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Debate del Estado de la Nación

El último 'gran duelo'

El último 'gran duelo'

  • Zapatero intentará evitar que el terrorismo empañe su “buena gestión” de gobierno

domingo 01 de julio de 2007, 11:10h
José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se enfrentarán entre los días 3, 4 y 5  de julio en el Debate del Estado de la Nación al último 'gran duelo' que ambos líderes mantendrán en el Congreso de los Diputados en esta legislatura. El terrorismo y el frustrado proceso de paz centrarán, para disgusto del presidente del Gobierno, buena parte del 'cara a cara' parlamentario, tal y como ha confirmado el propio líder de la oposición tras la última reunión que mantuvo con la Junta Directiva de su partido. En la Moncloa querían evitar que este asunto empañara la “buena gestión” que ha realizado el Gobierno impulsando medidas sociales de “gran calado” y logrando que nuestro país tenga en estos momentos una economía “saneada y en alza”, según presumen los socialistas. Queda por saber si antes del debate lograrán  pactar que no haya excesiva tensión.

Sin embargo, este empeño de Rajoy de forzar a Zapatero a dar explicaciones sobre sus ‘pactos secretos’ con ETA y de introducir de nuevo el terrorismo en su discurso contra el Gobierno no ha pillado por sorpresa a nadie: ni al propio presidente, ni a los dirigentes del PSOE ni al resto de los grupos del arco parlamentario en donde ya se lo esperaban. “Desde el mismo momento en que Rajoy bajó los escalones de la Moncloa después de verse con Zapatero sabíamos que el ‘pacto de no agresión’ que teóricamente había sellado no iba a durar mucho”, asegura con cierta amargura un veterano diputado socialista que lamenta que los ciudadanos vayan a visualizar de nuevo la profunda división que existe en la lucha contra ETA entre los dos grandes partidos. Los más pesimistas incluso cruzan los dedos para que el debate “no venga, además, condicionado por un atentado”.

Zapatero, evidentemente, no va a soslayar el asunto. En su intervención inicial volverá a reiterará que ha sido ETA la que rompió el alto el fuego con el atentado de la T-4  el 30 de diciembre del año pasado, en el que murieron dos ecuatorianos, y la que “recientemente ha exteriorizado esa ruptura amenazando explícitamente a todos los ciudadanos”, según adelanta el comunicado del Gobierno enviado la semana pasada al Congreso. Después de dejar claro que el Gobierno mantendrá “su más firme determinación de velar por la libertad y la seguridad de todos”,  exhortará a que la lucha antiterrorista no se convierta  “en ámbito de polémica y confrontación política” por lo que reclamará una vez más “el apoyo de todos” mostrando así mismo “disposición a compartir información y estrategia básica con todos los grupos parlamentarios”.

A partir de ahí, todo dependerá de la senda que marque Mariano Rajoy en su discurso y en sus réplicas. “El presidente está muy enfadado y dolido por el daño que ha hecho Rajoy con este tema, pero no va a volver a repetirle los reproches que ya le ha hecho en multitud de ocasiones”, dicen en el PSOE.

No obstante, los socialistas no creen que durante este último y crucial debate Rajoy emplee palabras tan duras como las que utilizó en el primer duelo que protagonizó en 2005, en el que llegó a acusar a Zapatero de “haber traicionado a las víctimas”.

Rajoy exigirá ZP que no negociar más con ETA

Pero en las filas populares  tampoco quieren que su líder caiga en la ingenuidad de no sacar a relucir “uno de los asuntos que más preocupan a los ciudadanos”, como hizo al año siguiente, en 2006, viéndose desbordado por las circunstancias en el debate de las resoluciones en el que el PNV presentó un texto de apoyo al diálogo sin exclusiones, en alusión a Batasuna . Entonces, Rajoy salió a la palestra para dar por rota“toda relación con el Gobierno” y le retiró de forma desabrida el apoyo que venía prestándole sobre política antiterrorista.

Según sus estrategas, Rajoy dejará sentadas las bases en las que debe sustentarse la cooperación con el Gobierno: claridad y firmeza contra ETA. Pero si el presidente no se compromete durante el debate a  no negociar más con la banda, el PP ya ha advertido que presentará una resolución en este sentido.

En Génova ya tienen perfilado los ejes del discurso del líder. En esta tarea participa un amplio equipo de personas de las diferentes áreas del pàrtido, desde Soraya Sáenz de Santamaría, José Maria Lasalle, Francisco Villar, a Ignacio Astarloa o Miguel Arias Cañete.

Pero el terrorismo no será el único frente de batalla.La política exterior será flanco de ácidas criticas, a lo que Rajoy unirá la ‘incoherente’ política de defensa con el trágico atentado terrorista sufrido por las tropas españolas en Líbano que están “en misión de guerra”. A esto hay que añadir la política educativa con la imposición de la asignatura ‘Educación para la Ciudadanía’, que los populares rechazan de plano. O la decisión del PP de presentar un recurso de inconstitucionalidad a la Ley de Igualdad, uno de los proyectos‘estrella’ de Zapatero, junto con la Ley de Dependencia.

Que los salarios no pierdan poder adquisitivo

Pese a que los datos macroeconómicos son buenos, Rajoy reprochará al presidente que este ‘bienestar’ no se refleja en la economía real de los españoles, basándose en la pérdida de competitividad de nuestras empresas en el exterior, la subida de tipos de interés, el encarecimiento de la vivienda o el aumento de la inflación, e ironizará con la subida de las tarifas eléctricas que el presidente se ha visto en la necesidad de frenar.

Según ha podido saber este diario, Zapatero, al que le gusta dar siempre alguna sorpresa, tras conocer que España es el único país de la OCDE que en los últimos diez años registra un retroceso en el poder adquisitivo de los salarios mientras los beneficios empresariales suben, podría comprometerse a garantizar que en el futuro aumenten el mismo porcentaje que del IPC.

En el PSOE saben que el líder de la oposición saldrá al ‘ruedo’ crecido, convencido de que puede ganar las próximas elecciones generales mientras reconocen que Zapatero no atraviesa un buen momento político, no solo ya por el abrupto fracaso del proceso de paz, en el que tenía puestas todas sus esperanzas, sino también porque a nueve meses escasos para las generales queda poco por ‘vender’ salvo “unos pocos flecos” como algunas reformas jurídicas.

Los socios del Gobierno se distancian

Además, los socios preferentes del Gobierno– ERC e IU- , por cuestiones de estrategia electoral, han comenzado a marcar distancias, al igual que los grupos nacionalistas, CiU y PNV, sumidos en crisis internas. Todos andan además con la vista puesta en la ‘tajada’ que puedan lograr durante la negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado, que ya se han iniciado.

Esquerra, pese a que no apoyó el Estatut, exigirá su aplicación, reclamando que se que ejecuten las inversiones previstas para Cataluña y más ‘agilidad’ en el traspaso del aeropuerto del Prat. Según Joan Tardá, el apoyo a las PGE de su grupo quedará condicionado a este cumplimento. Los republicanos no se olvidarán de la Ley de Memoria Histórica, que no han apoyado al no contemplar la anulación de los juicios del franquismo. Claro que el presidente tampoco va a hacerles muchos “guiños” ya que hace tiempo que quiere quitarse el lastre de un partido que solo le genera problemas tanto en Madrid como en Cataluña. 

El líder de IU, Gaspar Llamazares, además de reprochar al jefe del Ejecutivo su “política económica continuista con la de Aznar” para que no ha buscado a la coalición sino el respaldo de CiU y PNV , incidirá sobre todo en “los errores y en la debilidad” demostrada por Zapatero en política exterior, sacando a colación el temas de Sáhara, los vuelos de la CIA y el mantenimiento de nuestras tropas en Afganistán. Sobre Líbano, sin embargo, no habrá críticas.

El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, se centrará tanto “en el incumplimiento del nuevo Estatut, como en la insuficiencia de medios para afrontar las políticas de dependencia, pasando por las bases poco sólidas de nuestro crecimiento económico”. También incidirá en “la inexistencia de un debate y propuestas de política energética o la necesidad de cambiar el rumbo en la política de inmigración”. Durán añade que “lógicamente, CiU va a seguir haciendo una apelación a la unidad frente al terrorismo”.

En este punto, el PNV parece decidido a presentar alguna resolución conminando al Gobierno a que de por superada la Ley de Partidos. Además, los peneuvistas van a estar muy pendientes de lo que ocurra en Navarra y Álava, en donde quedan por cerrar acuerdos de gobierno entre nacionalistas y socialistas. Dependiendo de cómo evolucionen los acontecimientos el portavoz del grupo, Josu Erkoreka modulará o endurecerá su discurso.

Diez minutos más de propina

El debate comenzará a las doce del mediodía del martes con la intervención del presidente del Gobierno, que no tiene límite de tiempo. A las cuatro de la tarde subirá a la tribuna Mariano Rajoy al que replicará Zapatero, sucediéndose réplicas y dúplicas entre ambos lo que consumirá buena parte de la jornada. El debate continuará con la intervención de los portavoces del resto de los grupos, de mayor a menor. La novedad en esta ocasión es que dispondrán de diez minutos más en su primera intervención, pasando de 30 a 40 minutos, a los que se suman otros diez de réplica y cinco de dúplica. Otra añadida será que por primera vez no hablará en nombre de CC ningún portavoz ya que el grupo ha quedado disuelto al abandonarlo Román Rodríguez, de Nueva Canarias, y sus integrantes han pasado al Mixto. 

Dado que no dará tiempo a que hablen todos y a que el presidente les conteste, el miércoles a las nueve de la mañana se reanudará la segunda sesión del debate. El jueves se dedicará a la presentación de resoluciones – diez como máximo por grupo- y a su votación.

Lo que parece claro es que todos los portavoces plantearán el debate como una “revisión de final de curso” .

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