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Otras historias

lunes 20 de junio de 2011, 08:55h
   Además de los grandes asuntos de los que venimos hablando en estos días (la grave situación económica, la protesta de los indignados, el relevo en los gobiernos municipales y autonómicos), hay una España en que se producen otros muchos episodios entrañables, con visión de futuro, convocados por la sociedad civil, y que demuestran que, más allá de la política, también hay vida, y una vida muy animada y esperanzadora.     Por poner un ejemplo: a finales de la pasada semana celebramos en León una reunión entre el patronado de Las Médulas (con cuya presidencia me han honrado hace años) y la Universidad para defender y promocionar ese paraje arqueológico, de origen romano, y declarado por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad”. Hemos vivido en propia carne que estas solemnes distinciones, vengan de la Naciones Unidas o de donde vengan, no sirven por sí mismas, si no hay una verdadera conciencia del valor de este yacimiento de oro, que ha formado un paraje singular, y un punto de encuentro cultural, académico y turístico. Pues bien: pese a la maldita crisis, que tantas iniciativas frena o limita, tenemos la satisfacción de habernos encontrado con una reacción positiva tanto por parte del rector leonés, José Ángel Hermida, que se ha comprometido a desarrollar un “máster” de Ordenación del Territorio en el entorno de la antigua mina de oro romana, como por parte del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que procurará los mejores cuidados para la limpieza y la puesta al día de este paraje singular.      Y otra historia del pasado fin de semana: el homenaje en Salamanca, y a título póstumo, a José Andrés Hernández, un hombre que lo fue todo en la radio española, que en sus tiempos de director general de la COPE consolidó a esta cadena de emisoras y la llevó a su mejor época, toreando, como buen salmantino, presiones cardenalicias, rutinas enquistadas, y apostando por la libertad de expresión. Todo un maestro y todo un amigo, que ejerció lo mejor del oficio de la comunicación; que hizo y que dejó hacer; que formó equipos excelentes; que se mantuvo siempre a la luz de la sombra, y que hoy está, por derecho propio, tanto en la mejor historia de la radio como en la memoria y la gratitud de quienes fuimos sus compañeros.      En fin, amigos, que hay que salir de vez en cuando a la amplia y plural España, a la excelencia de lo provinciano  (nada peyorativo en este término, porque lo provinciano es universal), y porque no todo es Madrid ni todo es Barcelona. Porque  en la España del fulgor del silencio, de la discreción más profunda y más íntima, también hay muchas hermosas historias que contar. > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo:
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