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¿Se piensa el voto?

¿Se piensa el voto?

lunes 19 de septiembre de 2011, 18:28h
"Las cosas cambiarán cuando la pregunta que nos hagamos no sea por quién, sino por qué votar" El 7 de octubre del año que viene... ¿elegiremos un nuevo Presidente o reelegirán al que ya está, que por los vientos que soplan, piensa estar allí hasta el 2031? ¿Qué piensa la gente cuando elige un Presidente? O mejor dicho... ¿qué no piensa la gente cuando lo va a elegir?... Porque con lo que hemos vivido lo que resulta obvio es que la mayoría no piensa por qué vota. Yo sé que el voto tiene un fuerte componente emocional, pero... ¿será posible que en algún momento apartemos la pasión y nos preguntemos por qué votamos por alguien? Tomemos tres de los problemas que nos aquejan y analicémoslos: Primero tomemos la inseguridad. Yo quiero un Presidente no solo con la decisión de erradicar el hampa, sino que -sin complejos- se rodee de los expertos en el tema para lograrlo. El ejemplo del alcalde Sergio Fajardo Valderrama en Medellín es digno de imitar. Medellín era una ciudad tanto o más peligrosa que Caracas, con una geografía muy similar, y las políticas del Alcalde disminuyeron dramáticamente las cifras delictuales. Aquí, esas cifras no han hecho sino crecer exponencialmente en estos trece años, y el Presidente que tenemos mira hacia otro lado. Segundo, la salud. Yo quiero un Presidente que sienta que no puede viajar adonde le plazca, ni ponerse inyecciones de oro para curarse sus enfermedades, mientras exista esa dolorosa realidad de los hospitales que a diario se estrella contra millones de pacientes que deben esperar para ser atendidos, que son mal atendidos y que a la larga no son atendidos porque no hay insumos, no hay camas o los aparatos no funcionan... o todas a la vez. El tercero es la vivienda. Yo quiero un Presidente que aterrice y se dé cuenta de que el camino que ha tomado no es el correcto, porque habiendo expropiado más que todos los gobiernos de las décadas pasadas juntos, habiendo nacionalizado las cementeras y renacionalizado Sidor, estamos endeudado hasta los tequeteques (le debemos hasta la manera de caminar a los chinos) y el déficit habitacional no hace sino crecer. Yo quiero un Presidente que tenga humildad para reconocer las cosas que no sabe. Que sea prudente y escuche. Que hable poco y haga mucho. Que no tenga complejos ni resentimientos, que tan mal aconsejan a quienes los sufren. ¿Es tan difícil meditar sobre las razones sobre por qué votar? @cjaimesb
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