mejor, cuándo vamos a tener tiempo para recapitular o para diferenciar un trabajo bien hecho de aquel que está hecho de una manera más precipitada? Estamos en un trabajo que es demasiado presionante. Hay compañeros que están haciendo el trabajo de tres personas. Las plantillas se han reducido cobrando menos que se cobraba hace unos años.

El factor ilusionante es fundamental para ejercer la profesión. La formación en comunicación, que es una formación muy global, integral y con muchos vectores de influenciar, lo que tenemos que hacer es optimizarla para la propia sociedad. El problema está en “el día después”. No hay un panorama económico y social que invite a pasar por la Universidad los mejores años de tu vida desde el punto de vista de las horas de clase, de formación, de exámenes… porque luego no parece que la esperanza nos acompañe a la hora de obtener una economía salubre o un “modus operandi” de pervivir.


-¿Cómo profesor ¿qué le aconseja a sus alumnos que quieren ser periodistas?

-Lo último que tenemos que hacer es quitar la ilusión a la gente joven que son nuestro presente y nuestro futuro. Si van a ejercer esta profesión o cuales quiera otra, lo importante es que sean buenas personas, solidarias, que crean en la belleza interior y exterior, porque estos valores son los que van hacer una mejor sociedad. Esa es nuestra labor, nosotros no generamos empleos. Cuando uno está haciendo de profesor o tutor, está aleccionando en un sentido integral a un alumno y tienes que darle un empujón desde tu propia experiencia para que no se equivoque donde tú te equivocaste y sobre todo, que se presuponga algo que me parece fundamental y que estoy repitiendo mucho en la entrevista y es “la buena intención.”

-Crisis en la prensa, por partida doble: la crisis general y la propia del sector ¿Qué salida le ve?

-La única posibilidad es que creamos en los sueños, que tengamos más ilusión, que seamos más positivos. Que pensemos que se puede salir de ella. Necesitamos fe, necesitamos confianza en el sector, en nosotros mismos, en la propia sociedad, en nuestros poderes institucionales, en los partidos políticos. Hablo en general, tenemos que tener capacidad de respuestas. Ha habido momentos más difíciles.

Ahora estamos en un momento en los que parece que nos faltan ideas y no parece que sea de recibo que en esta etapa de tanta información, haya una supuesta desinformación por la saturación informativa a la que nos hemos sometido.

-La precariedad laboral en el sector viene denunciándose desde mucho tiempo atrás.  Ahora, con esto de la crisis…, afirmo que se ha agudizado el problema. En esta situación: ¿Se puede ser un buen profesional de la comunicación?

-Se debe, pero para eso hay que recurrir también a otra cosa que es muy sencilla: “La unión hace la fuerza” no porque tengamos que ser coercitivos, sino porque tenemos que tener criterios comunes. No digo los criterios que han de ser, lo que estoy diciendo es que hay que ponerlos sobre la mesa y ver donde tenemos que trabajar las instituciones profesionales, los sindicatos y las administraciones.

Nosotros hemos hecho esa apuesta, hemos puesto sobre la mesa, la necesidad de que haya una mesa del sector que discuta sobre problemas como los bajos salarios, el intrusismo, la precariedad y la calidad informativa. También las propias organizaciones ciudadanas tendrían que estar en esa mesa, porque afín de cuentas, nuestro trabajo no es un trabajo que se quede para nosotros o para las empresas sino que va hacia toda la ciudadanía.

La incapacidad para consolidar puestos de trabajo no nos lleva a un periodismo de mayor calidad. Por tanto, esa no puede ser la ruta. Hay que buscar esos pasos intermedios que inviten a que haya ciertas garantías económicas y financieras para las empresas que tienen que pervivir pero no acosta solo de reducir empleo. "Cambiar el chip" debe ser una de las claves de nuestra supervivencia. No podemos vivir anclados en el pasado.

Hay un 50% de la población que no consume habitualmente los grandes medios que son los audiovisuales. ¿Qué hacemos para que esa población se incorpore a nuestras rutinas de trabajo? Seguramente, nos identifican con los iconos que salen ahí, con los quehaceres que mostramos ahí y con los programas que ahora mismo son los que denominamos programas estrellas: “los Prime Time.” A la sociedad tenemos que pedirle proactividad en la comunicación. Hay quien piensa que la comunicación es consumir pasivamente. Hay que consumir de manera activa, diferenciar y tener criterio. Para ello, nosotros tenemos que ayudar a la propia ciudadanía puesto que nosotros no solo informamos y entretenemos sino que también formamos. Es un papel fundamental y constitucional.

-Las asociaciones de prensa, y los actuales colegios de periodistas, ¿defienden realmente al sector y a los profesionales del sector?

-Ha habido momentos de todo. Las asociaciones –muchas son centenarias como es el caso de la Asociación de la Prensa en Murcia que se creó en 1906- en este momento, creo que están siendo más reivindicativas que en otros instantes. Pero tampoco nos va una reivindicación de trincheras donde estemos disparándole a todo lo que se mueva. Tenemos que buscar una cierta reconciliación con la sociedad que creo que durante mucho tiempo no hemos sido capaces de darle el papel que tenía. No digo que no hayamos cedido ese papel, sino que no hemos pensado que la sociedad podía ser un aliado perfecto para nosotros como lo es.

Cada vez que ocurre el cierre de una empresa, lo estamos denunciando, o cuando existe precariedad, intrusismo, bajo salario, lo denunciamos. La idea no es que lo denunciemos, la idea es que se solucione. Para ello, hace falta que nos sentemos todos, que nos escuchemos y que se produzca lo que se llama “feed-back.” Es decir, que lleguemos a un cierto consenso. Desde el Colegio de periodistas estamos incidiendo mucho en este aspecto: “Si estamos presentes todos, seremos capaces de construir una realidad sin prisa pero sin pausa que no solo consolide el sector y a los profesionales sino también a la sociedad.”

-¿Cuándo piensa el Colegio de Murcia concertar una póliza de responsabilidad civil para sus colegiados? –Actualmente no existe-

-Cuando tengamos economía para ello. Somos una entidad muy enclenque desde el punto de vista económico. Decimos que somos un sector corporativo, sin embargo, no lo somos. No es cuestión de responsabilizar a nadie. Los que ahora mismo estamos tenemos más responsabilidad que nadie. Desde dentro, no hemos sido capaces de concitar una mayor unión en el sector. Hay días que uno siente que está haciendo algo importante y otros días que parece que aquello no va como a uno le gustaría. El día que concitemos a todo el sector y a las organizaciones en las cuales nos queremos reflejar, llegaremos a este punto. Cuando tengamos esa fuerza y esa unión sea real, llamaremos a las puertas y pediremos el sustento económico, no para nosotros sino para la propia entidad y probablemente obtengamos esta póliza.

Hoy por hoy somos lo que somos,  prueba evidente de que tenemos que ir rascando para mantener un cierto sostén económico es que la semana próxima hacemos una gala flamenca, precisamente, para conseguir dinero que nos permita seguir con las actividades formativas. Piense usted que la mitad de los colegiados que tenemos están sin trabajo y por lo tanto no les estamos cobrando ningún tipo de cuotas. Vamos despacio desde el punto de vista económico.

-¿Merece la pena estar colegiado? ¿Qué ventajas tiene?

-Sí. Sobre todo merece la pena para el colectivo. Todo lo que estamos diciendo, tiene sentido si los colegiados creen en nosotros y si nos proporcionan la suficiente infantería para ir a los sitios y reclamar las cosas. Cuando tu vas a un poder político, a un partido político, a una institución o a un empresario a pedir que sustente económicamente tu propia institución o cualquier actividad, necesitas saber tú y también tienes que trasladar, que somos una entidad lo suficientemente holgada desde el punto de vista de la afiliación para que merezca la pena cualquier tipo de iniciativa que llevemos a término.

Tenemos que ser pacientes, creo que uno de los males que tiene la sociedad en general es que todos queremos las cosas para “ya”  Hay que ir construyendo la escalera peldaño a peldaño y no irnos a estadios más altos hasta que los cimientos no estén lo suficientemente sólidos. Reconozco que quedan muchos deberes por hacer, somos una institución muy joven, llevamos 3 años funcionando. Nos pusimos en marcha casi con la propia crisis, pero también manifiesto que aún no hemos sido capaces de generar esa autogestión desde el punto de vista económico.

Hemos cerrado un convenio con el sindicato UGT en la que se nos prestan asistencia letrada. Que nadie piense que nos hemos ido solo a un sindicato, se lo hemos ofrecido también a USO y CCOO, de manera que si ellos generosamente también nos prestan sus servicios jurídicos gratuitamente, será estupendo.

Estamos en la Federación de Asociaciones de Periodistas que ofrece muchísimos servicios y ventajas a nivel nacional. Tenemos la infraestructura de 48 Asociaciones de la Prensa por todo el país. Además, como somos dos instituciones en una -Asociación de Prensa de Murcia y Colegio de Periodistas-  tenemos un valor añadido “estamos en alianza con los otros dos Colegios que hay en el país, el de Cataluña y el de Galicia”, de manera que contamos con sus infraestructuras, sus cursos... Nosotros no tenemos economía para generar esta infraestructura, pero nos hemos sumado a dos barcos que ahora mismo si que tienen capacidad para hacer cosas.

-¿Tiene noticas de cuando se concederán las licencias de radio FM que convocó la Comunidad Autónoma hace un par de años?

-No tengo ninguna información al respecto. Me pregunto qué está pasando con eso. Entiendo que determinadas emisoras de radio lo que quieren es una cierta seguridad jurídica, es decir, si van hacer inversiones quieren saber si van a contar con la oportuna licencia para prolongarse en el tiempo y para que esas inversiones las puedan rentabilizar de alguna manera.

-¿Ha sido invitado el Colegio de Periodistas de Murcia a participar en el proceso?

-En ese momento fue cuando se constituyó el Colegio. La Ley del Colegio es del año 2007 y el Colegio en sí, se pone en marcha en el año 2009, justo en el momento en que la Administración tenía que “resolver,” es decir, tenía que decidir a quiénes se le otorgaba las licencias y a quienes no. Por tanto, el Colegio no podía estar invitado porque cuando se inició el proceso no existía. Es verdad que podía haber estado la Asociación de la Prensa, pero desconozco este dato.

-En el cierre del Faro, ha mediado el Colegio para defender los derechos de los periodistas que se quedaban en el paro?

-Hemos estado presentes y nos hemos reunido con ellos. Hemos tenido reuniones incluso en el colegio. Intentamos reunirnos con la empresa y no fue posible. Quien más ha llevado la voz de ellos ha sido UGT y cada vez que se reunían hemos procurado estar. La situación desde el punto de vista económico era complicada, no había viabilidad. Si la empresa era deficitaria y las deudas eran las que parecen ser que son, resultaba difícil.

Desde el Colegio enviamos comunicados a los medios, a los colegiados y también quedó constancia del hecho en nuestro portal.

-Cierra Thader TV, ¿qué opinión le merece esta experiencia de TV comarcal?

-Yo creo mucho en el periodismo local. Pienso que el futuro del periodismo está precisamente en lo comarcal, en lo local, en lo regional. Lo nacional está más que saturado: "el gran espacio territorial a escrutar es el local."

He seguido la pista de este canal a través de alumnos míos que han estado trabajando ahí, y por lo que me ha informado el canal gozaba de muy buena tecnología y el trabajo era óptimo. Por lo que he podido recabar de la población que seguía este canal, parecía que estaba cumpliendo un papel muy interesante.

Con su cierre, una veintena de profesionales se han ido al paro y se ha restado la pluralidad informativa. Los Colegios o las entidades profesionales no estamos para opinar sobre los contenidos, estamos para ver si los profesionales están bien y sobre todo si existe pluralidad para que la población tenga capacidad de elegir entre aquellos soportes que más les gusta.

-RTVE, La 7TV-RM, Onda Regional, y las emisoras locales, ¿no es mucha empresa audiovisual en manos de los políticos?, y además ¿quizá competencia desleal con las meramente privadas, por estar subvencionadas con fondos públicos?

-No soy nadie para opinar sobre el uso o no uso de determinados fondos públicos respecto a la financiación de las empresas públicas en este caso. Desde luego no voy a decir que sobran medios.

Los medios lo que tienen que hacer es complementarse, de manera que esa libre competencia, ofrezca algo que le permita a la sociedad decir que está mejor informada y mejor formada. Ahora la impresión que estamos dando al ciudadano es que con 100 0 200 medios, todos estamos compitiendo por el mismo tipo de productos.

-Usted ha escrito sobre el avance de las últimas décadas en la comunicación y, que gran parte de estos avances se lo debemos a Internet. ¿Por qué debemos creer en Internet?

-Porque es inevitable, es el futuro. El mayor enemigo de una sociedad, en cualquier momento histórico, es desconocer las potencialidades de un instrumento, de un soporte, que además concilia todos los soportes en uno con una potencialidad infinita. El uso cualitativo y cuantitativo va a definir cuál es el futuro de internet. Cuando en mis tiempos teníamos una enciclopedia, parecía que teníamos todo el poder del mundo. Ahora todo el saber del mundo, está en una pantalla de ordenador. Este saber, hay que saberlo utilizar y para eso hace falta conocimiento, disciplina y cierta moderación en los consumos, porque como decía "William Shakespeare": “El conocimiento no te hace más sabio”.

-¿Es cierto que internet crea independencia desde el punto de vista informativo?

-Estamos viendo lo que ocurre en el Norte de África y todo esto es gracias a las redes sociales e internet. Ya los modelos autoritarios o totalitarios que impedían que determinadas informaciones no fluyeran dentro del país y mucho menos fuera, se han perdido. También podemos correr el peligro de que haya un flujo de información sin que se sepa muy bien quién la ha volcado y con qué intención.

                       “El exceso de información produce desinformación”

Es un proceso que está en marcha, con grandes potencialidades, estamos viendo ahora ejemplos en positivo, pero pensemos que esta cosecha que ahora nos está llegando hay que estar ganándosela todos los días, y para eso tenemos que ver el análisis del propio soporte, que consumos tenemos y educarnos en el propio consumo. No debemos olvidar que hay un axioma en comunicación: “el exceso de información produce desinformación” y eso es uno de los peligros de internet.

-Los últimos datos arrojan que el 30% de los lectores, leen el periódico vía On Line, frente al 7% que lo leen impreso. ¿Cree que llegará a desaparecer la prensa escrita?

-Creo que no. Aunque ahora mismo la empresa escrita, está viviendo su tránsito y su crisis y tiene que encontrar cual es su papel. Aquí también tenemos que ser proactivos todos, es decir, la propia prensa tiene que encontrar su propio papel y decirle al ciudadano cual es el papel que está desempeñando, el que quiere desempeñar y por qué. Seguramente, tendrá que ser un periodismo más aquilatado, más entregado a la distancias, a la opinión, a la interpretación de lo que está ocurriendo, con grandes firmas, teniendo en cuenta distintas fuentes que inviten a una mayor reflexión que seguramente los medios de internet no es el papel que están desempeñando ni tampoco están llamados a eso.

Las informaciones en internet son más cortas, más fragmentadas, de manera que en el consumo no tengamos que estar leyendo un montón de folios para saber que está ocurriendo.  Es diferente la actitud con la que un usuario se enfrenta a un diario en papel a aquella con la que se enfrenta a un diario en la web

-Confiéseme un secreto inconfesable

-No tengo secretos inconfesables sobre todo en el ámbito periodístico. He vivido momentos hermosos, momentos duros: desencuentros políticos, desencuentros sociales… Eso hace que uno no se encuentre cómodo, pero por otro lado, nuestro papel no tiene por qué ser cómodo, es un papel de servicio. En este caso, lo que tenemos que hacer es estar a la altura que nos demanda la sociedad.

-Por último, ¿qué le sugiere la frase?: "Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala".

-Yo creo que en momentos en los que no ha habido libertad ha habido por parte de la sociedad y de los profesionales, prensa más o menos clandestina o con soportes más o menos mayoritarios que ha hecho su papel. Una cosa es que un estado totalitario no admita la libertad de expresión y otra cosa es que la prensa se someta fácilmente.

Fíjese en el papel que está desempeñado incluso medios oficiales en países que ahora están viviendo una revolución. Ha habido comunicadores que le han echado un par de narices, que lo han denunciado y que han dejado sus puestos de trabajo haciendo lo mejor que pueden hacer: “es estar con el pueblo.” Creo que es la mejor mirada, la mejor representación de esos espejos que decía anteriormente que somos los medios de comunicación y los profesionales.
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