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Off the record - 7 septiembre 2007

Off the record - 7 septiembre 2007

viernes 07 de septiembre de 2007, 07:23h

CADA UNO EN SU SITIO

Sorprenden algunos comentarios críticos al respaldo prestado por Emilio Botín al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, durante la visita a la ciudad financiera del Grupo Santander. El protocolo y desarrollo de la visita fue por cierto todo un espectáculo de diseño y calidad de comunicación, asignatura que los responsables del Santander dominan sin duda mejor que los de otras grandes entidades financieras.

Uno de los más importantes abogados de Madrid lo expresaba anoche con claridad ante un selecto grupo de invitados, políticos y profesionales de derechas: “¿Qué otra cosa debe –y ponía énfasis en el “debe”– hacer el presidente del primer Banco español, sino aportar a sus accionistas y clientes la tranquilidad de buenas relaciones con el poder político de turno, sea del signo que sea? ¿Alguien en sus cabales puede imaginar al líder de la banca privada generando inquietud o alimentando incertidumbres? Esto es de manual”. Le sobran razón y buen sentido al ilustre letrado.

Rodríguez Zapatero rebosaba satisfacción. Pero tampoco es probable que se llame a engaño. De la misma manera que Botín cumplía con su obligación como banquero de expresar confianza en la economía española, el presidente del Gobierno sabe que la crisis no depende de palabras, gestos ni voluntades políticas, sino que tiene su propia dinámica interna sobre una arquitectura de hechos y realidades.

 

NINGUNA DUDA YA: CAMBIA EL CICLO

Una cosa es “el espejo de Alicia” y otra muy distinta que realmente no se vea lo que hay a este lado de la repisa de la chimenea. Seguro que Rodríguez Zapatero sabe, pero no tiene otra opción que negarlo a tan pocos meses de las urnas, que la recesión ya no es una hipótesis de trabajo, sino que está ahí, a la vuelta del recodo y que muchos votos van a depender de cuándo, cómo y de qué manera se vaya haciendo visible.

Como todo razonamiento dialéctico, el de la economía es dual. ¿Son potentes, sólidos y bien gestionados los Bancos y Cajas de nuestro país? Sin la mejor duda, de los mejores de Europa, y no sólo las grandes entidades, sino también muchas de las medianas y pequeñas. En su tramo estrictamente bancario ¿son buenas, sanas y bien medidas la gran mayoría de las hipotecas en nuestro país? Desde luego que sí, pero sin que ello impida la inevitable llegada de la crisis hipotecaria, avanzadilla de una crisis financiera controlable, pero de cierta envergadura, que también llegará.

 

…MIENTRAS SOLBES SE VA

El mismo día, convergencia de dos malas noticias. Ninguna de ellas es oficial, pero los que al menos tienen motivos para saber, las dan por ciertas. Malas noticias para el país, buenas por ejemplo para los ya casi olvidados chicos del clan Intermoney y sus lucrativos entornos. Solbes se va, pierda o gane el PSOE. Rato no viene, pierda o gane el PP. Entre los dos hicieron seria la política económica española desde 1994 y entre los dos han dirigido la más prolongada etapa de modernización y crecimiento continuado del país desde hacía muchas, muchas décadas.

La decisión del primero parece irreversible. Personas cercanas al vicepresidente afirman que el prudente y socarrón Solbes ha agotado su inmensa capacidad de disciplina y silencio. Guardará silencio y mantendrá la disciplina de partido, pero la práctica de ambas virtudes le será más cómoda viendo los toros desde la barrera.

 

...Y RATO SE HACE ESFINGE

En lo de Rato, artífice del “milagro económico” español, hay variables que todavía mantienen un margen de incertidumbre. Me aseguran dirigentes muy próximos a Mariano Rajoy que el actuar líder y candidato del PP está decidido a “echar el resto” para proporcionar a sus electores lo que visiblemente le piden, que es la compañía de Rodrigo Rato. No es fácil, y lo sabe, pero lo intentará.

Es cierto, y en esta sección se contó desde el primer momento, que Rato deja el enorme relumbrón del FMI y regresa a España por dos razones verdaderas, que son las que él mismo dijo, es decir, por razones personales y familiares. Pero no es menos cierto que es un animal político con todas las consecuencias.

Difícilmente se resistiría Rodrigo Rato a un llamamiento expreso y público, porque sabe que ningún riesgo hay para su futuro profesional por dedicar unos años más a completar la modernización económica de España.

 

NO TODOS CONTRA RUIZ-GALLARDÓN

Tampoco lo de Ruiz-Gallardón está cerrado, por mucho que se empeñe el ala fundamentalista de Génova. Un dirigente gallego muy de la línea de Rajoy se manifiesta casi más divertido que molesto por los dos últimos y curiosos argumentos seudo-sociológicos esgrimidos contra el Alcalde de Madrid. “¿Qué significa eso de que su presencia como diputado provocaría un debate sobre la sucesión de Rajoy? Y ya como de broma ¿qué es eso de que el 80% de los electores del PP ven mal que los alcaldes de grandes ciudades sean diputados?

Recuerda que “ya se excluyó de la vida política a muchos excelentes profesionales con unas incompatibilidades que parecen hechas para funcionarios administrativos… ¿Más incompatibilidades todavía? ¿Es que los madrileños no van a querer que su Alcalde sea una figura política nacional?”. Y sale a los medios Gabriel Elorriaga, que es como si fuera Rajoy mismo, y recuerda que Ruiz-Gallardón es el político mejor valorado por el conjunto de los electores españoles.

 

UN TÓPICO VÁLIDO: SUMAR Y NO RESTAR

Por cierto que en un delicioso restaurante madrileño, que no citaré para no dar ocasión a los vecinos del On the record para que vuelvan a definirme como un “clásico pudiente que va a restaurantes de cinco tenedores”, se comenta la excelente entrevista a Gabriel Elorriaga en Canal Plus. Excelente por la buena mano y las preguntas del entrevistador, el serio y riguroso Antonio San José. Pero excelente, sobre todo, por la claridad de las respuestas y el equilibrado discurso del responsable de comunicación del PP.

Elorriaga desgrana datos y programa, y lo hace con moderación y firmeza. Un centrista en estado puro, y espero no perjudicarle con esta definición. Con toda evidencia, Elorriaga no está en las pequeñeces del fragmentarismo, sino todo lo contrario. Elogia lo mismo a Ruiz Gallardón que a Esperanza Aguirre, a Rodrigo Rato que a José María Aznar, y no con el cómodo recurso a los halagos, sino con la precisa descripción de las cualidades de cada uno de ellos y de lo que aportan al partido
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