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Venecuba vs. Municipio Baruta

Venecuba vs. Municipio Baruta

martes 09 de agosto de 2011, 20:15h
Aguarden un momento. ¡No todo es malo! Hay otra cara de la moneda. Hay otra Venezuela posible Venezuela es un país en conflicto. Cada día se realizan infinidad de protestas de trabajadores públicos o empresas nacionalizadas cuyo personal no ha recibido sus pagos, al igual que ciudadanos desengañados, víctimas de promesas incumplidas. La TV vive encadenada -a veces por horas- mientras un fulano que se cree dueño y señor de vidas y haciendas trata de imponernos, a como dé lugar, un socialismo detestable que nos quiere llevar a Cuba -ese mar de la felicidad- que de acuerdo con las encuestas nadie desea. Nos sentimos mudos e impotentes testigos ante la destrucción progresiva de las instituciones democráticas: la separación e independencia de los poderes (Montesquieu: "le pouvoir arrête le pouvoir") y tantos otros conceptos que habíamos internalizado y que formaban parte de nuestros sistema de vida tal como el respeto a la propiedad privada, la libertad de expresión y la existencia de unos tribunales que, mal que bien, eran capaces de impedir la anarquía. Y desde luego está la inseguridad. Ese monstruo de mil cabezas que ha engullido a centenares de miles de vidas ante la mirada incompetente e impávida de las autoridades. La escasez, la inflación -quizás la más alta del mundo-, un aparato productivo en ruinas, la industria petrolera destartalada. Y para colmo la omnipresente figura de ese fulano -ahora calvo- que demuestra su desprecio por los profesionales venezolanos, al extremo de que se trata sus males en un país donde los adelantos de la oncología hay que estudiarlos recurriendo a la paleontología. Desprecio que por cierto se extiende a otras profesiones con escenas que nos turban en lo más profundo de la conciencia al observar (por primera vez en nuestra historia, ya sea precolombina, colonial o republicana) a un grupo de militares, rodilla en tierra, como recibiendo a un dios que baja del Olimpo. Todo lo anterior nos hunde en una suerte de depresión colectiva. Pero aguarden un momento. ¡No todo es malo! Hay otra cara de la moneda. Hay otra Venezuela posible. La oposición está reaccionando y la MUD se está organizando. La historia, como suele hacerlo, nos está planteando el reto de eventos inesperados que pudieran llegar a cambiarlo todo. Hay razones para ser optimistas. Veamos la Venezuela que será en vez de la que es. Es un país lleno de oportunidades para los jóvenes que con su esfuerzo tendrán que desempeñar un rol relevante en la reconstrucción que se avecina. Es un país donde a través de un acuerdo social se alcanzará la seguridad jurídica que permitirá que miles de millones de dólares sean invertidos, creando millones de empleos, construyendo centenares de miles de viviendas, reconstruyendo las instituciones hoy desmontadas. Un Estado que se ocupará de sus funciones propias y que dedicará sus recursos a los venezolanos antes que a Cuba, Bielorrusia, Nicaragua, Bolivia, etc. ¿Puede todo eso ocurrir? ¡Claro que sí! De hecho, si en lugar de observar los males macro que nos acosan, yo bajase la mirada a mi propio vecindario, allí puedo encontrar la Venezuela que yo quiero para mis hijos. Voy a citarlo aunque sea a modo de ejemplo: Vivo en el Municipio Baruta. En una urbanización cuyas calles fueron todas recientemente asfaltadas. El aseo urbano recoge varias veces a la semana la basura. Con las últimas lluvias se produjo frente a mi casa un deslave que amenaza con interrumpir la vía e incluso con el derrumbe de algunas casas. Pues bien, la alcaldía se hizo presente de inmediato y ya está iniciando los trabajos para resolver el problema. De la seguridad, no tengo nada que quejarme. ¡Al contrario! Todo el tiempo pasan patrullas y policías motorizados que se detienen y preguntan con educación si todo está en orden. Las calles están limpias y las aceras son barridas. Regularmente los árboles son podados y sembrados y la grama mantenida. El pago de los impuestos se facilita gracias a unidades móviles que se estacionan en sitios accesibles a los vecinos. En esas mismas unidades se pueden obtener con facilidad documentos tales como constancias de residencia, fe de vida, etc. A la vez, el alcalde está demandando ante el TSJ la nulidad de la llamadas Leyes del Poder Popular que pretenden crear un Estado paralelo que concentraría todo el poder en el hombre calvo. En fin, ese es sólo un ejemplo de que la Venezuela que todos queremos sí se puede lograr. Si Gerardo Blyde ha podido lograrlo en Baruta, no me cabe la menor duda de que nuestro candidato unitario a la Presidencia de la República también podrá lograrlo. [email protected] @josetorohardy
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