No, hoy no voy a hablar de España

Habitualmente suelo redactar este resumen de los acontecimientos semanales refiriéndome a lo que ha sucedido en España. Hoy, aparentemente, voy a romper esa costumbre, porque quisiera destacar, sin comentarlos demasiado, cuatro puntos de la actualidad internacional. El lector, avisado y avispado como es, comprenderá por qué.
 
Primer punto: muchos miles --prefiero no cuantificar ¿cientos de miles?¿contabilizamos hasta el millón?-- de personas, jóvenes en su mayoría, se han lanzado a las calles de casi ochocientas ciudades pidiendo un 'cambio global'. Que no es, en puridad, un cambio total, ni un rechazo generalizado al sistema --quiero creer--, pero que también es un grito contra los cambios cosméticos, lampedusianos, con los que muchos gobernantes quieren acallar el clamor..
 
Segundo punto: este domingo se celebra en Francia, país vecino de otros países, la segunda vuelta de las elecciones primarias para elegir al candidato socialista al Elíseo. En la primera vuelta participaron dos millones de votantes, que pagaron un euro por poder decidir el nombre de quien ellos preferían que concurriese en la carrera presidencial, en lugar de conformarse con que les den las listas hechas, cerradas y bloqueadas.
 
Tercer punto: las agencias calificadoras, esas a las que nadie controla, se han lanzado en tromba contra algunos de los más importantes bancos europeos, y nadie, en los gobiernos de la UE, ha salido a replicar con la contundencia que entiendo que hubiera sido necesaria a tanta arbitrariedad.
 
Cuarto punto: dimite el ministro de Defensa británico, Liam Fox, por favorecer a un amigo 'comisionista'. Realizó dieciocho viajes al extranjero con su 'asesor', que cobraba de 'lobbies' euroescépticos. Algún periódico de por acá, malintencionado sin duda, titulaba 'cae el ministro que apadrinó a un amigo'
 
¿Ve usted como he logrado hacer un resumen de la semana sin hablar de la política española? O no, que diría aquel...
 
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