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Tamborrada, again

Tamborrada, again

jueves 31 de marzo de 2011, 09:49h
Ya están aquí de nuevo y no habrá manera de librarse. Al frente  de todos los tamborileros, el más eficaz y persistente de todos los directores de la murga, Pedro J. Ramírez, experto en orquestar todos los ruidos conspiratorios, da igual que se trate de la conspiración ETA-servicios secretos- islamistas y vaya usted a saber cuántos más para derrocar al PP el 11M, o la otra, que uniría en el mismo bando a los sanguinarios etarras Txeroki, De Juana y a Thierry con Zapatero y Rubalcaba, para derrotar el Estado de Derecho  y  traicionar la memoria de las víctimas del terrorismo. Igual dá, que el caso es el estruendo y entronizar aún más al intrépido director de periódico en poder fáctico de la derecha del país y en temible enemigo, al que hay que respetar y temer, de cualquier  izquierda que se atreva a gobernar. Es la hora. Y  todos se aprestan a coger los palillos y a aporrear el tambor. Y surgen de nuevo los imparables solistas José María Aznar y Jaime Mayor Oreja, que son quienes mejor interpretan la partitura: “El Gobierno negocia continuamente con ETA”, “El Gobierno sirve a la estrategia de ETA”… Y a continuación se pone en marcha a la Asociación de Víctimas del Terrorismo – el 9 de abril salen a la calle, con toda la legitimidad del mundo, por cierto- mientras el todopoderoso colega de los medios de comunicación alfombra todos los días el recorrido de la mani con portadas, titulares y piezas multimedias variadas, hoy elevando a sentencia lo que escribe ETA en sus “actas” de negociación, mañana unas declaraciones, “siempre razonables” de Esteban González Pons, después otro trocito de supuesta declaración de un agente policial en el juzgado. Se ensalzan la osadía del magistrado haciendo declarar a unos negociadores con los etarras – lo que no se dio nunca jamás- o inquiriendo sobre lo tratado con los sanguinarios  asesinos para ver si hay delito en una frase, en un gesto de los mediadores gubernamentales  o en una supuesta oferta a ETA de no detener, no meter en prisión y hasta de liberar presos con delitos de sangre. Da igual que todos, ellos y nosotros, sepamos sin una sola duda que los terroristas no lograran nada  en esta última negociación con Zapatero, como no lo lograron ni con Aznar ni con Felipe González. También parece lo de menos que nunca como ahora han sido apresados y desarticulados comandos y cúpulas de ETA. Da igual, es la hora y toca estruendo hasta el final. (Que se ate los machos, por cierto, el juez Pablo Ruz si de sus diligencias e investigaciones no resulta imputación, incriminación o resolución que satisfaga al todoinfluyente director de “El Mundo y al Partido Popular. Pasará de héroe de la justicia universal a villano al que hay que echar de la judicatura, véase el caso Garzón, en el que tanto tienen que ver tanto el periodista como el partido. Y que no se confundan, por favor,  la vil utilización política y las evoluciones de la caverna mediática con las ejemplares pesquisas  informativas de mi jefe Jaúregui y del compañero Manu Menéndez, así como otros muchos honestos compañeros de profesión,  por saber los intríngulis de la última negociación con ETA. Que ese es nuestro hermoso trabajo). En medio de la algarada se sitúa de nuevo Mariano Rajoy pidiendo explicaciones  y al borde de respaldar el estruendo de los tambores para que a) Zapatero se someta a una cuestión de confianza, b) se cese a Rubalcaba o c) se convoquen elecciones. Es como la vuelta atrás del congreso del PP de Valencia y del gran cambio de Rajoy. Después de perder las elecciones de 2008,  el líder popular soltó lastre: se quitó de enmendio a Eduardo  Zaplana y a Angel Acebes, permitió la salida de María San Gil, se aseguró que de que Jaime Mayor Oreja se limitara a trabajar en el Europarlamento y se sintió reconfortado de la marcha del ultra Jaime Ignacio del Burgo, al tiempo que dió instrucciones para acallar durante toda la legislatura las gracietas de Vicente Martínez Pujalte. Abusaron hasta la saciedad, con el consentimiento del líder popular, de la política antiterrorista para hacer oposición y solo convencieron al electorado más de ultraderecha. El cambio hacia el centro, buscaba un PP de rostro amable. Han sido Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal y también Antonio Basagoiti quienes han logrado que este partido no asuste entre electores templados. Pero  Rajoy siempre siempre dejó para contentar a los más ultras de sus seguidores, aunque en un segundo plano, a gente próxima a Jaime Mayor Oreja, a los “Ignacios”: Ignacio Gil Lázaro e Ignacio Cosidó. Ahora los dos cobran protagonismo y Rajoy se deja porque son oportunos para la labor de acoso y derribo al mirlo blanco socialista, el supervicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, portador al parecer de altos destinos sucesorios. Pero sobre todo resultan  útiles para la tamborrada de Pedro J. Ramírez y las obsesiones revanchistas de José María Aznar, Jaime Mayor Oreja y toda la caterva mediática de libertades digitales y compañía. Vuelve la tamborrada de crispación de la anterior legislatura, de utilización miserable del dolor de las víctimas, de la desunión ante los violentos. Estos etarratas que por el momento no matan y que saben que, ahora más que nunca, están a punto de desaparecer no nos quitarán la vida pero siguen destrozando nuestra convivencia. Aunque no son ellos en este caso los principales responsables. Solo sirven para la subsistencia, las luchas de poder, las intrigas y la justificación personal de los tamborileros. ¿Dejarán de aporrear el tambor cuando los ciudadanos vuelvan a votar o piensan seguir para siempre jamás mientras ETA exista y no gobierne el PP?
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