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España, en fiesta

España, en fiesta

miércoles 12 de octubre de 2011, 09:40h
Uno dice la palabra España, pueblo que hoy celebra su fiesta nacional, y le vienen a la mente, en tropel, muchas sugerencias, de todos los colores y de tiempos muy diversos, referidas a este gran país en que nos asentamos cuarenta y cinco millones de habitantes... España, madrastra de sus hijos verdaderos, acogedora patria para el corazón, sueño de los emigrantes y de los exiliados que sintieron desde Argentina o desde la India lo que Rafael Alberti escribió:

"Hoy las nubes me trajeron/ volando el mapa de España./ ¡Qué pequeña sobre el río/ y qué grande sobre el pasto/ la sombra que proyectaba!".

    Y veamos los proverbios y cantares de Antonio Machado sobre la dificultad de ser español:

   "Ya hay un español que quiere/ vivir, y a vivir empieza/ entre una España que muere/ y otra España que bosteza./ Españolito que vienes/ al mundo, te guarde Dios./ Una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón".

    La España de charanga y pandereta, la España de la rabia y de la idea, la España que alborea o que anochece, ¡tantas Españas en la plural España! ¡Tantas historias de la mejor o de la peor España, caminos transitados por frailes y guerreros, hazañas que un 12 de octubre, como hoy, de hace más de quinientos años nos llevaron al Nuevo Mundo. Y tantas veces el pueblo el rebeldía, tantas veces la patria por los suelos; España que pasa en un santiamén de la bata de cola al vestido de luto, de la alegría de vivir al dolor e los fratricidios, del tablao al velatorio, y del cirio al palo.

    En este Día de España pensamos en las estrecheces de los tiempos presentes, en tantos compatriotas en quienes han anidado la pena y el desamparo, en los nostálgicos de aquellos siglos en que en el Imperio español no se ponía el sol, mientras la peste o la hambruna mordían la humilde hidalguía de las ciudades amuralladas.

    ¿Por qué, con tanta historia en común y con tantos corazones que reman en la misma dirección, a veces se caen los palos del sombrajo sobre el orgullo de ser españoles? ¿Por qué en muchas ocasiones nos llevamos mal, o nuestro diálogo es de sordos, o ponemos la violencia en el lugar sagrado que le corresponde a la palabra? Somos un gran país, admirado por todo el mundo, que es destino para personas llegadas desde los cuatro puntos cardinales y desde los cinco continentes. Sin embargo, se echa de menos esa satisfacción, sólida, seria, sin grandilocuencia, de ser españoles. Ser español, y aún con la que está cayendo, es una de las maneras más hermosas de ser libre. Pero no es algo que se hereda: es algo que hay que ganar a cada instante.
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