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Secretario General CC.OO. Madrid

Un luchador por la libertad: Amor Deus

viernes 29 de junio de 2007, 14:14h
Pensé dedicar este artículo a presentar las principales conclusiones del estudio de CCOO sobre la exposición laboral a productos químicos en la Comunidad de Madrid.  Sus datos son preocupantes porque ponen de relieve que cada día trabajamos en contacto con cientos de productos químicos que son reconocidamente peligrosos. Que no matan de inmediato sino por un contacto prolongado. Con bajas concentraciones de estos productos químicos, cancerígenos o mutágenos. Que matan lentamente, muy despacio y a largo plazo. A veces cuando el trabajador está ya jubilado y es muy difícil determinar el origen real de su enfermedad.

Cuando leía el estudio para presentarlo ante los delegados sindicales de CCOO llegó la noticia del fallecimiento de Manuel Amor Deus, primer secretario general de CCOO de Galicia.

Permitidme que os cuente algunas cosas sobre él y que él mismo os cuente otras que tienen más sentido y elocuencia que cuanto yo pudiera escribir sobre riesgos químicos.

Amor Deus nació en Ferrol en 1941, tenía pues 66 años. Ingresó en el astillero de Bazán cuanto tenía 14 años. Militante del PCE y de aquellas incipientes y clandestinas CCOO, fue miembro del jurado de empresa, llevó el peso de las negociaciones del convenio colectivo, fue despedido y detenido a causa  de su participación en las movilizaciones que desembarcaron en la manifestación del 10 de marzo de 1972, que terminó con las muertes de Daniel Niebla y Amador Rey, abatidos a tiros por la policía.

Detenido, juzgado, sometido a consejo de guerra y al macrojuicio de los 23 de Ferrol como dirigente de CCOO.  Encarcelado entre 1972 y 1976. Ya en la democracia fue el primer secretario general de CCOO de Galicia hasta 1988. Volvió a su puesto en la Bazán hasta que el 1992 le fue declarado una incapacidad permanente y total a causa de su enfermedad, la asbestosis, que terminan contrayendo los trabajadores que se encuentran en contacto con el amianto. Un material aislante cuyos efectos cancerígenos eran ya conocidos en los Estados Unidos, que reparaban sus barcos en la Bazán para evitar escándalos en su país.

Tras años de lucha ante los tribunales, hace pocos meses, en abril de este mismo año, obtuvo una sentencia que reconocía que su enfermedad fue causada por el amianto. La Bazán, hoy Navantia, fue condenada a indemnizarle con 36.000 euros. Poco precio y tardío por una vida. Poco coste para una empresa que conocía el peligro y no tomó medidas para evitarlo.

"Personalmente vengo desarrollando una lucha contra un tumor que padezco desde septiembre de 2004. Es un adenocarcinoma pulmonar producido por el amianto.  Lucha que a veces se me hace muy dura.

En septiembre de 2004, empecé tratamiento con quimioterapia, radioterapia y fármacos y logramos ganarle una batalla al tumor, pues sin alardes me permitió hacer una vida tranquila y normal. El tratamiento en si lo soporté bastante bien, aunque siempre se paga un peaje en este tipo de tratamientos.

Hace seis meses, en uno de los controles médicos, el tumor me visita de nuevo, y otra vez la batalla, la lucha. Otra vez el tratamiento; en esta ocasión mucho más dura que la anterior.

No sé si es la enfermedad, el cáncer, o es el tratamiento y la quimioterapia o todo junto.  O mi cuerpo que ya se resiente de tanto fármaco. Pero en esta ocasión estoy pasándolo francamente mal. Ya tuve que estar ingresado en dos ocasiones por insuficiencia respiratoria, infección de las vías respiratorias y un montón de complicaciones más, que afortunadamente y de momento van resolviéndose.

Ahora estoy en mi casa después de un mes en el hospital. Estoy recuperando fuerzas para poder continuar con el tratamiento. Me tienen conectado a una botella de oxígeno de la que no puedo prescindir. Tengo una buena reserva de estas botellas en mi casa.  En esta ocasión mi nivel de vida es bastante precario. Mi actividad se ha reducido al mínimo. Mi aseo personal se convierte en un trabajo penoso. Pero bueno, hay que seguir dando la batalla. Es lo que he hecho toda mi vida.

¿Qué delito hemos cometido los trabajadores para ser condenados a no respirar?  Acuso a quienes decidieron robar años de vida a la clase obrera, a quienes nos han robado algo tan fundamental como la respiración.

No se si el relato de mis miserias valdrá para algo, pero créanme, es necesario hacer frente a este problema-drama que padecemos miles de trabajadores, poner los medios a través de centros especializados, de ayudas sociales y de compensaciones económicas a que hubiera lugar. Nosotros no somos los culpables de esta situación, solo la padecemos. Somos las víctimas que piden justicia.

Porque señores, estamos hablando de vidas humanas, de enfermedades crueles y de familias rotas, llenas de sufrimiento. Estamos hablando de la muerte".

En este entrecomillado, Amor Deus, un luchador por la libertad, un enamorado de la vida, explicaba así lo que nunca deberemos olvidar.
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