La muerte de Polanco

Naturalmente, en sus propios medios informativos, la noticia de la muerte de Jesús de Polanco ha merecido atenciones amplísimas y toda suerte de alabanzas y reconocimientos. Pero también en el resto de los medios, incluidos los que en algún momento pudieron ser más hostiles hacia el grupo de Polanco, se ha dado un tratamiento exquisito a la figura de este personaje desaparecido, cuya muerte indudablemente ha conmocionado  al mundo político, cultural y  económico.

   Nadie duda de la influencia de Polanco en cualquier sector de actividad en las últimas décadas, y particularmente desde sus grandes medios, El País, la Ser, y muy recientemente la cadena televisiva Cuatro. Aún está próxima la declaración en la que Polanco expresó la preocupación que le producían algunos mensajes de dirigentes del PP, en los que veía poco menos que llamadas a alguna clase de "alzamiento nacional", con la correspondiente reacción del PP de suspender de su publicidad a los medios del grupo Prisa. No han sido abundantes, precisamente, los dirigentes del PP que acudieron a dar el pésame  a la familia, salvo Ruiz Gallardón, que siempre mantuvo una particular buena relación con el personaje y sus medios de información. El diario de Polanco, al dar cuenta de su muerte, ha querido señalar precisamente que "en los últimos meses de su vida, Polanco sufrió un ataque en toda regla de lo sucesores de Aznar". ¿Era Polanco próximo al PSOE? Ciertamente, en muchas de las actuaciones, actitudes y mensajes de sus medios informativos, en particular El País, ha sido clara la disposición favorable hacia los gobiernos socialistas. En sus páginas ha escrito de manera frecuente Felipe González,  y Rodríguez Zapatero no ocultó la simpatía ni sus elogios al desaparecido empresario. Dijo tras visitar la capilla ardiente que había sido  "una persona decisiva  para las libertades públicas de este país y una persona muy importante  en la democracia". No hay duda de que muchos planteamientos del gobierno socialista  han venido contando con el decisivo apoyo de los medios de Polanco, e incluso podría afirmarse que esos planteamientos han sido explicados, divulgados y defendidos por tales medio en mayor medida que por los medios del propio gobierno y sus portavoces.

   En todo caso, queda bien a las claras que don Jesús no era, ni mucho menos, 'un cualquiera', ni tampoco que su obra vaya a desaparecer con él. Nos ha dejado, tras dolorosa enfermedad, un ciudadano de gran relieve, comprometido con su tiempo, y que puso a disposición de la democracia los medios que llegó a poseer.