lunes 27 de junio de 2011, 12:27h
Un mes y pico después del brote primaveral del movimiento del 15M siguen corriendo ríos de tinta al respecto. Los medios de comunicación no han parado, ni paramos, para muestra baste un botón, de hablar de éste inicio entusiasta de algo que aún no sabemos bien bien adónde nos va a llevar o qué significado podrá tener cuando, con el paso del tiempo, hagamos una lectura retrospectiva de éste movimiento social.
Si trazamos una perspectiva de lo sucedido hasta la fecha, convendremos que, en líneas generales, los indignados han sabido plasmar una trayectoria convincente y coherente, a pesar de los infiltrados violentos y reventadores, de todos los colores y tendencias, que han tenido y siguen teniendo entre sus filas.
Esta circunstancia era de prever, y es la consecuencia directa de todo lo negativo que ha ocurrido hasta ahora y que, si nos atenemos a las manifestaciones pacíficas y ejemplares del pasado 19J, parece inicialmente superado. Si los indignados no quieren defraudar a sus crecientes seguidores, no conviene bajar la guardia.
Hay quienes han definido éste movimiento social como una auténtica revolución, no seré yo quien les niegue la razón, más aún si tenemos en cuenta como definen los diccionarios dicha palaba: "Revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato. Se establece la revolución como una idea cambiante debido a lo que las circunstancias merezcan en el momento, sus causas pueden ser económicas, culturales, religiosas, políticas, sociales, militares, etc."
Más aún, cada día es mayor el número de quienes, a la hora de establecer comparaciones, equiparan el 15M con el mayo francés del 68. Y, si nos dedicáramos a revisar con más calma la historia, podríamos ver que el paralelismo es bastante certero, aunque no ocurra lo mismo con las formas. Aquéllos -jóvenes estudiantes y trabajadores que lucharon contra Charles De Gaulle- recurrieron a la fuerza montando barricadas y ofreciendo fuerte resistencia a las cargas policiales; éstos, los del 15M, -salvo las agresiones ante el Parlament de Catalunya, de las cuales se había desvinculado la organización desde primeras horas de la mañana en diferentes comunicados de prensa-se sientan con las manos al aire como Gandhi, con la fuerza de la razón y sus razones expuestas en propuestas y reivindicaciones que cada día están más y mejor expresadas.
La historia también es la que dice que en movimientos que han nacido desde el anonimato, sin responsables claros como es el caso, el paso del tiempo acaba transformando la necesidad en solución y hace aparecer a sus líderes. En el caso francés, tres nombres que encabezaron el movimiento fueron los de Daniel Cohn-Bendit, Alain Geismar y Jacques Sauvageot. En la actualidad tan sólo el primero sigue ejerciendo de político en un grupo ecologista.
¿Qué ocurrirá en el caso español? Yo no dejaría muy lejos la revisión de aquel mayo del país vecino, porque los motivos y la movilización, con la gran diferencia de que entonces no había internet, ni redes sociales, es mimético y las peticiones realmente paralelas.
En el 68 francés las protestas fueron iniciadas por grupos estudiantiles de izquierdas contrarios a la sociedad de consumo, ahora y aquí es más de lo mismo, pero contra la crisis global; a los jóvenes franceses se unieron grupos de obreros industriales, aquí ha sido la mayoría social afectada por la crisis la que se ha unido o ha manifestado estar de acuerdo con las reivindicaciones y, finalmente, en Francia también se unieron, de forma menos entusiasta, los sindicatos y el Partido Comunista Francés, mientras que el 15M, de momento se ha mostrado en contra de cualquier propuesta de contenidos políticos, y los políticos ven en el movimiento una gran amenaza y no saben cómo responder.
Como resultado del 68, en Francia, tuvo lugar la mayor revuelta estudiantil y la mayor huelga general de la historia de Francia, y posiblemente de Europa Occidental, secundada por más de 9 millones de trabajadores. Aquí se ha exportado el movimiento de los indignados, y ya se ha hablado de convocar una huelga general...
Por cierto, paradójicamente en las elecciones que se realizaron en el país galo tras las movilizaciones del 68, los más beneficiados fueron los grupos conservadores. Para estudiarlo desde la izquierda detenidamente, ¿no?
Decía en mi anterior artículo "dadles tiempo", y creo que no me he equivocado. Esto va a dejar huella y, a pesar de su pacifismo el resultado va a ser cruento. Lo que no me explico es ¿por qué los grupos políticos españoles juegan todos a la defensiva de forma conjunta y colegiada, y no intentan algún otro movimiento más inteligente, más político y menos leñero?, que para eso son profesionales.